Ofensiva de ZP para perder las elecciones

Después de numerosas declaraciones insistiendo en que los más ricos serí­an los que soportarí­an más las subidas impositivas para hacer frente a las crecientes prestaciones sociales y a los estí­mulos que sigue necesitando la economí­a española para salir de la recesión, el Consejo de Ministros ha aprobado una serie de retoques impositivos que terminarán por sufrir las clases medias, esas que, al fin y al cabo, deciden las mayorí­as gobernantes.

Sin embargo los ricos, refugiados en las SICAV (Sociedades de Inversión Mobiliaria de Caital Variable), que tributan al 1 por ciento, los afortunados que tienen instrumentos fiscales para hacer más digeribles sus impuestos ante un nuevo gravamen que se ha presentado como un auténtico señuelo, el IGF (Impuesto sobre las Grandes Fortunas), pueden estar tranquilos porque Zapatero no piensa cambiar, ni mucho menos, el actual y privilegiado status quo. EXPANSIÓN.- Es cierto que se aprecia una recuperación generalizada, pero por desgracia no en España, donde existe una coincidencia generalizada entre los expertos de que la salida de la crisis costará mucho más tiempo. Sobre todo porque aún queda un duro calvario de meses en los que el paro seguirá aumentando de forma dramática. El FMI corroboró ayer este escenario, al ratificar el fin de la recesión mundial. LA VANGUARDIA.- La intimidación es uno de los pilares del progreso social y económico de Catalunya pues es una de las prácticas básicas de la política local. La ejercen los partidos y las instituciones públicas que de ellos dependen, sean ayuntamientos, departamentos, consejos o fundaciones. De rebote, también es común en muchas instituciones y empresas privadas. Todo el que tiene poder en Catalunya se siente con derecho a ejercer una fuerza excesiva, a veces, incluso, despiadada, sobre las personas que dependen de ese poder. Este clima, propio de las sociedades dominadas por las mafias, infunde miedo, fomenta la connivencia y el pasotismo, penaliza el pactismo y, en última instancia, aborta el progreso. Opinión. Estrella Digital Ofensiva de ZP para perder las elecciones José Oneto El Gobierno, en esa ofensiva que ha iniciado hace meses para perder las próximas elecciones generales, ha decidido aprobar una reforma de impuestos que recaerán sobre las clases medias y trabajadoras, y de la que no se librarán ni siquiera los "mileuristas". Después de numerosas declaraciones insistiendo en que los más ricos serían los que soportarían más las subidas impositivas para hacer frente a las crecientes prestaciones sociales y a los estímulos que sigue necesitando la economía española para salir de la recesión, el Consejo de Ministros ha aprobado una serie de retoques impositivos que terminarán por sufrir las clases medias, esas que, al fin y al cabo, deciden las mayorías gobernantes. El aumento de dos puntos del IVA -del l6 al 18%-, la subida del impuesto sobre las plusvalías del 18 al 21% y la desaparición de la devolución de los 400 euros en el IRPF, así como el posible nuevo aumento de los impuestos especiales (tabaco, alcohol y gasolinas), son medidas que tienen poco que ver con el discurso populista del presidente del Gobierno, que ha venido insistiendo en que los más ricos serían los que más pagarían para, en un gesto solidario, ayudar a los más pobres. Sin embargo los ricos, refugiados en las SICAV (Sociedades de Inversión Mobiliaria de Capital Variable), que tributan al 1 por ciento, los afortunados que tienen instrumentos fiscales para hacer más digeribles sus impuestos ante un nuevo gravamen que se ha presentado como un auténtico señuelo, el IGF (Impuesto sobre las Grandes Fortunas), pueden estar tranquilos porque Zapatero no piensa cambiar, ni mucho menos, el actual y privilegiado status quo. A pesar del lenguaje "populista" utilizado por el presidente en una de sus comparencias públicas en Rodiezmo (León), y sus manifestaciones sobre el coste que para las rentas más altas iban a tener las reformas, la realidad que aparece en el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para el próximo año no es precisamente ésa, sino la contraria. Difícil le va a resultar al Gobierno seguir "vendiendo" esa mercancía averiada, aunque las dos vicepresidentas, en su comparecencia pública, lo hayan intentado. Como difícil le va resultar encontrar el suficiente consenso para la aprobación de unos Presupuestos en los que la austeridad brilla por su ausencia, en los que hay un aumento de tres mil millones de gasto respecto al Presupuesto de este año, y en los que se apuesta por una recuperación económica a partir del segundo semestre del año que viene, cuando según todos los organismos internacionales, entre ellos la Comisión Europea, esa recuperación no se producirá hasta dentro de ocho o nueve trimestres. Será el propio presidente del Gobierno el que intentará encontrar a partir de esta misma semana ese "consenso" (¿para que están el portavoz parlamentario socialista José Antonio Alonso y su adjunto Eduardo Madina?), en el que se volverá a ceder para obtener los suficientes apoyos. Es decir, que, después de convertirse en ministro de Economía desde la salida del vicepresidente Pedro Solbes, después de tomar las riendas de la política exterior, ahora tiene que ejercer labores parlamentarias para convencer al Partido Nacionalista Vasco (PNV) de la bondad de los Presupuestos a cambio de blindar las normas forales de las Diputaciones vascas, con lo que se acentúa la situación de privilegio fiscal de Euskadi, y al Bloque Nacionalista Gallego (BNG) y a Coalición Canaria a costa de más déficit publico y concesiones. Ahora lo único que le hace falta es ejercer también de líder de la oposición, aunque ya ha empezado facilitándole la labor a Mariano Rajoy, proporcionándole los mejores argumentos para que siga subiendo en las encuestas, mientras, sentado, ve pasar el cadáver de su enemigo… ESTRELLA DIGITAL. 28-9-2009 Editorial. Expansión La economía española, la última de la clase En el debate del pasado 9 de septiembre en el Congreso, Zapatero esgrimió los favorables diagnósticos de la OCDE y del FMI para transmitir una mejoría también en España y su reiterado mensaje de que “lo peor ya ha pasado”. Como dijimos entonces, es cierto que se aprecia una recuperación generalizada, pero por desgracia no en España, donde existe una coincidencia generalizada entre los expertos de que la salida de la crisis costará mucho más tiempo. Sobre todo porque aún queda un duro calvario de meses en los que el paro seguirá aumentando de forma dramática. El FMI corroboró ayer este escenario, al ratificar el fin de la recesión mundial. El organismo suaviza sus estimaciones sobre el alcance de la crisis en 2009 y mejora sensiblemente las del próximo año, en el que todos los países desarrollados vuelven a las tasas positivas de crecimiento del PIB, con la excepción de España. Un jarro de agua fría para Zapatero, que en la cumbre del G-20 aseguró que “España saldrá de la recesión como el resto de los países europeos”. Parece que una vez más no se cumplirán sus voluntaristas augurios, aunque el que no pierde la esperanza es el vicepresidente Chaves, al que le ha faltado tiempo para replicar que “la posibilidad de error del FMI es muy grande”. Más resuelta se mostró la vicepresidenta Salgado quien presumió de tener mejor información que el Fondo, del que dijo que tendrá que explicar “algunas cosas que no ha entendido bien”. Ojalá fuera así, pero da la sensación de que los estudios de este tipo de instituciones sólo son fiables cuando favorecen los intereses del Gobierno. Más allá del estéril intento de matar al mensajero, el FMI deja en evidencia la falta de realismo con la que se han diseñado los presupuestos del Estado y el riesgo de que vuelvan a nacer completamente desfasados como ya ocurrió con los de este año. Sería lo peor que podría ocurrir para insuflar confianza y seguridad en los agentes económicos, y un síntoma más de la ligereza con la que el Gobierno maneja las cuentas públicas. El Gobierno prevé para 2010 un caída del PIB de sólo el 0,3% y sobreestima la esperada recaudación por IVA y rentas del trabajo habida cuenta que el consumo, como acaba de alertar el Banco de España, está hundido y de que el mercado laboral seguirá deprimido durante gran parte del próximo año, lo que hace temer un aumento del colosal agujero fiscal. El FMI prevé una caída del PIB del 0,7%, que, de confirmarse, volvería a dejar en evidencia la afirmación de Zapatero de que la recuperación en España empezará a notarse a mitad del próximo año y, peor aún, sería muy grave para la sostenibilidad de las cuentas públicas y un drama para el mercado de trabajo. Es una irresponsabilidad que el Gobierno se resigne, cruzado de brazos, a esperar el maná de una recuperación internacional que amenaza con pasar de largo. EXPANSIÓN. 2-10-2009 Opinión. La Vanguardia Intimidación Xavier Mas de Xaxàs La intimidación es uno de los pilares del progreso social y económico de Catalunya pues es una de las prácticas básicas de la política local. La ejercen los partidos y las instituciones públicas que de ellos dependen, sean ayuntamientos, departamentos, consejos o fundaciones. De rebote, también es común en muchas instituciones y empresas privadas. Todo el que tiene poder en Catalunya se siente con derecho a ejercer una fuerza excesiva, a veces, incluso, despiadada, sobre las personas que dependen de ese poder. Este clima, propio de las sociedades dominadas por las mafias, infunde miedo, fomenta la connivencia y el pasotismo, penaliza el pactismo y, en última instancia, aborta el progreso. Que Fèlix Millet, al frente del Orfeó Català y el Palau de la Música –no hay otra instuitución cultural más vinculada con el nacionalismo y más extendida entre la sociedad catalana-, haya robado, presuntamente, decenas de millones de euros durante 30 años no hubiera sido posible sin intimidar a los más débiles (los cantantes del coro y los músicos, por ejemplo) y callar con dinero a los más fuertes. El juez, al guardar la instrucción del sumario bajo siete llaves, demuestra que trabaja para imputar a más personas en el proceso. Al menos un partido ha recibido dinero de Millet: el independentista que lideró Àngel Colom hasta 1999. Colom está ahora en Convergència y Duran Lleida, dirigente de Unió, cree que obró bien. Colom ha admitido a El Periódico que alguien (no dice quien) le indicó que si necesitaba dinero se lo pidiera a Millet. Convergència i Unió (CiU) podría ser otro de los partidos beneficiados. No sería la primera vez. La historia política de la Cataluña democrática tiene varios capítulos de corrupción financiera vinculada a la financiación ilegal de los partidos, muchos los ha protagonizado CiU y Millet ha participado, al menos, en uno de ellos. También es verdad que el camaleónico Millet estaba bien con todo el mundo y sonreía tanto a la izquierda como a la derecha antes de poner la mano y dar el sablazo. Tal vez por ello, el Parlamento de Cataluña, después de ignorar un informe de la Sindicatura de Cuentas indicando que algo turbio pasaba en el Palau, ahora no se decide a formar una comisión que investigue el asunto. Que la alta burguesía, representada gran parte de ella en los órganos de gobierno del Palau de la Música, reciba un duro castigo por parte de casi todos los medios de comunicación por no haber levantado la liebre –el caso Millet lo destapa Hacienda- indica que hay un grupo social con poder económico, político y mediático dispuesto a romper las sólidas alianzas familiares que, durante generaciones, ha mantenido unida a esta burguesía, mayor responsable del crecimiento económico de Cataluña. El hermetismo, discreción y elitismo de este centenar de familias se exponen ahora como cualidades negativas. No es la primera vez que diversos sectores de negocios han intentado crear otros centros de poder para descavalgarla. De ella no se fían los nacionalistas, ni los socialistas, ni los conservadores del PP y tampoco los republicanos independentistas, lo que dice bastante de su mentalidad empresarial. Lo malo de esta guerra, que viene de lejos, aunque ahora viva uno de sus episodios más determinantes –habrá un antes y un después del caso Millet-, es que fomenta la parálisis (todos se fiaban de Millet, políticos y empresarios) y lastra el desarrollo social y económico de Cataluña. Detrás del respeto que se unos y otros se profesan en los actos públicos (Cataluña es un oasis) hay miedo, desprecio y, a menudo, bastante agresividad. Las familias emprendedoras se quejan de no tener una clase política solvente y a la clase política –incluidos los profesionales de todo tipo que de ella viven- le duele no ser invitada a los círculos privados, a las mesas servidas por mayordomos de toda la vida, a las conversaciones en cubierta de los grandes veleros. Que el director general del FC Barcelona espiara a fondo a cuatro vicepresidentes durante la pasada primavera indica que las elecciones a la presidencia, previstas para el final de esta temporada, serán todo menos limpias. Los espiados eran potenciales candidatos y entre los no espiados figura el delfín del presidente Laporta, Xavier Sala-i-Martí. La protesta de los cuatro espiados (personajes sin apenas perfil público) fue silenciada dentro del mismo club y ninguno parece tener hoy la fuerza suficiente para enfrentarse a Sala-i-Martí, economista de gran perfil mediático. Ahora que el asunto está en la calle, Laporta, lanzado a su nueva carrera como político independentista, acusa a "la caverna mediática españolista" de poner el dedo en una llaga cerrada desde hace meses. ¿Cómo consigues que un vicepresidente traicionado por el propio club con un espionaje exhaustivo de su vida privada guarde silencio? Hay más casos de intimidación en la Cataluña política, empresarial y judicial. Muchos han sido juzgados o están siéndolo, como el fraude a Hacienda en beneficio de varios empresarios organizado por el propio inspector local de Hacienda. Somos muchos los catalanes que vemos con gran preocupación esta decadencia, este pasado feudalismo medieval aún por superar. LA VANGUARDIA. 1-10-2009

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