Las relaciones EE UU-Rusia

Obama y los gestos rusos

La primera prueba de fuego para la administración Obama con Rusia será la Renovación del Tratado Start I (Tratado de Reducción de Armas Ofensivas Estratégicas) que expira en Diciembre del 2009. A pesar de los prometedores contactos preliminares, la retirada de la acreditación a dos diplomáticos rusos ante la OTAN acusados de espionaje en un asunto vinculado con Hermann Simm (Alto funcionario de Estonia condenado por filtrar información confidencial de la Alianza a los servicios secretos rusos), unido a las previstas maniobras de la OTAN en Georgia para el mes de Mayo tildadas «de provocación» por Medvedev han venido a tensionar las relaciones ruso-americanas.

Obama, afirmó hoy que su aí­s y Rusia pueden mejorar su relación en torno al desarme nuclear y otros asuntos. Obama habló así­ tras una reunión en la Casa Blanca con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, con el que abordó, entre otros asuntos, la visita que tiene prevista a Moscú para el próximo julio para reunirse con el presidente ruso, Dmitri Medvédev.Desde el punto de vista de la Casa Blanca, corresponde a Moscú mostrar cierto aperturismo en sus relaciones con sus vecinos del este de Europa para responder a la mano tendida de Obama. La actual Administración sigue teniendo como objetivo que Ucrania y Georgia pasen a formar parte de la OTAN, una circunstancia que Moscú considera inaceptable.Desde Washington se argumenta que la voluntad y el esfuerzo de Obama para reflotar unas relaciones que habí­an llegado a sus mí­nimos al final de la Administración de George Bush merecen un gesto por parte de Medvedev y, sobre todo, del primer ministro, Vladimir Putin.Pero Moscú sigue enviando mensajes de firmeza, como la expulsión de dos funcionarios de la OTAN en Moscú después de que la Alianza retirara las credenciales de dos enviados rusos y, sobre todo, su decisión de cancelar una reunión con la OTAN convocada para el 15 de mayo como protesta por los ejercicios militares de los aliados en Georgia.En realidad esas maniobras son inofensivas, pero se trata de una provocación por parte de la OTAN organizar maniobras, estimulando con esto a Tbilisi a emprender nuevas aventuras militares y limpiar sin ningún mérito su reputación de paí­s belicoso e inestable.Como es sabido, el Consejo Rusia-OTAN fue creado en un encuentro en la cumbre Rusia-OTAN el 28 de mayo de 2002 en Roma. Su objetivo principal, como dice la página oficial digital, es ser un «foro de consultas y mecanismos para lograr consenso de cooperación y para la adopción de acciones conjuntas en un campo amplio de asuntos de seguridad en la región euro-atlántica».»El problema es que desde que fue creado el Consejo Rusia-OTAN no ha podido superar ninguno de los estereotipos estratégicos de los tiempos de la «guerra frí­a» y no ha logrado elaborar ninguna valoración estratégica común sobre amenazas a la seguridad y las formas para combatirlas», afirma la administración rusa.De las relaciones entre EEUU y Rusia sigue dependiendo la construcción de una arquitectura de seguridad europea estable. Y por tanto sus implicaciones van mucho más allá que las simples relaciones entre Washington y Moscú. La misma definición de la OTAN y su papel estratégico en el mundo tras la guerra frí­a dependen en gran medida de este asunto. Los términos en que puede producirse esta distensión, lo que Obama está dispuesto a ofrecer a Putin y lo que exige a cambio es lo que está en negociación en estos momentos.Europa es el principal socio económico de Rusia, y Rusia es el tercer socio comercial de Europa, tras Estados Unidos y China. Pero sin integrar a Rusia en un orden de seguridad europeo normalizado y desmilitarizado (como se prometió a Gorbachov en 1990 a cambio de la histórica retirada soviética de Europa del Este), la UE nunca podrá alcanzar una polí­tica exterior coherente y efectiva, capaz, por ejemplo, de hacer oí­r su voz e influencia en el principal polvorí­n planetario, que es Oriente Medio.Impedir eso ha sido, precisamente, una de las prioridades de Estados Unidos en Europa desde que concluyó la guerra frí­a. Mantener la OTAN, ampliarla incorporando a todos los antiguos paí­ses del Este y al máximo de repúblicas ex soviéticas, y rodear a Rusia de bases militares de la OTAN o de Estados Unidos (la mitad de las catorce repúblicas ex soviéticas las tienen) ha sido la manera de mantener la tensión con Rusia. Allí­ donde no habí­a posiciones atlantistas se han fomentado revoluciones naranjas.Esta claro que la reducción del arsenal nuclear serí­a un ahorro económico ingente para ambos paí­ses, en una situación de crisis que les obliga a optimizar recursos. Rusia quiere manejar su situación estratégica y de fuerza para impedir una presencia militar permanente de EE UU en su área de influencia de Asia central. Uno de los fines del nuevo tratado a negociar es el de fijar un nuevo lí­mite para ojivas atómicas y sus sistemas de lanzamiento. Aunque apenas se acaba de desarrollar la primera reunión técnica, a nivel diplomático, se da por hecho que ambos mandatarios, tanto el ruso Medvedev, como el estadounidense Obama, están comprometidos en la reducción del armamento nuclear de ambas naciones.Un compromiso que obedece, según observadores, más bien a los problemas económicos que aquejan a ambas naciones y no a una nueva filosofí­a pacifista. Hasta ahora, por lo menos, no hay señales consistentes de que así­ sea. También es cierto que tras la limitación propia de armas atómicas, Estados Unidos y Rusia están interesados en impedir o, por lo menos, frenar la adquisición y posesión de armas de destrucción masiva por parte de terceros Estados. Pero tan convencidos del desarme no parecen estar los rusos. El hecho que Estados Unidos mantenga una ventaja material sobre Rusia en armas convencionales, hace temer a éstos que si se llega a un acuerdo de reducción de armas nucleares, puede significar una considerable desventaja. Es a ello que se debe la «reservada reacción» de Moscú al anuncio de la visión de Obama de crear «un mundo libre de armas nucleares». De la planeada visita de Obama a Moscú en julio próximo deberá salir el borrador de la intención de acuerdo entre las dos mayores potencias nucleares del mundo.EE UU necesita de la colaboración de Rusia para establecer nuevas rutas de abastecimiento a su operación en Afganistán, con el recrudecimiento de la situación en Pakistán. Pero no va ha dejar de intentar aumentar su presencia en Georgia y el Cáucaso en un intento de aislar la influencia Rusa. Pero de la relación con Rusia depende también el statu quo -todaví­a por definir con precisión- de una región vital como es el Asia Central, donde confluyen los intereses de al menos tres grandes potencias (Rusia, EEUU y China, con India a la expectativa).

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