Selección de prensa internacional

Oportunidades para China

Poco a poco, casi a cuentagotas, vamos conociendo el análisis que los dirigentes chinos tienen sobre la situación provocada por la crisis, las alternativas que están barajando para hacerle frente, así­ como los nuevos objetivos que se proponen en esta nueva situación. Reproducimos hoy, en este sentido, una entrevista muy ilustrativa sobre algunos aspectos del pensamiento chino acerca de la situación actual y sus perspectivas. Se trata de una entrevista con Zhang Chenghui, alto funcionario del Consejo de Estado chino especializado en la investigación de las cuestiones financieras relacionadas con el desarrollo de la economí­a.

Preguntado sobre las oortunidades que ofrece a China la crisis, Zhang Chenghui destaca en primer lugar el reforzamiento de la posición internacional de China en el sistema financiero mundial. La “excelente oportunidad de conocer las reglas financieras internacionales, así como su derecho a participar y su derecho a opinar” no es más que la conclusión inevitable que se va a seguir de la indispensable participación china, si no en la resolución, sí al menos en evitar una mayor degradación de las economías de las grandes potencias. Algo que, como dice la crónica del Walll Street Journal que reproducimos a continuación, ya tiene en mente el FMI, donde se está estudiando, además de reformas estructurales para que algunos países emergentes puedan integrarse en sus órganos dirigentes (y no hay que ser un lince para imaginar que están pensando en China), la posibilidad incluso de que su director general pueda no ser europeo. Además de esta mayor participación y capacidad de decisión en las finanzas mundiales, el alto funcionario chino recalca que la crisis puede ser una “buena ocasión para promover la regionalización y la internacionalización del yuan”. Es decir, aprovechar el momento de fortaleza de las finanzas chinas para hacer de su moneda una divisa de reserva a ser tenida en cuenta por los Bancos Centrales de Asia y otras regiones. Otra cuestión sobre la que pone el acento, también de especial interés, puesto que como ya sabemos toda gran crisis capitalista se resuelve, entre otras cosas, con un nuevo salto en la concentración de capitales, es la de que las grandes empresas chinas aprovechen la coyuntura actual, caracterizada por los fuertes descensos en el precio de los grandes monopolios internacionales “para proceder a fusiones-adquisiciones”. Alta liquidez y disponibilidad de recursos monetarios por un lado, precios bajos y necesidad de reposición de capital por el otro hacen la ecuación perfecta para que asistamos a un período caracterizado por una salida –si no en tromba, sí significativa– de las grandes empresas chinas al exterior para ir de compras. Lo que al mismo tiempo, será un indicador bastante fiable de cuándo la crisis llegue o esté a punto de tocar fondo. En el momento en que empresas chinas se lancen con más decisión que hasta ahora a la compra de grandes empresas extranjeras, será porque valoran que han descendido a niveles mínimos y es el momento de comprarlas o adquirir importantes participaciones de ellas. Una tercera cuestión que llama poderosamente la atención, y que enlaza directamente con lo que tratamos hace un par de días en esta misma sección, comentando la editorial de la más importante revista de asuntos económicos china, es la necesidad, para desarrollar el mercado interno, de “relajar las restricciones a la introducción de ciertas industrias básicas y ciertos servicios, a incrementar la competencia y a librarnos o disminuir el monopolismo”. Que un alto funcionario señale exactamente la misma petición que hacían los empresarios privados chinos es un indicador bastante fiable de en qué sentido van a ir las reformas internas en esta nueva etapa. En la dirección justamente contraria a la de los grandes países capitalistas. Si ellos se ven obligados ahora a aumentar la intervención estatal, para China, por el contrario, parece que llega el momento de estimular todavía más la iniciativa privada. Paradojas de la lucha de clases. China. Diario del Pueblo ¿CUALES SON LAS OPORTUNIDADES QUE LA CRISIS PRESENTA A CHINA? ¿Cuáles son las oportunidades que debemos aprovechar durante la crisis financiera internacional? Nuestro corresponsal ha entrevistado en exclusiva a este respecto a Zhang Chenghui, Director Adjunto del Instituto de Asuntos Financieros del Centro de Estudios para el Desarrollo del Consejo de Estado. ¿Cuál es su idea sobre las oportunidades que esta crisis presenta a China? Z.Ch.- Creo que lo primero es que China ha reforzado su derecho internacional a la palabra. En la historia moderna de China, los países occidentales no han tenido nunca como hoy conciencia de que China ocupa un lugar realmente importante no sólo en el escenario político mundial, sino también en la escena económica internacional. Sea en materia de estabilización financiera, de aplicación de los programas de estímulo económico, sea en materia de regulación del sistema monetario internacional, todos ellos desean la participación y la contribución de China. EEUU y Europa se esfuerzan para que nuestro país juegue un papel positivo en todo esto. Para China, es una excelente oportunidad de fortalecer su derecho a conocer las reglas financieras internacionales, así como su derecho a participar y su derecho a opinar sobre todo esto, a fin de construir un entorno favorable a una apertura financiera estable. Al mismo tiempo, es una buena ocasión para promover la regionalización y la internacionalización del yuan. Además de fortalecimiento del derecho a opinar, la crisis ofrece también una oportunidad a China para conseguir sus intereses nacionales. El hecho de la buena posición que ocupa China, de su sistema financiero relativamente estable, de sus colosales reservas de divisas, de su proceso de urbanización que aumenta sin cesar y de su superioridad en el asunto del coste de la mano de obra que todavía tiene, todo esto nos permite aprovechar la actual reorganización para obtener los mayores réditos posibles. Por ejemplo, podemos aprovechar la bajada de los precios de las materias primas internacionales para establecer reservas estratégicas de recursos y energía, y para aumentar la utilización de los recursos exteriores. Podemos también aprovechar el marasmo del empleo a escala mundial para acelerar la reserva estratégica de personas competentes y talentosas y de tecnologías sofisticadas. Y hay todavía una cuestión más a la que todo el mundo presta una gran atención, la de cómo aprovechar la bajada en grandes proporciones del precio de los bienes de capital exteriores para proceder a fusiones-adquisiciones en el exterior, etc… La exportación ha constituido hasta ahora una importante fuerza motriz del crecimiento económico chino. Ahora, la crisis financiera internacional ha provocado la depresión económica mundial que constituye un grave contratiempo a nuestra importante capacidad de producción, que se basa en gran parte sobre la demanda exterior. Entonces, ¿qué opciones debemos tomar en esta situación adversa? Z.Ch.- La crisis financiera internacional muestra de forma evidente una de las grandes debilidades de nuestra economía: la capacidad excedentaria de producción. Esta crisis obliga en realidad a todo el mundo a emplear métodos de choque para reorganizar un modelo de crecimiento desequilibrado. Y esto necesariamente debilitará de forma seria la capacidad de un poder de compra basado sobre el endeudamiento, preconizado por algunos países y en primer lugar por EEUU. Esto constituirá para China, durante un período a largo y medio plazo, problemas de capacidad productiva excedentaria y de presión de deflación monetaria bastante más graves de lo previsto. Pero no debemos olvidar que la caída repentina de la demanda exterior provocada por la crisis nos obliga a cambiar un modelo de crecimiento basado principalmente en la exportación y que depende seriamente de ella, a desarrollar activamente el mercado interno de consumo y a crear y dar forma a los mercados interiores. Ello nos obligará a su vez a cambiar el viejo modo de competencia basado sobre unos costes bajos y a elevar la competitividad de nuestros sectores industriales y de nuestras empresas procediendo a una innovación autónoma e independiente. Es por ello que, desde este punto de vista, la crisis es favorable para un reajuste acelerado de nuestra estructura económica. Según usted, ¿cuáles serán los efectos de la crisis financiera sobre la política de reforma y apertura aplicada en China? Z.Ch.- Creo que la crisis proporcionará una fuerza motriz en la próxima etapa de la reforma en China. Por ejemplo, el reajuste de la estructura económica necesita por nuestra parte de una aceleración de la reforma de los precios de los recursos estratégicos; el crecimiento de la demanda interior nos obliga a relajar las restricciones a la introducción de ciertas industrias básicas y ciertos servicios, a incrementar la competencia y a librarnos o disminuir el monopolismo; el aumento del empleo exige que hagamos grandes esfuerzos por desarrollar los servicios así como las pequeñas y medianas empresas; así como para reglamentar el problema del estrangulamiento de la financiación de las PYME’s, es necesario reformar el sistema financiero existente y el actual modo de control financiero, etc… La crisis financiera internacional nos trae al mismo tiempo oportunidades y desafíos, así como la perspectiva de un futuro mezclado de esperanzas y sufrimientos. Pero en la medida que procedamos sin retrasos al reajuste político, y que las medidas tomadas a este efecto sean eficaces, y en la medida que aprovechemos de manera perfecta las ocasiones que nos brinda el marasmo económico mundial los próximos años, podremos entonces continuar manteniendo y preservando el crecimiento económico estable y relativamente rápido, así como asegurar nuestra fuerte posición en el seno de la comunidad internacional. DIARIO DEL PUEBLO. 7-3-2008 EEUU. The Wall Sreet Journal EL FMI SUGIERE FORMAS DE REGULAR LAS FINANZAS GLOBALES El Fondo Monetario Internacional hizo un llamamiento para la creación de un nuevo sistema de supervisión de fondos de cobertura, firmas de capital privado y otras empresas financieras cuyo colapso supondría un gran riesgo para la economía global. También sugirió otras medidas drásticas que amplían el alcance de la regulación financiera internacional. El FMI, que en medio de la crisis global se ha convertido rápidamente en un actor principal en los planes de rescate financiero en todo el mundo, está sugiriendo una coordinación más estrecha entre los gobiernos a través de un "código común de conducta" que delinearía cómo y cuándo los gobiernos deben intervenir en firmas en problemas, y cómo compartir las pérdidas de grandes instituciones financieras que operan en varios países. Las propuestas están diseñadas para influir en los resultados de la cumbre de líderes del G-20 , programada para el 2 de abril en Londres. La cumbre de noviembre produjo una serie de planes, pero dado que Estados Unidos estaba representado por un presidente saliente, se tradujo en pocas medidas concretas para manejar la crisis (…) Las propuestas del FMI se concentrarían en los fondos de cobertura y otras instituciones financieras que han evitado la publicidad y la fiscalización externa como han sugerido los países europeos. Pero limitan el número de instituciones que se empiecen a regular a partir de ahora a las que ofrecen "riesgos sistémicos", en un esfuerzo por aplacar las objeciones de EE.UU. Las firmas económicamente menos significativas serían reguladas de manera menos estricta (…) El papel central del FMI representa un giro para la institución que hace tan sólo nueve meses era considerada irrelevante porque pocos países necesitaban sus préstamos o querían su asesoría económica. Desde mediados del año pasado, el organismo ha provisto préstamos de emergencia a Pakistán, Islandia, Hungría, Ucrania y Lituania, entre otros. La Unión Europea ha delegado al FMI la misión de impulsar las economías en deterioro de Europa del Este. Si sus propuestas regulatorias son aceptadas, podría terminar ejerciendo también un rol de supervisión. El gobierno de Barack Obama está diseñando sus nuevas políticas, que probablemente serán presentadas en la cumbre de ministros de Finanzas el 13 de abril en Londres. Desde fines del año pasado, EE.UU. y Europa han discrepado sobre varios asuntos, incluyendo cuánto estímulo dar a sus economías locales, postura en la que EE.UU. ha apoyado un enfoque mucho más agresivo. Otro tema controversial es la regulación de los fondos de cobertura y las firmas de capital privado. Alemania y Francia piden una mayor regulación que EE.UU. El Reino Unido, que este año preside el G-20, suele alinearse con EE.UU. La combinación del declive económico y la elección del presidente Obama, que tiene una postura más favorable respecto a la regulación que su predecesor republicano, ha disminuido las diferencias. En una conferencia de prensa en Washington con el primer ministro británico, Gordon Brown, Obama dijo que habían discutido cómo pueden "coordinar" su estímulo fiscal y "asegurar que exista una serie de principios comunes sobre cómo regulamos la banca". Entre las propuestas del FMI, la más polémica tal vez sea la que determina cómo limitar el número de instituciones consideradas demasiado grandes para caer, sugiriendo que tengan más capital de reserva y que se controlen sus actividades "de alto riesgo". El organismo también recomienda cambios en su propia estructura para que más países, entre ellos, algunas economías en desarrollo, puedan integrar su cuadro de miembros. Incluso, ha sugerido poner fin a la tradición de que su líder sea siempre un europeo. THE WAL STREET JOURNAL. 6-3-2009 Argentina. Página 12 EN ESTADO DE SHOCK Alfredo Zaiat (…) Las potencias económicas están en estado de shock ante la dinámica de una crisis que los supera, debido a que sus líderes y cuadros tecnoburocráticos no fueron educados ni preparados para abordarla. Ellos fueron formateados bajo la concepción de que el mercado es el principal ordenador de las fuerzas productivas con un Estado subsidiario del capital. Esa estructura de funcionamiento del capitalismo global ha tenido su período de oro de crecimiento sostenido (1946-1973), uno posterior de altibajos con crisis parciales (1974-2007) y ahora ha recibido un golpe fulminante con la caída del Muro de Wall Street (2008). Esa imposibilidad de acercarse a la comprensión de esta debacle y, por lo tanto, a los fallidos intentos por detener la sangría, queda en evidencia con las nacionalizaciones culposas y parciales de entidades financieras quebradas. Los funcionarios de Obama, la oposición fundamentalista republicana, gran parte de la cofradía de economistas y los grandes medios de comunicación se resisten a mencionar la palabra “nacionalización” o “estatización”. Siguen sosteniendo que los Estados Unidos deben seguir siendo el abanderado del mercado libre y que esas intervenciones públicas sólo lo hacen por obligación. De esa forma, como se confirma con el acelerado deterioro patrimonial de las compañías, termina profundizando la crisis. La absorción por parte del gobierno federal de las firmas Fannie Mae, Freddie Mac, AIG y del Citigroup, participación estatal traducida como “nacionalización parcial”, ha sido un primer intento de rescate financiero de accionistas y acreedores. Estrategia que no ha tenido éxito para recuperar el ciclo virtuoso del crédito para volver a hacer rodar la rueda del sistema. Los accionistas han perdido participación en el capital de la entidad y se está licuando el valor de sus tenencias: la acción del Citi vale menos de un dólar (98 centavos) cuando a mediados de 2007 había alcanzado los 55 dólares. Como elemento paradójico, históricamente la izquierda dura ha reclamado la nacionalización de las grandes empresas, hoy es el “Estado burgués” el que la instrumenta. Pero a diferencia de un proletariado asumiendo la conducción de ese proceso, ese Estado lo está implementando buscando el salvataje del capital. A pesar de ese intento, no le fue posible rescatar a los accionistas. Esa intervención avanza ahora en ofrecer un puente de auxilio a los acreedores de las entidades. En esta instancia, el esfuerzo fiscal será de proporciones todavía más grandes que los conocidos megaplanes. Por eso en estos momentos la preocupación en el mercado no son los accionistas, que ya quedaron en la lona, sino el riesgo a un default o quita a la deuda monumental que contabilizan las entidades financieras. La injerencia del Estado en los bancos hasta asumir el control total tiene el objetivo de encontrar la vía para poder cancelar o refinanciar esos pasivos acumulados. El desafío es hacer funcionar a esos bancos para que vuelvan a prestar al sector productivo y para que se renueve la confianza entre entidades para reiniciar el circuito del crédito interbancario. De esa forma, el sistema podría recuperar dinamismo y los bancos, pagar sus deudas. Mientras se va desarrollando este proceso financiero traumático y con final incierto, la debacle va estrechando la actividad de la economía real. Las grandes empresas globales reaccionan en forma desesperada disminuyendo su ritmo de producción junto a anuncios de una violenta reducción de personal. Los excedentes de bienes generados por una sobreproducción no tienen hoy destino debido a que el segmento de consumidores con capacidad de compra está padeciendo un efecto pobreza por la caída de activos o han perdido el trabajo o han dejado de tener acceso al endeudamiento. Así se da el contrasentido de que la producción no tiene mercado porque quienes estaban dentro del sistema están en crisis y el vasto sector de la población excluido del acceso a bienes de consumo, que podría sumar demanda efectiva, no tiene recursos para comprar. Esta inequitativa distribución del ingreso a nivel global, que se fue profundizando en las últimas décadas, actúa como el sinsentido final de una organización productivo-financiera que está estallando en mil pedazos. Otro de los factores que despiertan cierta perplejidad es la pasividad de los gremios y de miles de trabajadores que están quedando en la calle por el ajuste. En Estados Unidos la tasa de desempleo se disparó al 8,1 por ciento, alcanzando a 12,5 millones las personas sin trabajo, la cifra más alta desde 1940. En España, casi 14 por ciento de la población económicamente activa está desocupada, situación que se repite en el resto de los países europeos. La casi nula resistencia a los despidos se explica por la pérdida de peso de los sindicatos europeos y estadounidenses, debilidad que se fue acentuando en las últimas décadas a medida que se iba consolidando el fundamentalismo del liberalismo conservador con la receta de la flexibilización laboral. La clase trabajadora de los países desarrollados se encuentra ante un escenario inédito. Después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, el miedo al comunismo impulsó a los gobiernos a diseñar una red de protección a partir del denominado Estado de Bienestar, que mejoró las condiciones materiales de los obreros. Para algunos cientistas sociales, la virtud del régimen soviético fue que el sistema capitalista reaccionó brindando beneficios a los obreros occidentales para alejarlos del comunismo. Luego de la caída del Muro de Berlín, desapareció ese cuco pero la sobreproducción alentada por una burbuja especulativa alimentada por un abundante crédito mantuvo ese estadio de bonanza pese a la flexibilización y al deterioro de las condiciones laborales. Ahora no hay ni cuco comunista ni prosperidad. Entonces, mientras los liderazgos políticos de las potencias no tengan miedo, ya sea por estallidos sociales, por resistencias sindicales o por revueltas políticas, los senderos para encontrar una salida a la crisis seguirán ignorando el costo social de la crisis. Y los paquetes de estímulo continuarán en la actual línea de subsidiar al capital con la esperanza de reanudar el ciclo de acumulación capitalista con los sobrevivientes de la presente destrucción. PÁGINA 12. 8-3-2009

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