El cambio en Euskadi

Objetivo: tolerancia cero hacia ETA y su entorno

Una actuación sin precedentes, por parte de la Policí­a autónoma vasca, marca en los hechos el antes y el después de un cuerpo renovado. La meta es: tolerancia cero hacia ETA y su entorno, como se hace con los maltratadotes.

No es que sea exactamente éste el rimer hecho que marca un cambio dentro de este cuerpo. En sucesivos artículos se ha estado informando del cambio de mandos que se ha producido internamente y a su vez ya en el pueblo de Mondragón se eliminó el llamado “muro de la vergüenza”: muro de fotografías de presos de ETA que no desapareció ni cuando el asesinato de Isaías Carrasco.Pero es un hecho absolutamente significativo en cuanto a su carácter de cotidianidad. Es decir, el acto en el pueblo de Mondragón tenía una gran fuerza simbólica, en un marco de cambio de gobierno y respecto a un pueblo que recientemente había sufrido el asesinato de un ex concejal socialista.Pero el que se haya sucedido una semana en la que las herrikos de Miraballes, Usansolo y Galdakano o Eibar días más tarde, sus propias sedes, en la que la Policía haya entrado sin más a cortarles la impunidad que gozan, es un hecho sin precedentes. O retirar una pancarta en plena calle a favor de ETA.Puede parecer surrealista, después de años contra el terrorismo, que este hecho irrumpa en la vida cotidiana. Pero es así de crudo.Y así de crudo es que el PNV trate de desmarcarse de las acusaciones sobre su complicidad con el mundo etarra, pero unos hechos y otros, no hacen más que confirmar la diferencia entre uno y otro.Y sobretodo lo más importante es que estos cambios están recibiendo un gran apoyo social. Hace unos días en un programa de Antena 3 Televisión dos agentes de este cuerpo denunciaron que en el periodo del PNV en el Gobierno vasco recibieron órdenes directas de no actuar contra la banda terrorista ETA y especialmente contra su entorno.Este sábado pasado un carta al director en el periódico El Correo, destacaba el hecho de cómo frente a una denuncia respecto a que en el pueblo de Igorre el pregonero de las fiestas iba ser un etarra que había intentado cinco veces asesinar al ex consejero Atutxa, la delegación del gobierno acudió inmediatamente a los tribunales de justicia para evitarlo, y con éxito, pues el acto se suspendió. El ciudadano señalaba como era un acto fruto del nuevo gobierno y alentaba a que no se quedase en una anécdota puntual.O cómo un compañero de Santurtzi el otro día tras ver un gran cartel de presos en su pueblo se dirigió a una patrulla de municipales avisando para que lo retirasen. Al día siguiente ya no estaba.Ante todo hechos. Y sobretodo hechos que dejan de ser anécdotas para empezar a ser una normalidad.

Deja una respuesta