SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Palo y zanahoria

El discurso del presidente del BCE, Mario Draghi, en Barcelona merece más atención de la que se deriva del mero mantenimiento de los tipos de interés. Draghi ha sugerido de nuevo que la preocupación por el crecimiento económico debe formar parte de la agenda económica europea, una idea que felizmente está ganando adhesiones en Europa. Ya se verá hasta qué punto la idea se concreta en decisiones. Pero la parte del discurso más próxima a los intereses españoles es su referencia a la necesidad de acelerar las reformas económicas y, en especial, la financiera. La incitación venía envuelta en las alabanzas de rigor (“el Gobierno español ha desplegado reformas muy significativas en un tiempo brevísimo”), pero responde a la inquietud del BCE por el irregular e inconcluso saneamiento del sistema financiero en España.

La petición de Draghi de acelerar la reforma financiera alude a disfunciones evidentes en la banca española que ya tenían que estar resueltas y que, sin embargo, no lo están. El caso de Bankia es una de ellas; sigue pesando sobre la credibilidad de los bancos españoles ante las ventanillas europeas. El otro gran obstáculo que debe despejarse es la presencia de los activos inmobiliarios en los balances bancarios a valoraciones que el mercado no reconoce.

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