Selección de prensa internacional

Ofensiva rusa en Asia Central

La inauguración de la Conferencia de Seguridad Internacional en Munich centra gran parte de la atención de la prensa internacional, sólo superada por la elección del Lejano Oriente como destino del primer viaje de Hillary Clinton como Secretaria de Estado, del que daremos cumplida cuenta mañana, dadas las expectativas mundiales que ha levantado.

La Conferencia de Seguridad, a la que asiste el viceresidente Biden, por lo que en parte puede considerarse como una “previa” a la presentación de la política exterior de Obama que tendrá su puesta de largo la semana que viene con el viaje de Clinton a Tokio, Seúl y Pekín, va a tratar sin embargo asuntos fundamentalmente “europeos”, y muy en particular la sensible cuestión de las relaciones con Rusia y, por tanto, la creación de una arquitectura estable de seguridad en el hemisferio norte. Mientras Europa está a la expectativa de lo que viene a ofrecer Biden y la nueva administración de Obama, por su parte, ya ha desplegado distintas iniciativas, quien se presenta con los “deberes hechos” es sin duda Moscú. No sólo ha adelantado ya el diálogo estratégico con Washington sobre reducción de armas nucleares y la más que previsible congelación de las bases del escudo antimisiles en Chequia y Polonia, sino que esta semana daba un nuevo, y doble, golpe de mano en una región tan vital como es el Asia Central. Por un lado con el cierre de la base norteamericana en Kirzguistán –un serio revés para EEUU y su prevista ofensiva en Afganistán–, de la que el diario francés Le Monde revela que ha ido acompañada de un sustancioso crédito de Moscú y la cancelación de todas las deudas de su vecino. Por el otro, como recoge la agencia rusa RIA Novosti, con la firma esta semana en Moscú de una resolución de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (formada por Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguizistán, Rusia y Tayikistán) por la que se aprueba la creación de una Fuerza Colectiva de Reacción Rápida, dirigida a actuar en caso de amenazas a algunos de sus miembros o a la seguridad regional. Con el acuerdo, la OTSC manifiesta su voluntad de convertirse en la organización política y militar de influencia en la zona de Asia Central. Y dentro de ella, lógicamente, el liderazgo le corresponde a Rusia. Algo que no debe haber gustado nada en Washington ni en Pekín, ambos con intereses bien definidos en una región que ha sido definida como “los Balcanes euroasiáticos”. Rusia. RIA Novosti RUSIA Y ALIADOS CREAN ESTRUCTURA MILITAR DE SEGURIDAD EN MEDIO DE LA CRISIS Iliá Krámnik La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) que aglutina a países aliados de Rusia en el espacio postsoviético paulatinamente se transforma en un bloque militar con todos sus atributos. Uno de los momentos importantes de esa transformación fue la resolución adoptada en la cumbre de la OTSC celebrada esta semana en Moscú sobre la creación de una Fuerza Colectiva de Reacción Rápida (FCRR-OTSC) destinada a interactuar en ayuda de los países miembros en caso de agresión o situaciones de amenaza a su seguridad nacional. El fortalecimiento de la OTSC es uno de los éxitos de política exterior más importantes alcanzados por Rusia en los últimos años. La formación de la OTSC ha sido larga y difícil. Comenzó en 1992 un año después de la disolución de la Unión Soviética en la firma de un tratado que durante mucho tiempo no fue más que una formalidad. Cuando Rusia comenzó a restablecer su influencia en Asia a partir del año 2000, el tratado comenzó a adquirir rasgos más concretos, así en 2002, en base a este tratado se creo un organismo con estructuras permanentes. Ese tiempo coincidió con la pugna entre Rusia y EEUU por la influencia en Asia Central donde se instalaron bases militares estadounidenses destinadas a proveer al contingente militar internacional para la campaña antiterrorista en Afganistán. Esa rivalidad concluyó con la paulatina retirada de EEUU de la mayoría de las repúblicas centroasiáticas donde existían bases militares. Recientemente, el Gobierno de Kirguizistán adoptó la resolución de denunciar el acuerdo con EEUU sobre la utilización de la base aérea de Manas y esto significa que el Pentágono deberá buscar nuevas vías para abastecer a las tropas de la OTAN en Afganistán. Los acontecimientos que ocurren actualmente evidencian las aspiraciones de los países de OTSC, y antes que todo de Rusia, de desarrollar en sus zonas de influencia una política propia y minimizar los esfuerzos de terceros países para influir. Para la OTSC, la creación de las FCRR supone un instrumento que puede ser utilizado operativamente para defender los intereses de la organización y de paso, reducir a cero el tiempo para que terceras fuerzas puedan intervenir. Todavía no está claro la composición y número de las FCRR, aunque se espera que el mayor aporte sea el de Rusia con, al menos, una división aerotransportada y una brigada de paracaidistas. El segundo contingente más numeroso podría ser una brigada de tropas aerotransportadas de las Fuerzas Armadas de Kazajstán. No obstante, otras fuentes indican que el contingente de la FCRR será proporcional y que constará de un batallón por cada país. Una composición de ese formato atenuaría los recelos de algunos miembros ante la influencia de Rusia, Kazajstán y potencialmente Bielorrusia. Además, la situación económica de cada una de los países miembros de la OTSC no permite gastar muchos recursos para la financiación de esas actividades (…) A juicio de los expertos, la creación de las FCRR supone un paso importante hacia la formación de la OTSC como una organización política y militar de influencia en la zona del centro de Asia. El desarrollo del bloque depende de la capacidad de los países miembros de superar la crisis económica ya que sin economías eficaces no es posible el mantenimiento de la estructura militar en las condiciones adecuadas. En este sentido, a Rusia le corresponde jugar un papel determinante en calidad de líder entre la OTSC por su potencial económico. Si Rusia logra mantener su economía a flote y ser la locomotora para el resto de sus socios, podrá aspirar a ser líder en el espacio postsoviético y la OTSC será un elemento estabilizador y de garantía de ese liderazgo. RIA NOVOSTI. 6-2-2009 Alemania. Deusche Welle LAS ESTRUCTURAS INTERNACIONALES DE DESARME SE ENCUENTRAN EN PELIGRO En la ciudad alemana de Múnich comenzó la 45ª Conferencia sobre Seguridad Internacional (…) Este sábado, el gobierno de Barack Obama delineará su política exterior. El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier (…) hizo un llamamiento a Irán para que entable un diálogo directo con Estados Unidos para resolver diferencias en cuanto al armamento nuclear. De otro modo, dijo, “podría zozobrar la arquitectura internacional formada a lo largo de muchos años en materia de desarme”. Steinmeier habló en la ceremonia inaugural de la 45ª Conferencia sobre Seguridad Internacional que, como cada año, reúne a líderes mundiales en la ciudad alemana de Múnich. Ahí, el ministro y vicecanciller alemán (…) mencionó que la nueva presidencia estadounidense podría coadyuvar a la elaboración de una nueva normativa que sustituya al Tratado Estratégico para la Reducción de Armas Estratégicas (START), cuya vigencia, dijo, vence a finales de 2009 Steinmeier hizo un llamado concreto a Irán. “¡Aprovechen la oportunidad!”, dijo al referirse a un eventual cambio en la política exterior estadounidense hacia el régimen de Teherán. Al mismo tiempo, dijo que “no se trata de despojar a un país del uso pacífico de la energía nuclear, sino de evitar que se desarrolle un programa militar nuclear bajo una fachada civil”. El posicionamiento estadounidense será si duda uno de los puntos culminantes de la conferencia de seguridad. En este sentido, se seguirá con atención el discurso que pronunciará este sábado el vicepresidente estadounidense, Joe Biden. La alocución podría marcar este nuevo sesgo en la diplomacia estadounidense Biden, según se tiene previsto, hablará además de otro tema que puede resultar espinoso entre los aliados transatlánticos: la presencia militar internacional en Afganistán. Además de Biden, el sábado hablará la canciller alemana, Angela Merkel, además del presidente francés Nicolas Sarkozy. Por su parte, el ex secretario de Estado de Estados Unidos Henry Kissinger afirmó que “prácticamente ha desaparecido” el peligro de un conflicto nuclear entre su país y Rusia. En cambio, la profundización de las diferencias ideológicas ha llevado a muchas potencias emergentes, así como a actores no estatales, a decidirse por la adquisición de armas atómicas. Kissinger dijo que es necesario un diálogo directo de Estados Unidos tanto con Rusia como con Irán. Abogó porque se reanuden las negociaciones tendentes a conformar un sistema de defensa ruso-estadounidense. DEUTSCHE WELLE. 6-2-2009 Francia. Le Monde RUSIA BUSCA SUSTRAER ASIA CENTRAL A LA INFLUENCIA DE LA OTAN Marie Jégo En el momento en que la base americana de Manas, en Kirghizstán, se hace crucial para la continuación de la operación de la OTAN en Afganistán, el presidente kirghiz, Kourmanbek Bakiev, ha anunciado su cierre, el martes 4 de febrero, tras una visita a Moscú. Unos minutos más tarde obtenía de Rusia un préstamo de 2.000 millones de dólares, una ayuda suplementaria de 150 millones, inversiones rusas en el sector de la energía y la cancelación de la deuda de su país. Abierta tras los atentados del 11-S por EEUU en el marco de apoyo a la fuerza internacional desplegada en Afganistán, la base americana de Manas es una instalación clave para el aprovisionamiento de tropas de la Alianza. Y ha adquirido más importancia después de la explosión, el martes, de un puente estratégico en pleno paso de Khyber, entre Pakistán y Afganistán, complicando muy seriamente el transporte de hombre y equipamiento por la vía paquistaní. El anuncio del cierre de la base ha sido conseguido a cambio de una ayuda financiera sustancial a Kirghizstán, el más pobre de los Estados del Asia Central post-soviética. El presidente Medvedev negó que el cierre de la base y la concesión de un préstamo ruso estuvieran ligados, pero lo hechos parecen decir lo contrario. Enfrentada a unos cortes de energía sin precedentes y a una caída brutal de su PIB –constituido en un 45% por el envío de dinero de los trabajadores kirghises empleados en Rusia–, la pequeña República no parece haber tenido otra opción que la de ceder a las exigencias de su poderosos vecino. La salida de 1.200 soldados americanos desplegados en la base de Manas es un triunfo para Moscú. Obsesionada por la restauración de su potencia perdida, Rusia busca desde hace tiempo volver a poner el pie en Asia Central, una zona considerada por la elite político-militar rusa como su patio trasero. Según los planes rusos, los “boys”, serán pronto reemplazados por la fuerza rápida de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la alianza de la Comunidad de Estados Independientes. “Las autoridades kirghises están en su derecho a pensar que la base de Manas será más útil a la fuerza rápida que a tropas extranjeras que no respetan la soberanía del país”, explico el miércoles Dimitri Rogozine, representante de Rusia en la OTAN a la cadena de televisión rusa Vesti. Según él, “el fracaso norteamericano en Afganistán constituye una grave amenaza para los países de la región. Las acciones militares que causan daño a la población civil afgana no hacen más que debilitar el campo de los anti-talibanes”, precisó. Es por ello que los soldados del Pacto militar de la CEI quieren tomar el relevo (…) En realidad, el cierre de la base es una de las monedas de cambio que el Kremlin se dispone a utilizar en el marco de su gran regateo en curso con la OTAN. Descontentos por la perspectiva de una adhesión a la Alianza de Georgia y Ucrania, heridos por el despliegue de un escudo antimisiles en Europa central, Rusia quiere hacer valer todo su peso en las discusiones que tendrán lugar en la conferencia de seguridad de Munich el 6 de febrero. Espera igualmente dar por hecho la instalación de nuevas bases rusas en Osetia del Sur y Abjasia, las provincias georgianas anexionadas por Moscú tras la guerra de agosto de 2008. Dispuesta a olvidar las reglas de derecho internacional, Rusia impone su política de hechos consumados. Moscú acepta retomar su diálogo con Occidente, pero con sus condiciones. Esta postura de desafío contradice las voces optimistas que creían que la crisis económica iba a conducir a Rusia a flexibilizar su política exterior. El ejemplo kirghis muestra que Moscú tiene todavía los medios para comprar la lealtad de sus vecinos (…) LE MONDE. 6-2-2009

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