«Hoy hemos tomado decisiones importantes para nuestra defensa colectiva. Para garantizar que tenemos las fuerzas adecuadas en el lugar correcto y en el momento adecuado. Y para defender a todos los aliados contra cualquier amenaza, desde el este o desde el sur». Con estas palabras informaba el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa al término de la reunión en Bruselas, la decisión de dar pasos inmediatos y efectivos para la creación de esta fuerza de choque.
Una fuerza altamente especializada, formada por 30.000 soldados en permanente estado de alerta, capaz de reaccionar de manera “fuerte e inmediata”, desplegándose y acudiendo a cualquier zona de guerra en sólo 7 días. Dentro de esta Fuerza, la mayor aportación se le ha exigido a España, que deberá proporcionar 4.000 de los 5.000 soldados que forman la llamada “punta de lanza” (es decir, los primeros en acudir a la zona de conflicto), además de aportar la base de Bétera en Valencia y dirigir esta fuerza de choque el primer año que esté completamente operativa, en 2016. «Asistimos a una escalada en la utilización de España como peón militar para las agresiones yanquis» A nadie se le escapa que la creación de la Fuerza de Reacción Rápida ha sido pensada expresamente como respuesta a la escalada de la guerra en Ucrania y, en esa medida, como medio de amenaza militar a Moscú por su apoyo a los separatistas del este ucraniano. Junto a la rápida creación de la Fuerza de Reacción Rápida se prevé la construcción de una serie de bases “durmientes”, instaladas en el cinturón de países que envuelven a Rusia (los países bálticos, Polonia,….) capaces de ser utilizadas por ésta de forma inmediata como punto de partida para sus actuaciones militares. Pero como ha reconocido el propio secretario general de la OTAN, la fuerza de choque estará preparada para actuar militarmente tanto en el este como en el sur. Lo que, en otras palabras, quiere decir que su radio de acción no se va a limitar al conflicto de Ucrania, sino que estará también plenamente disponible para ejecutar operaciones en el Magreb, el Sahel, el África subsahariana u Oriente Medio. España, su seguro servidorQue España haya sido llamada a ser el primer y principal protagonista de la nueva Fuerza de Reacción Rápida indica con claridad cómo la escalada en la utilización de España como peón y plataforma militar para las agresiones del hegemonismo norteamericano está alcanzando una velocidad vertiginosa. A lo largo de 2015 está previsto que se instalen ya 3 de los 4 destructores norteamericanos que forman la división naval del escudo antimisiles en Rota. También, la revisión del tratado hispano-norteamericano para permitir el despliegue permanente de 3.000 marines en Morón, la punta de lanza diseñada por el Pentágono para intervenir militarmente en el continente africano.A ello hay que sumarle la participación del ejército del Aire en labores de policía militar en el Báltico, el envío de 300 soldados a Irak, la instalación de una batería de misiles Patriot del ejército español con su correspondiente dotación de tropas a la frontera turco-siria, el mantenimiento de 400 soldados en Afganistán, 500 en Líbano y otros centenares repartidos en distintos países como Mali, República Centroafricana, Somalia o Djibuti. Y, mientras tanto, planea la negra amenaza de una nueva intervención militar sobre el terreno en Libia, capitaneada por EEUU y en la que España estaría condenada a intervenir en primera línea.Washington exige a España una participación en primera línea en todas sus operaciones militares. Pero a pesar de los peligros que eso comporta, no se debate ni se comenta en los grandes medios de comunicación.«La OTAN y el FMI tienen detrás al mismo dueño» Podemos conocer en detalle los gastos de los consejeros de Bankia con sus tarjetas black en juergas o lencería íntima para sus amantes, pero el grado de secuestro de la soberanía nacional y la veloz escalada en la utilización de nuestro país como peón y plataforma de la política de agresión y guerra del Pentágono permanece no sólo oculta, sino que su aceptación constituye la “regla de oro” para cualquiera que quiera participar en el juego del nuevo modelo político que se avecina tras la catarata de elecciones de este año. Un declive agresivoEl declive norteamericano se acelera frente a la emergencia de nuevas potencias, el avance de la lucha de los pueblos por su soberanía e independencia y los nuevos desafíos que ello implica para su hegemonía mundial. Pero al mismo tiempo, la contraofensiva lanzada por Washington para tratar de frenar la velocidad de su declive iniciando una guerra económica en torno al precio del petróleo con la que socavar la resistencia de países como Rusia, Irán o Venezuela se traduce en una gran inestabilidad internacional y en una sucesión de convulsiones y conflictos de punta a punta del planeta.Lo estamos viendo en Irak o Siria, también en pleno corazón de Europa, como sucede en Ucrania, o en el norte de África, donde Libia es tras la intervención de la OTAN un “Estado fallido” sumido en el caos y la destrucción.En esta situación, EEUU necesita encuadrar militarmente a sus aliados. Y esto nos afecta de lleno a España.Los nuevos planes del Pentágono pasan por colocar a España como “aliado preferente” para sus operaciones militares desde el sur de Europa. La situación geoestratégica y las capacidades de las bases de Rota y Morón -que permiten operar combinadamente a la fuerza aérea y la U.S. Navy- es la principal razón del interés de Estados Unidos.Washington se ha lanzado a exprimir a España como su gran plataforma de intervención militar en Oriente Medio y África. Y ya sabemos a donde nos conduce la dependencia militar respecto a Washington. A participar como carne de cañón en sus guerras recibiendo a cambio degradación política y recortes salariales y sociales sin fin para satisfacer la creciente factura que nos vemos obligados a pagar para sostener el monstruoso aparato militar que mantiene su declinante hegemonía.Pero ese aumento de la dependencia y de la intervención de EEUU sobre España les permite también saquear a nuestro país y a la población. Hay un hilo que une la sumisión en el terreno militar con la sumisión al saqueo económico impuesto desde Washington y Berlín. La OTAN y el FMI -los que nos exigen una mayor participación en sus guerras de agresión o una “más intensa” utilización de las bases en España, y los que nos imponen draconianos recortes salariales o tijeretazos en sanidad, educación, pensiones…- tienen detrás al mismo dueño.