SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Obama en las redes de Bush

“No se puede tener un cien por cien de seguridad y un cien por cien de privacidad” ha dicho Obama ante el reciente escándalo de dos programas de espionaje desarrollados por la principal agencia de espionaje electrónico del país, la Nacional Security Agency, mucho menos conocida que su prima hermana la CIA. Pero mejor prescindamos de eufemismos: lo que de verdad quiere decir Obama es que no se puede tener un cien por cien de seguridad y un cien por cien de libertad. ¿No es la privacidad, la esfera más personal de una persona, un elemento central de la libertad? El que ya algunos llaman en su país George W. Obama en recuerdo de su predecesor George W. Bush, añadió que “Hay que hacer concesiones y estas pequeñas concesiones nos ayudan a prevenir ataques terroristas”.

Veamos. Primero, “pequeñas concesiones” que se concretan en una recreación de las peores pesadillas del Gran Hermano con capacidad para espiar hasta los detalles más íntimos prácticamente de todos los habitantes de la Tierra. Como “limitaciones” de este omnímodo poder, Obama presenta como gran argumentación que todo esto lo conocen tanto miembros del Congreso como un tribunal y, por supuesto, ambos secretos. ¿Eso es garantía de algo? ¿Quiere decir que los derechos más elementales no se violarán porque unas cuantas personas del “establishment” estén en el secreto?

Segundo, la dichosa guerra contra el terrorismo, esa que inició Bush y que nunca terminará porque siempre hay y habrá amenazas de actos de terror. En nombre de esa guerra, Bush cometió muchas tropelías y violaciones de los derechos humanos más elementales como la invasión de Irak dejando un país en guerra sectaria permanente, Guantánamo y más Guantánamos secretos, secuestros, asesinatos selectivos, tortura generalizada, detenciones arbitrarias en Estados Unidos, escuchas ( estos programas hoy conocidos se iniciaron bajo su presidencia) y la lista no acaba aquí. Obama manifestó su propósito de terminar con esta guerra iniciada tras los ataques del 11S y su secuela legislativa de la Patriot Act aprobada en veinticuatro horas en una irracional atmósfera de patrioterismo exacerbado y unánime. Pero lo cierto es que, salvo alguna excepción, estas violaciones de los derechos humanos continúan. Incluso es exclusividad de Obama el empleo de los aviones no tripulados (“drones“): desde junio de 2004 hasta septiembre de 2012 los “drones” mataron sólo en Pakistán (se han usado también en Yemen y en Somalia) entre 2562 y 3325 personas de las cuales entre 474 y 881 eran civiles, incluyendo a 176 niños (www.thebureauinvestigates.com/category/projects/ drones).

Obama está atrapado en la pesada herencia de su antecesor Bush. No ha podido o no ha querido liberarse. Es cierto que un presidente en Estados Unidos sin mayoría en ambas Cámaras del legislativo está muy condicionado y su poder muy limitado. Pero lo está mucho más por los poderes fácticos que tejen una tupida red que ahoga y determina la existencia y decisiones de quien, según dicen algunos, es la persona más poderosa de la Tierra. Tonterías.

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