Propuesta de usar el dinero de la obra social para la capitalización

Obra social no, beneficios sí­

Juan Ramon Quintás, ni más ni menos que el presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), ha propuesto que las cajas «deberí­amos destinar todos los recursos a capitalizar al máximo, y reducir la obra social» y con una postura que cí­nicamente a calificado «de gestor», ha expresado su opinión de que esta medida serí­a la mejor para permitir al sector salir de la crisis. Después de años de obtener beneficios, que el mismo ha considerado «record» en el año 2007, gracias a las altas ganancias obtenidas con la financiación a constructoras e inmobiliarias y con la concesión masiva de hipotecas, quieren satisfacer la necesidad de capital para cubrir su vacio financiero actual tragándose también hasta la obra social.

El asecto que tiene más fuerza en la obra social de las cajas españolas es la asistencia social y sanitaria. La partida para asistencia y sanidad creció un 13,7% en 2008, hasta sumar un 38% de la inversión en Obra Social con 774 millones de euros. Cultura y tiempo libre supuso el 35,2% del total (715 millones), educación e investigación el 16% (321 millones) y patrimonio histórico artístico y natural el 11% (220 millones). El origen de las cajas de ahorros como entidades sin ánimo de lucro y con objetivos de apoyo al desarrollo social y local de la zona de implantación, se ha mantenido con las aportaciones para lo que ha venido a llamarse Obra Social. El director general de la Ceca, José Antonio Olavarrieta, también en la misma asamblea anual de la CECA, celebrada en Sabadell con motivo del 150 aniversario de la caja del mismo nombre, se ha permitido el descaro de afirmar que “no hay ninguna ley que obligue a las cajas a destinar recursos a la obra social”, y la demagogia de asegurar que “seguirán haciéndolo porque lo llevan en el ADN”. Lo que van a hacer ahora es cubrir el expediente, disfrazar la obligación social que tienen contraída, por su peculiar procedencia y desde sus cambios posteriores en el sistema financiero, mediante una aparente continuidad de las aportaciones a la Obra Social pero con una reducción drástica del presupuesto previsto. Lo que es necesario ante la actual situación de grave crisis económica es la transformación de las Cajas de Ahorro, como entidades sociales sin ánimo de lucro que son, en un instrumento financiero público de tipo federal, centralizado por el gobierno y controlado y supervisado por los impositores, sus verdaderos dueños. Y esto para promover un plan de choque contra el paro y de apoyo a las PYMES. Que las Cajas de ahorro dejen de obtener dinero para recapitalizar a los que se han beneficiado de su gestión todos estos años y de financiar a fondo perdido a sus gestores políticos.

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