Objetivo Pekín… ¿peligro de incendio en Asia?

EEUU activa el escudo antimisiles en Corea del Sur y China reacciona calificándolo como una amenaza a sus intereses. El auténtico objetivo de este escudo antimisiles norteamericano no es proteger a Corea del Sur, sino apuntar hacia China, y crear el clima necesario para un incremento de la presencia militar norteamericana en Asia.

El lanzamiento de misiles sobre Siria y la detonación de “la madre de todas las bombas” en Afganistan confirmaron el peligro que para la paz y la estabilidad mundial supone la presidencia de Trump. Los acontecimientos posteriores no hacen sino confirmar estas amenazas.Dos recientes acontecimientos parecen marcar el futuro de la política exterior norteamericana, cuando ya se han superado los cien días de de gobierno de Donald Trump.

Por un lado, EEUU ha activado el escudo antimisiles en Corea del Sur, aparentemente dirigido a contener la amenaza nuclear de Corea del Norte, pero dirigido realmente contra una China que ha exigido su cancelación y advertido que “protegerá sus intereses con firmeza”.

Por otro lado, Trump y el presidente ruso, Vladimir Putin, han reabierto las conversaciones paralizadas durante las últimas semanas, abriendo paso a una colaboración para encauzar el conflicto en Siria.

¿Qué consecuencias tienen estos hechos en la situación mundial? ¿Hacia dónde apuntan?

El despliegue del escudo antimisiles en Corea del Sur -similar al instalado en Europa, y que agudizó el conflicto con Rusia- fue pactado hace un año entre Washington y Pyongyang. Conocido como THAAD, tiene un coste de 1.000 millones de dólares, y está fabricado por Lockheed Martin, uno de los principales monopolios de la industria armamentística norteamericana.

Es presentado con el objetivo de “interceptar misiles norcoreanos y defender a la República de Corea del Sur”, ante la reactivación del programa nuclear por parte de Corea del Norte.

Pero sus propósitos reales son muy diferentes. A pesar de su carácter extremadamente reaccionario y su retórica militarista, el régimen norcoreano no tiene capacidad para lanzar un ataque que suponga una amenaza para la paz mundial.

El auténtico objetivo de este escudo antimisiles norteamericano no es proteger a Corea del Sur, sino apuntar hacia China, y crear el clima necesario para un incremento de la presencia militar norteamericana en Asia.

Pekín no ha tardado en reaccionar, denunciando que dado su alcance el radar del escudo antimisiles puede emplearse contra territorio chino. El gobierno chino presiona a Corea del Norte para que abandone el proyecto nuclear, pero ante las maniobras norteamericanas ha advertido que “tomaremos con firmeza las medidas necesarias para proteger nuestros intereses”.«El auténtico objetivo de este escudo antimisiles norteamericano no es proteger a Corea del Sur, sino apuntar hacia China, y crear el clima necesario para un incremento de la presencia militar norteamericana en Asia»

Los hechos confirman que EEUU busca incrementar su presencia militar en Asia, aunque eso suponga poner en cuestión la estabilidad del continente. El Comando del Pacífico de Estados Unidos ha ordenado el despliegue hacia la península coreana de un poderoso grupo de ataque naval encabezado por el portaviones nuclear Carl Vinson. Y Japón está preparando el envío de varios buques de guerra al mar de la China Oriental para unirse al operativo norteamericano.

Washington utiliza el recrudecimiento del conflicto con Corea del Norte para aumentar su despliegue militar en un continente asiático que se ha convertido ya en el principal escenario de la hegemonía mundial.

Esta estrategia norteamericana, concentrada en aumentar la amenaza sobre China para intentar contener su crecimiento dentro de unos límites que no cuestionen la hegemonía norteamericana, pone en peligro la paz y la estabilidad en Asia, y por extensión en todo el planeta.

Sabemos por experiencia que las intervenciones norteamericanas no han “pacificado” nada, y sí han extendido la guerra por los cinco continentes.

Este es también el riesgo del principio de acuerdo anunciado tras una conversación telefónica ente Trump y Puitin. Los presidentes norteamericano y ruso hablaron de la posibilidad de crear “zonas seguras” para lograr una “paz duradera” en Siria. Pero esto exigiría un aumento de la actividad militar norteamericana en Siria, valorando la posibilidad del despliegue de tropas. Lo que, dados los precedentes, aumentaría el precio del conflicto en vidas y destrucción.

Trump intenta integrar, de grado o por la fuerza, a Rusia en un frente mundial que reconozca la hegemonía norteamericana, y sirva de contención a la emergencia china.

Pero en cada una de sus iniciativas, el gobierno norteamericano no hace sino evidenciar su carácter antagónico con los intereses de toda la humanidad. Para conservar su hegemonía no duda en conducir a todo el planeta hacia un periodo de inestabilidad y conflictos.

Y quienes pagamos la factura de los planes norteamericanos somos los países bajo su dominio. En Corea del Sur el despliegue del escudo antimisiles norteamericano ha sido contestado con importantes manifestaciones en defensa de la paz. Cabe recordar que los misiles lanzados sobre Siria se dispararon desde destructores norteamericanos que salieron desde la base de Rota, en suelo español.

Ellos, la superpotencia norteamericana, organiza las guerras y los conflictos. Y luego carga a los pueblos con el gasto y las consecuencias de vivir bajo su dominio.

La defensa de la paz mundial contra los planes militaristas norteamericanos va a ponerse cada vez más en primer plano.

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