Cómics

Paco Roda: Premio Nacional de Cómic

De esta manera empezó a plantearse Paco Roca (Valencia, 1969) su historia sobre la vejez. «Arrugas», un cariñoso retrato en primera persona sobre nuestros abuelos, fue publicada en España, Francia e Italia; y le valió para alzarse con algunos de los más preciados galardones continentales. Ahora el Ministerio de Cultura le reconoce en la segunda edición del Premio Nacional de Cómic

El anuncio hecho en 2007, or parte del Ministerio, de la creación de un Premio Nacional que equiparara el cómic a la literatura, la historia o la traducción, fue de por sí una grata sorpresa. Es el punto más alto de reconocimiento institucional que ha conquistado en España este arte popular. No en vano, además de la industria y la masa social que mueve, es innegable el aporte cultural de esta disciplina que combina literatura con pintura. En la primera edición, se otorgo el galardón como reconocimiento a toda una carrera al mallorquín Max. En esta ocasión se concretan las bases de continuidad del premio, y se reconoce la obra más importante del año, confirmando el buen estado del joven Roca, y del cómic nacional en general. “Arrugas” es un relato que Roca aborda con valentía. La historia la protagoniza Emilio, un hombre que comienza a padecer síntomas de Alzheimer y al que su familia decide internar en una residencia cuando no puede soportar sus excentricidades. Allí Emilio, que todavía conserva su cordura, descubrirá un mundo nuevo, repleto de ancianos con diversas patologías. Un mundo triste, no nos engañemos, desolador, pero con leves destellos de esperanza. “Arrugas” cuenta con grandes momentos de sensibilidad, que no de sensiblería, y es que cuando una serie de dibujos son capaces de ponerte la piel de gallina, sin duda, es que algo se ha hecho bien. Una obra, en definitiva, de las que ayudan a demostrar la madurez del medio, técnicamente impecable y altamente recomendable. Que el reconocimiento de que ha disfrutado este cómic tenga continuidad en los venideros. Porque galardones como este vayan acompañados de un resurgimiento real del “cine de papel”.

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