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Obama da luz verde a los recortes automáticos en el gasto público

El presidente de EE.UU., Barack Obama, ordenó hoy la puesta en marcha de recortes por 85.000 millones de dólares en lo que resta del año fiscal 2013, después de que fracasaran los esfuerzos entre la Casa Blanca y el Congreso por evitarlos.

Recurriendo a la autoridad que le concede una ley presupuestaria federal, Obama autorizó los recortes masivos, que son producto de un pacto acordado en agosto de 2011 por el Congreso para elevar el techo de la deuda, a cambio de elaborar un plan para la reducción del déficit que no se logró.

En paralelo a la orden de Obama, la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca envío al Congreso un informe que detalla las cantidades y porcentajes de los recortes fiscales que se pondrán en marcha.

En el documento de 83 páginas, dirigido a ambas cámaras del Congreso, la OMB advierte de que los recortes tendrán un efecto «profundamente destructivo para la seguridad nacional, las inversiones domésticas, y las funciones principales del Gobierno».

Así, el Pentágono sufrirá recortes por un 13% mientras que el resto de los programas no relacionados con defensa afrontarán recortes por cerca del 9%.

Agrega que los recortes al Pentágono producirán una reducción en la preparación de muchas unidades; demoras en inversiones en nuevos equipos; recortes en reparación de equipos y el debido mantenimiento de instalaciones; interrupciones en los esfuerzos de investigación y desarrollo militares; reducciones «significativas en programas de armamentos, y cesantías laborales de la mayoría de los empleados civiles «por un tiempo significativo».

El documento desglosa los porcentajes de las reducciones en todas las agencias y programas federales, incluso de agencias dedicadas a la asistencia exterior, aunque no precisa recortes a países en concreto.

Así, el Cuerpo de Paz sufrirá en los próximos siete meses una reducción de 19 millones de dólares, mientras que la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), tendrá recortes por unos 300 millones de dólares.

Aparte de los recortes en materia de defensa, el documento señala, por ejemplo, que el programa de Medicare, que da cobertura médica a ancianos, jubilados y discapacitados, sufrirá reducciones del dos por ciento.

Según observadores, el pleno impacto de los recortes en la economía -que se producen después de que la Casa Blanca y el Congreso fracasaran hoy en su último intento por evitarlos- se sentirá probablemente en abril próximo, dado que se realizarán de forma escalonada.

«Recortes estúpidos y arbitrarios»Tras una reunión a puerta cerrada en la Casa Blanca, Obama compareció ante la prensa y culpó a los republicanos en el Congreso de la inevitabilidad de los recortes «arbitrarios», mientras éstos insistieron en que no van a apoyar los nuevos aumentos impositivos que reclama el Gobierno.

Hace dos meses ya se logró evitar inextremis el abismo fiscal, esta vez no se ha podido salvar la situación por el desacuerdo entre republicanos y democratas.

Obama aseguró que la entrada en vigor de una «serie de recortes estúpidos y arbitrarios» en el presupuesto se debe a los conservadores en la Cámara de Representantes.

«No todo el mundo va a sentir el dolor de los recortes de inmediato, pero el dolor será real. A partir de la próxima semana muchas familias de clase media verán sus vidas perturbadas de una manera significativa», sostuvo Obama tras reunirse con los líderes demócratas y republicanos en el Congreso.

Según Obama, los recortes que se aplicarán paulatinamente hasta concluir el año fiscal 2013 en septiembre próximo, supondrán la pérdida de 750.000 empleos y la reducción de medio punto porcentual en el crecimiento del PIB.

No obstante, trató de rebajar la alarma y dijo que EEUU saldrá adelante y que «no va a ser el apocalipsis». «Esto no es una victoria para nadie. Es una pérdida para todo el pueblo estadounidense», enfatizó Obama sobre la inminente aplicación de los recortes, pactados en el Congreso en 2011 entre demócratas y republicanos para forzar un pacto de largo alcance sobre la reducción del elevado déficit público -superior al 8 % en 2012- que aún no ha llegado.

El principal escollo de las negociaciones está en que los republicanos consideran que el gasto es excesivo y hay que recortarlo más, mientras los demócratas persiguen una reforma tributaria para aumentar los ingresos del Estado mediante más impuestos a la que los conservadores se oponen.

«La discusión sobre los ingresos, en mi opinión, ha terminado. Se trata de asumir el problema del gasto», explicó a los periodistas el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, al término de la reunión con Obama.

Boehner recordó que ya hubo una subida impositiva en enero, en referencia al acuerdo logrado para aumentar la carga tributaria a los ingresos superiores a los 400.000-450.000 dólares anuales dentro de las negociaciones que evitaron el llamado «precipicio fiscal«.

Una periodista preguntó a Obama por qué no «encerraba a los líderes del Congreso en una habitación» hasta que lograran un acuerdo, recogiendo así el malestar de la opinión pública por la inacción de la clase política, según reflejan las encuestas.

«No soy un dictador, soy el presidente», respondió Obama, quien añadió, haciendo referencia a la película Star Wars, que no puede hacer como un Jedi y traer a los republicanos al lado luminoso de la fuerza para «convencerlos de que hagan lo correcto».

El propio Obama y la Casa Blanca lanzaron hace unos días una campaña para alertar del impacto de los recortes con advertencias de que habrá problemas en el tráfico aéreo, bajas forzosas para muchos empleados federales y mermas en servicios vinculados a la educación y la seguridad nacional.

«La reducción del déficit es parte importante de nuestra agenda, pero no la única», remarcó hoy también Obama, al prometer que no va a dejar que el «estancamiento político» en torno al tema presupuestario impida seguir trabajando con los republicanos en otras áreas.

Así, Obama prevé continuar sus esfuerzos a favor de un mayor control de las armas, el aumento del salario mínimo interprofesional, y el diálogo con los republicanos sobre la reforma migratoria.

Por su parte, Boehner se mostró dispuesto a trabajar para garantizar la financiación del Gobierno para el resto del año fiscal y evitar así un cierre parcial del Gobierno el próximo 27 de marzo, cuando se agotan buena parte de los fondos federales.

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