Un hito Histórico para el frente antihegemonista

Nunca se vio tanta rebeldia

Cuba proclamó como «gran victoria» la decisión de la OEA de abrirle la puerta tras 47 años de exclusión, pero mantuvo inalterable su rechazo a retornar al foro, lo que deja dudas del impacto real de la medida, sobre todo en el acercamiento con Washington. «Es una gran victoria para los pueblos de América Latina y el Caribe y también para el pueblo de Cuba, (pero) lo que ha ocurrido no modifica en nada lo que Cuba pensaba ayer, anteayer y hoy», dijo el jefe del Parlamento, Ricardo Alarcón, en una de las primeras reacciones oficiales de La Habana.

Ilustrando el desdén or la Organización de Estados Americanos (OEA), Alarcón afirmó que la decisión, si bien puso «fin a una injusticia y a un atavismo prehistórico», en Cuba «hay interés de guardarla en los museos de arqueologí­a». En un hecho considerado histórico por gobiernos de América latina, la OEA en su Asamblea General en Honduras anuló el miércoles por consenso, incluido Estados Unidos, la resolución que suspendió a Cuba en 1962, con lo que permitió su regreso si lo pide y adopta los principios democráticos del foro. Antes de esa decisión, Fidel Castro, apartado de la presidencia desde que enfermó hace tres años, acusó a la OEA de ser el «caballo de Troya» de Estados Unidos y cómplice de sus «crí­menes».»Nunca se vió tanta rebeldí­a. La batalla es sin duda dura. Muchos paí­ses dependen del dedo í­ndice de una mano del Gobierno de Estados Unidos apuntando al Fondo Monetario, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo o cualquier otra dirección para castigar rebeldí­as. Haberla librado es ya de por sí­ una proeza de los más rebeldes. El 2 de junio de 2009 será recordado por las futuras generaciones» afirmo Fidel Castro.»En un momento u otro, la totalidad de los paí­ses de América Latina fueron ví­ctimas de las intervenciones y agresiones polí­ticas y económicas. No hay uno solo que pueda negarlo. Es ingenuo creer que las buenas intenciones de un Presidente de Estados Unidos justifique la existencia de esa institución que abrió las puertas al caballo de Troya que apoyó las Cumbres de las Américas, el neoliberalismo, el narcotráfico, las bases militares y las crisis económicas. La ignorancia, el subdesarrollo, la dependencia económica, la pobreza, la devolución forzosa de los que emigran en busca de trabajo, el robo de cerebros, y hasta las armas sofisticadas del crimen organizado fueron las consecuencias de las intervenciones y el saqueo procedentes del Norte. Cuba, un pequeño paí­s, ha demostrado que se puede resistir el bloqueo y avanzar en muchos campos e incluso cooperar con otros paí­ses» Sentencio Castro.Todos los gobiernos latinoamericanos, sin excepción, tienen relaciones diplomáticas plenas con Cuba, cuyo ingreso al Grupo de Rí­o y participación en la primera Cumbre de América Latina Latina y el Caribe, celebrada en diciembre pasado en Brasil, mostró la voluntad unánime e incontrovertible de sus jefes de Estado y gobierno de reparar definitivamente la exclusión de la isla de los foros regionales. Era muy clara la postura latinoamericana en San Pedro Sula y muy clara también la intención inicial de Estados Unidos de impedirla con condicionamientos que vulneran la propia carta de la organización, como demostró el presidente Zelaya al dar lectura al artí­culo que reconoce el derecho de los estados miembros a elegir el sistema económico, polí­tico y social que decidan, sin interferencia extranjera.Como ya habí­a ocurrido en marzo en la cumbre de Puerto España, Cuba fue el centro del debate en la reunión de San Pedro Sula aunque no estuviera en la agenda. La Habana ha expresado de manera muy clara que no regresará a la OEA, de modo que lo que estaba en discusión era la reparación por los estados miembros -incluido Estados Unidos- de una aberrante injusticia histórica, como señaló el presidente del paí­s anfitrión, Manuel Zelaya, en un discurso honesto y valiente como pocas veces se ha escuchado en una reunión del obsoleto mecanismo.Aunque Washington lo declare como una victoria de su diplomacia inteligente, que da pasos y muestras de acercamiento a el frente antihegemonista, para demostrarles un cambio de rumbo en el imperio que acata la multilateralidad y se quiere sumar como uno más al consenso de la región. La visión de la jugada por parte de Latinoamérica es diferente. El clamor de todos los gobiernos Latinoamericanos por el fin del bloqueo hasta sus fieles aliados como México, Colombia o Chile, denotan un cambio en la correlación de fuerzas en la región. La paulatina pérdida de su influencia hegemónica en Latinoamérica, que se plasma en todos los planos desde el económico al polí­tico. La inoperancia de los planes genocidas de la anterior administración, potenciando un telón de fugo para contener el avance de el frente antihegemonista através de sus caballos de trolla «la lucha contra el narcotráfico», y la famosa «lucha contra el Terrorismo», no han funcionado, al contrario han afianzado mucho mas el rechazo de los pueblos latinoamericanos a el imperialismo yanqui y el desprecio a décadas de doctrina Monroe que solo les dejaba el espacio de ser el patio trasero del imperio.El ascenso de Brasil como un emergente no solo regional sino mundial, la consolidación del frente antihegemonista promovido por Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, la entrada en liza de nuevos actores como China, India o Rusia, han permitido a la región ámbitos de desarrollo de polí­ticas nacionales e independientes, que se están transformando en un movimiento consolidado en el cual EE UU ha dejado de tener la iniciativa y esa es una de las principales conclusiones de lo sucedido en la cumbre de Honduras. El desarrollo de la crisis económica global hace parecer que los acontecimientos surjan a una velocidad que desborden la capacidad analí­tica. La reciente visita de Thomas Shannon a Bolivia, el intento de Obama por restablecer relaciones con Venezuela, el anuncio de revisar la estrategia respecto a Cuba y el Bloqueo es una indicación de eso. Otra ha sido el reciente reporte que China ha desplazado a Estados Unidos, después de 75 años, como el socio comercial más importante de Brasil. Desde la debacle en la cumbre de Mar de Plata en 2005 del plan de George W. Bush para un Área de Libre Comercio de las Américas, Estados Unidos no ha podido defender su posición dominante comercial en América Latina y eso se esta traduciendo en el ámbito polí­tico.Entonces cuando se habla del inicio de una nueva fase en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, hay que dejar claro que no es algo que el gobierno estadounidense ha iniciado. El Presidente Obama, Hillary Clinton y sus colegas reaccionan a acontecimientos sobre los que tienen poco control. El frente antihegemonista ha encontrado en este nuevo horizonte multipolar una gran salida, que le permite desprenderse de cientos de años de doctrina Monroe. Pero las cifras definen un panorama donde EE UU esta perdiendo la iniciativa y definitivamente en América Latina, lo más probable es que cualquier cambio de polí­tica será impuesto sobre el gobierno de Estados Unidos por acontecimientos más allá de su control. El problema para la administración obama, que la crisis economica esta haciendo que los acontecimientos sucedan a una velocidad de vértigo, que hacen que haya perdido en parte la iniciativa y tenga que recomponer la estrategia de un gobierno que tiene que tomar decisiones polí­ticas que implican a la mayor economí­a y al más poderoso imperio del planeta, eje de varias crisis y obligado a afrontar un descalabro económico mundial, salir de dos guerras, impedir que sus adversarios obtengan ventajas en la coyuntura y mantener a raya a aliados oportunistas; todo ello sin contar la atención que demandan las crisis coyunturales y el diario bregar.Eso no quiere decir que EE UU abandone el concepto de la doctrina Monroe que le ha servido para crecer y convertirse en superpotencia imperial. Para nada estos acontecimientos denotan que Washington este dispuesto a desmontar el ferreo andamiaje de intervención y de sujeción económica, polí­tica y militar edificado a sangre y fuego por la clase dominante de su paí­s al sur del rí­o Bravo. Al contrario, todos los datos disponibles indican que Washington se emplea a fondo en apuntalar ese edifico y la mejor prueba es la reactivación de la IV Flota y la reproducción hacia el sur de su frontera de versiones a la carta del Plan Colombia.

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