Selección de prensa internacional

Obama Motors S.A.

Esto es proteccionismo comercial en bruto. Es también el comportamiento de un cártel que explican los libros de texto y serí­a una violación de las leyes antitrust si se practicara por una empresa privada.

Pero los ventajas ara GM son ilusorias, porque los límites a la importación significan que la compañía tendrá que invertir aún más para equipar con nuevas máquinas sus plantas domésticas para hacer los pequeños coches verdes que el presidente Obama y el Congreso están exigiendo. Y nadie sabe si los americanos comprarán tales coches, incluso si GM puede hacerlos de forma competitiva en los EEUU. EEUU. The Wall Street Journal OBAMA MOTORES S.A. Ya en diciembre, en una economía muy, muy lejana, el entonces director general Rick Wagoner puso el miedo en el cuerpo de los contribuyentes calculando un coste de 100.000 millones de dólares en caso de que General Motors no fuera rescatada por el gobierno. Bueno, GM fue rescatada en diciembre y nuevamente en marzo, y desde hoy los presupuestos federales lo rescatarán por tercera vez con un cálculo de coste de la quiebra de por lo menos 50 mil millones, y eso para empezar. Bienvenido a Obama Motors, y a lo que es probable que sea un largo, costoso e infeliz proceso de un ejercicio político de fabricación de coches. Los contribuyentes hasta la fecha han puesto casi 20.000 millones de dólares, lo que se suponía que iba a ser un préstamo a tasas de interés de mercado, pero en virtud del cual el Tesoro, forzando la reestructuración lo convertiría en la su mayor parte en acciones de la nueva GM. Los federales también pondrán sobre la mesa los 30,1 mil millones de dólares para los financieros "poseedores de deuda” y harán efectiva la nacionalización del una vez poderoso fabricante de autos, tomando aproximadamente el 60% de la propiedad. (Eso es sin contar los 12,5 mil millones para salvar a GMAC, la división financiera de la empresa) El gobierno canadiense tendrá a partrir de ahora un 12% de la nueva GM, el sindicato UAW obtendrá un 17,5%, y los desventurados tenedores de bonos han de conformarse con un 10%. El Tesoro de Obama está retratando ésta como la mejor solución para el desorden heredado que dejaría a GM con muchos menos gastos de asistencia sanitaria, un balance saneado, un humilde UAW que ha renunciado a algunas pagas por rendimiento, y una red distribución y una línea de producción más eficientes. GM, se nos dice, ahora podrá obtener beneficios y un día incluso devolver el dinero a los contribuyentes. Si cierras los ojos e imaginas que los administradores privados de GM serán capaces de tomar decisiones basadas únicamente en el juicio de los empresarios, incluso se puede empezar a creer. Todas las decisiones que los federales han hecho desde diciembre sugiere que una gestión no política será imposible. Primero se sustituye el Sr. Wagoner –a quien, sin embargo, se sigue pagando- por el más flexible Fritz Henderson como director general y Kent Kresa como Presidente. Estos últimos son buenos en los juegos de Washington, pero no han probado nada en la fabricación de coches populares. A continuación el Tesoro ha castigado a los tenedores de bonos en Chrysler y GM convirtiendo sus dólares en centavos, lo que no hará a los acreedores estar deseosos de prestar a las empresas en el futuro. También hay acuerdo en que la reducción de las cargas que la UAW aprobó la semana pasada, en cierto modo reducirá los costos, pero probablemente no lo suficiente como para hacer un nuevo y más pequeño GM competitivo. El nuevo acuerdo facilita algunas normas de trabajo y descripciones de puestos de trabajo pero no la reducción de la remuneración por hora, las pensiones o la atención de la salud de los trabajadores activos. El acuerdo también debe ser renegociado en dos años por una Administración con Obama de candidato a la reelección y con la necesidad de mantener contentos a los grandes sindicatos aun con riesgos para los contribuyentes accionistas. La Administración de concesiones a la UAW, además, restringe la capacidad de la empresa para importar coches más pequeños y más eficientes en consumo de combustible que se hacen ya en el exterior. El presidente de la UAW Ron Gettelfinger (…) se jactó la semana pasada que "nosotros, con toda franqueza, ejercemos presión sobre la Casa Blanca, el [auto] grupo de trabajo y la empresa" para minimizar las importaciones de automóviles del exterior. GM también está vendiendo sus operaciones de Opel en Europa como parte de esta reestructuración, y el Washington Post informa que una de las condiciones de venta del Tesoro es que los nuevos propietarios de Opel deberán permanecer fuera de los EEUU, e incluso fuera de China, donde el negocio de GM es fuerte. Esto es proteccionismo comercial en bruto. Es también el comportamiento de un cártel que explican los libros de texto y sería una violación de las leyes antitrust si se practicara por una empresa. Pero los ventajas para GM son ilusorias, porque los límites a la importación significan que la compañía tendrá que invertir aún más para equipar con nuevas máquinas sus plantas domésticas para hacer los pequeños coches verdes que el presidente Obama y el Congreso están exigiendo. Y nadie sabe si los americanos comprarán tales coches, incluso si GM puede hacerlos de forma competitiva en los EEUU. La Administración se compromete a ejercer un ligero cambio de propiedad, pero es sólo una cuestión de tiempo antes de que el Congreso empiece a microgestionar el negocio de GM. Cada decisión de cerrar una planta será un acto de guerra, como el cierre de una base militar. ¿Y qué hay de la compra de piezas a los proveedores extranjeros? ¿También se prohibirán cuando el Sr. Gettelfinger lo exija, incluso si los costes son más bajos? Los gerentes y directores de GM tendrán un ojo puesto en el aumento de valor para los accionistas, pero el otro en agradar a sus mentores políticos en Washington. La Administración Obama ha susurrando a la prensa que podría empezar a vender su participación dentro de un año o 18 meses, y que espera estar fuera de la empresa en su totalidad en cinco años. Pero si se asume que el contribuyente hace una inversión de 50.000 millones, GM tendría que llegar a valer 80.000 millones para que los contribuyentes recuperaran los gastos de su participación del 60%. A modo de comparación, la capitalización de mercado de GM en su máximo reciente en el año 2000 fue de sólo 56 mil millones de dólares. La corrupción más grande será cuando el gobierno trata de justificar su titularidad favoreciendo a GM sobre Ford y otras fábricas de automóviles que no están a cargo del Estado. En la legislación TARP figura un ejemplo patente en la forma de un crédito fiscal de 7.500 dólares para los consumidores que compren el nuevo coche eléctrico de GM, el Chevy Volt. Espere más de esos favoritismos, en particular enormes nuevas subvenciones para los coches verdes para salvar las resistencias de los consumidores a sus encantos. Al Sr. Obama le gusta decir que es un pragmático (…) Pero en la resurrección de una política industrial de automóviles que incluso Francia hace mucho tiempo que ha abandonado, el Presidente se ha hecho a sí mismo el presidente del Consejo de Administración de General Motors de facto. Nuestra hipótesis es que le va a pesar tanto como a los contribuyentes. THE WALL STREET JOURNAL. 1-6-2009 China. Diario del Pueblo ROUBINI PRONOSTICA QUE EL YUAN PUEDE SUSTITUIR AL DÓLAR El economista estadounidense Nouriel Roubini, de la Universidad de Nueva York, aseguró que "podemos estar ingresando al siglo asiático" en el que dominan una China en ascenso y su moneda. Roubini, académico de la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York, analiza el fenómeno chino en un artículo que lleva su firma y que fue publicado hoy por el cotidiano local "Clarín". "El siglo XIX estuvo bajo el dominio del imperio británico, y el siglo XX bajo el de los Estados Unidos. Ahora podemos estar ingresando al siglo asiático, que dominan una China en ascenso y su moneda", indicó. Sin embargo, advirtió que "la condición del dólar de principal moneda de reserva no se desvanecerá de la noche a la mañana". "Antes de lo que pensamos, otras monedas pueden desafiar al dólar" , añadió, para indicar que "lo más probable es que se trate del renminbi", en referencia a la moneda de curso legal en China y cuya medida es el yuan. Según Roubini, eso "tendría un grave costo para los Estados Unidos, dado que desaparecería su capacidad de financiar el déficit presupuestario y comercial". El experto recordó que "tradicionalmente, los imperios que tienen la moneda de reserva global son también acreedores extranjeros y prestadores netos". A modo de ejemplo, señaló que "el imperio británico declinó, y la libra perdió su condición de principal moneda de reserva global, cuando Gran Bretaña se convirtió en deudor y tomador de préstamos neto en la Segunda Guerra Mundial". Desde esa perspectiva, "en la actualidad, Estados Unidos se encuentran en una posición similar". Ello debido a que "tiene grandes déficits comercial y presupuestario y depende de la buena voluntad de acreedores extranjeros inquietos que empiezan a sentirse incómodos ante la idea de acumular aún más activos en dólares". Por eso, "la consecuente caída del dólar puede no ser más que cuestión de tiempo". Roubini descartó que "la libra británica, el yen japonés y el franco suizo" pudieran reemplazar al dólar porque éstas "siguen siendo monedas de reserva menores" dado que "esos países no son grandes potencias". También consideró que "el oro continúa siendo una reliquia bárbara cuyo valor sólo aumenta cuando la inflación es alta" y que "el euro se ve afectado por los temores respecto de la viabilidad a largo plazo de la Unión Monetaria Europea. Por eso concluyó que "lo único que queda es el renminbi". Para el experto, "China es un país acreedor que tiene grandes superávits de cuenta corriente, un déficit presupuestario reducido, una deuda pública mucho menor en relación con el PBI (Producto Bruto Interno) que la que tienen los Estados Unidos y un firme crecimiento" . Además, ese país "ya toma medidas para desafiar la supremacía del dólar" porque "Beijing propone una nueva moneda de reserva internacional bajo la forma de derechos especiales de giro", es decir una canasta de dólares, euros, libras y yenes. "China pronto querrá que su propia moneda integre la canasta, así como que se utilice el renminbi como forma de pago en el comercio bilateral", insistió Roubini, aunque admitió que "por el momento, el renminbi dista de alcanzar la jerarquía de moneda de reserva". También estimó que "esa declinación del dólar podría llevar más de diez años" aunque no descartó que "puede producirse antes si Estados Unidos no pone orden en sus finanzas". "Los Estados Unidos deben controlar el gasto y la toma de crédito, además de buscar un crecimiento que no se base en burbujas crediticias y de activos", planteó. Para el experto de la Universidad de Nueva York, "durante los últimos veinte años los Estados Unidos gastaron más de lo que ganaron, lo que aumentó sus obligaciones en el exterior y acumuló deudas que pasaron a ser insostenibles". Asimismo, "un sistema en el que el dólar era la principal moneda global permitió prolongar un endeudamiento insensato", agregó Roubini. DIARIO DEL PUEBLO. 1-6-2009 México. La Jornada VUELCO EN EL SALVADOR La toma de posesión de Mauricio Funes como nuevo presidente de El Salvador, que ha de realizarse hoy en la capital de ese país centroamericano, el más pequeño de América Latina, es un momento histórico, cargado de significación para los propios salvadoreños y para toda la región. Es también un punto cargado de factores de esperanza, pero también de incertidumbre. El relevo presidencial no sólo implica el fin de 17 años de gobiernos oligárquicos y derechistas legitimados por las reglas democráticas que se fijaron tras la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, en 1992, signados por el régimen salvadoreño y por los dirigentes de las organizaciones guerrilleras agrupadas en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), sigla que se convirtió en el partido político y que, con Funes como abanderado, ganó los comicios del pasado 15 de marzo. Es, por añadidura, la confirmación de que la insurgencia popular salvadoreña realizó la apuesta correcta en el momento en que decidió dejar las armas a condición de que el grupo en el poder acatara el juego democrático. No debe olvidarse que la sangrienta guerra que se desarrolló en la patria de Farabundo Martí y de Roque Dalton, y en la que Estados Unidos desempeñó un papel nefasto como principal sostén de los regímenes contrainsurgentes, ya fueran abiertamente militares o dispusieran de una fachada civil, se gestó no sólo a consecuencia de la extrema desigualdad y la miseria en las que se encuentra todavía una buena parte de la población, sino también como resultado de la cerrazón política oligárquica que no dejó a los sectores populares otra salida que la lucha armada. Obtenida la democracia formal, las antiguas organizaciones guerrilleras hubieron de transitar una larga y árida búsqueda de la oportunidad política que las pusiera en situación de intentar la transformación de realidades sociales lacerantes que no fueron modificadas por los acuerdos de paz firmados en nuestro país. En los años transcurridos desde entonces, el panorama político y económico mundial ha experimentado cambios profundos y dramáticos. El neoliberalismo ha devastado sociedades y países, ha debilitado soberanías nacionales y ha agudizado las condiciones materiales en los países de América Latina. Tales procesos empezaron a revertirse, en distintas magnitudes y con diferentes acentos, en las naciones en las que las propuestas alternativas han triunfado en las urnas; los casos más claros –aunque polémicos– de esta tendencia han tenido lugar en Brasil, Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador y Paraguay. Toca ahora el turno a El Salvador, pequeño país cuyos sectores populares se enfrentaron, prácticamente solos, al poderío bélico, político, económico y tecnológico de Estados Unidos, sin cuyo respaldo los gobiernos oligárquicos no habrían sido capaces de sobrevivir. En un contexto transformado, cuando la institucionalidad de Washington experimenta, a su vez, un giro aún incierto y todavía esperanzador, a pesar de las vacilaciones y debilidades de la administración encabezada por Barack Obama, el gobierno que implante Mauricio Funes a partir de hoy deberá iniciar el difícil cumplimiento de las expectativas sociales acumuladas durante varias décadas. Tiene en su favor el conjunto de gobiernos progresistas que intentan construir economías y sociedades más humanas que lo que exigían las recetas neoliberales, así como el reciente cambio presidencial en Washington, con todo y lo que ha implicado en materia de política internacional y de estrategias hacia Latinoamérica. Pero debe tomar en cuenta desventajas ineludibles, como la crisis económica que afecta al mundo entero y que se traduce, en nuestra región, en obstáculos formidables para lograr una rápida mejoría de las condiciones de vida de los sectores mayoritarios de la población, incluso si se tiene la voluntad política empeñada en esta dirección. Por añadidura, la añeja oligarquía que controla la economía del Pulgarcito de América habrá podido perder las elecciones presidenciales, pero está muy lejos de haber sufrido una derrota definitiva. Hoy empieza, pues, un periodo crucial en la historia de El Salvador. Es pertinente formular votos por que el gobierno de Funes logre salir adelante y transformar las incertidumbres en cambios palpables y satisfactorios, y porque la opinión pública internacional mantenga la atención en ese pequeño país hermano que supo concatenar una tradición heroica de resistencia popular con una probada vocación democrática y ciudadana. LA JORNADA. 1-6-2009

Deja una respuesta