Por Pablo Setién

PARA CUANDO ME VAYA

En el reciente funeral civil del poeta antifascista Vidal de Nicolás (1922-2016) unos emocionados compañeros y compañeras de Unificación Comunista de España colocaron junto al ataúd una corona de claveles rojos con la siguiente leyenda: “Hay muertes que pesan más que una montaña, de tus camaradas de UCE.”

Vidal de Nicolás no era comunista lo mismo que yo. Ambos, pese a ser de generaciones distintas, lo fuimos en la clandestinidad (él en el PCE y yo en un olvidado partido maoísta) y en la actualidad los dos estábamos entre una socialdemocracia adocenada y una suerte de liberalismo decimonónico. Una mezcla rara, lo reconozco, pero así son las cosas con el paso de los años y en democracia.

Ante la muerte de un correligionario uno puede tomar dos posturas. Una de infinito dolor y melancolía, como la de los camaradas de UCE y que otro poeta, esta vez belga, cantó diciendo que “Entre crisantemos y crisantemos los amigos nos van dejando” (“De chrysanthèmes en chrysanthèmes / Nos amitiés sont en partance”, J’arrive de Jacques Brel) y otra distinta y que esta vez corresponde a un cantautor cubano llamado Amaury Pérez Vidal: “Para cuando me vaya / la vida nos premia / poniendo los sueños de penitencia”. (Aparte de la del autor hay una magnífica versión, que recomiendo, cantada por Nacha Guevara y que da título a estas letras).

Personalmente opto por la segunda porque me cupo el inmenso honor de marchar codo a codo con Vidal de Nicolás en los llamados años de plomo en el país vasco y, hoy, pasados estos, me niego a que mi compañero de trinchera esté muerto sino que está cobrándose el premio de los sueños que tuvo en vida.

Tras el deleznable asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997 un grupo ciudadano vasco decidió no callar más, saltó a la calle y entró en batalla sin que nadie les llamara al combate. Así nació el Foro Ermua y Vidal de Nicolás fue su primer presidente y yo su secretario. Los que constituimos aquel maquis bien podíamos habernos quedado cada uno en nuestra en casa mascullando nuestra impotencia pero nos negamos.

¿Qué movió a Vidal de Nicolás, con más de setenta y cinco año, a encabezar aquella insurgencia poniendo en riesgo de su vida? La respuesta es obvia: sus sueños. Un hombre que sufrió dos guerras (la civil española y la II Mundial), los campos de concentración nazis y las cárceles franquistas por su militancia comunista no podía quedarse mano sobre mano ante lo que Jon Juaristi, otro fundador del Foro denominó parodiando a Borges, como Historia local de la infamia. Se me permitirá ilustrar su lucha con uno de los múltiples hechos de resistencia cívica que protagonizó.

Frisando ya Vidal los ochenta años los jovenzuelos del movimiento abertzale gustaban cada vez que había elecciones de irrumpir ante las urnas con pancartas reivindicativas. Los medios de comunicación recogían imágenes de los líderes políticos mientras votaban sonriendo bobaliconamente con aquella troupe detrás y cuando llegó Vidal los dichosos patriotas vascos también fueron a por él pues era personaje público. Sus escoltas (iba escoltado lo mismo que yo) no pudieron entrar en el colegio como manda la ley ante personas armadas pero no hizo falta. Se enfrentó a todos, bastón en ristre, y se negó a votar hasta que los desarrapados no abandonaran el local. El incidente fue recogido por las televisiones y difundido masivamente. Fue en aquella ocasión, creo, cuando mencionó por primera vez lo de “la Euskadi de berza y vaca” para describir el nazifascismo vasco y que cosechó mucho éxito (y risas) entre los círculos de la resistencia constitucional en el País Vasco. Así era nuestro particular lehendakari como le solíamos llamar: un incorregible, un indómito.

Estamos loando a un poeta y se me permitirá acabar con nuevos versos. Esta vez del himno de la Résistance que, sin duda, Vidal cantó más de una vez estando preso o exiliado en Francia: Le Chant des Partisans. Tiene palabras hermosas y universalmente conocidas: “Chantez, compagnons, dans la nuit la Liberté nous écoute…” (“Cantad, compañeros, en la noche la Libertad nos escucha”) pero mi verso preferido es otro: “Ami, si tu tombes un ami sort de l’ombre à ta place.” (“Ciudadano, si tú caes, otro camarada saldrá de las sombras para ocupar tu lugar.”)

Necesitaremos del concurso de muchos y muchas para ocupar el puesto de combate que deja vacío Vidal. Será difícil. Pero sin duda, a más tardar mañana, saldremos miles, millones de individuos para hacer valer la Libertad, Igualdad y Fraternidad que movió a Vidal de Nicolás en vida. Será difícil, repito. Pero cuanto menos, lo intentaremos.

NOTA: Pablo Setién fue el primer Secretario del Foro Ermua hasta que tuvo que exiliarse del País Vasco y fue sustituido por Ernesto Ladrón de Guevara. Setién en la actualidad es uno de los promotores de RECORTES CERO en Euskadi y ha sido candidato al Senado por la circunscripción de Vizcaya en las dos últimas Elecciones Generales.

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