Editorial

¡Nuestro problema es la desigualdad!

Todos los días, las tertulias informativas, los noticiarios o el debate parlamentario fija nuestra atención en diversos asuntos. Pero para las clases populares, el principal problema del que depende sus condiciones de vida y de trabajo es el aumento de la desigualdad, el efecto más visible de un atraco financiero y monopolista que va a más

Asistimos a una ceremonia de la confusión donde una avalancha de noticias sepulta los problemas estructurales que afectan al país y a la mayoría de la población.

Los medios de la derecha dirigen sus baterías contra el gobierno, con reportajes sobre “la corrupción de Sánchez”, referencias a la inmigración como problema, o explotando el rechazo a una “financiación singular” para Cataluña.

Mientras los medios a la izquierda concentran su atención en “los excesos de la derecha y la ultraderecha”, o señalan al “sistema bipartidista” y “la derechización del PSOE”.

Este es el panorama al inicio del nuevo curso político. Y siempre desaparecen del debate político las condiciones de vida de la ciudadanía.

Todas las encuestas nos dicen que las principales preocupaciones de la población son la pérdida de poder adquisitivo por la subida de precios, los alquileres abusivos o la degradación de la sanidad pública.

Sin embargo estos problemas ni siquiera se mencionan en los discursos de los grandes medios.

Ante esta interesada confusión debemos decir alto y claro: ¡Nuestro problema es la desigualdad! Que aumenta porque una ínfima minoría -bancos, eléctricas, petroleras, capital extranjero…- gana cada vez más a costa de recortar el bienestar de la mayoría.

Así nos afecta la mayor desigualdad

¿Cómo nos afecta a la población este aumento de la desigualdad?

Según sus condiciones de vida podemos dividir a la sociedad española -excluyendo a banqueros o monopolistas, que “viven en otra dimensión”- en tres grandes bloques.

Existe un primer bloque al cual las cosas “le van bien”. Un reciente estudio nos plantea que el 20% de la población con las rentas más altas ha aumentado su poder adquisitivo en los últimos 5 años entre un 2% y un 3%. Beneficiándose del crecimiento económico.

Pero esa no es la realidad que vivimos la mayoría.

Un sector importante se ha visto arrojado a un abismo que bordea la pobreza. Según Eurostat el 26,5% de los españoles, 12,7 millones de personas, están en riesgo de pobreza o exclusión social.

Bien porque sus ingresos son muy bajos -menos de 915 euros al mes por persona- o porque sufren carencias materiales severas. Como los 1,9 millones que no son pobres pero no pueden permitirse una comida con carne o pescado cada dos días.

El alza del precio de productos o servicios básicos, además de unos alquileres disparados, ha incrementado la proporción que se encuentra en estas condiciones extremas. En junio de este año España se convirtió por primera vez en el país euro con mayor riesgo de pobreza.

Para que bancos, monopolios y capital extranjero ganen más, la mayoría vemos recortado nuestro bienestar

Y tener trabajo ya no es un “seguro de vida”. Gracias a los sueldos bajos un 12% de los trabajadores, 2,5 millones, son pobres. Y si nos guiamos por los estándares de pobreza europeos se elevan a 3,3 millones.

Pero el más numeroso es un tercer bloque, el de quienes no sufren la amenaza de caer en la pobreza, pero sí han visto recortadas sus condiciones de vida.

Son el 48,5% de los españoles que tienen dificultades para llegar a fin de mes.

O el 59% de la población que, con los datos del INE, ha perdido poder adquisitivo desde 2021.

Su salario real se ha visto recortado por la inflación. Hoy el poder adquisitivo medio de un trabajador es un 2,5% menor que en 2019. Como si cada año nos quitaran 700 euros.

En este bloque están las familias que han visto cómo la factura de la hipoteca se duplicaba. O muchas pymes y autónomos que ahora pagan el triple de intereses.

Y esos problemas siguen agravándose, aunque intenten convencernos de lo contrario.

Nos dicen que la inflación ha bajado, del 10% hace pocos meses al 2,2%. Pero ocultan que, aunque aumenten a menor velocidad, van a mantenerse altos de forma permanente, afectando a nuestros bolsillos…

Lo mismo sucede con la vivienda. Nos repiten que el euribor ha bajado un punto, y que eso nos ahorra 1.000 euros en la hipoteca. Pero la realidad es que, aunque bajen un poco los tipos de interés van a mantenerse más altos que antes. En lugar de una media de 3.200 euros más al año, pagaremos “solo” 2.200.

Este es el cuadro real de lo que sucede en el país. La radiografía de los problemas que nos afectan. Pero sin embargo, cuando leemos los análisis de los grandes medios… ¡han desaparecido!

Se oculta el problema… y a los responsables

La confusión que oculta el incremento del saqueo también cubre con un tupido velo a los culpables.

Según CCOO en los últimos cinco años, los márgenes de ganancia de bancos y monopolios se han disparado, creciendo más del doble que los salarios.

Esta es la razón, y los culpables, de la mayor desigualdad.

Mientras amplios sectores nos empobrecemos, el Ibex-35 anunciaba que sus beneficios en el primer semestre fueron un 13% mayores…. va a acumular este año 65.000 millones de ganancias.

En agosto los hogares con tarifa regulada pagaron la factura más cara del último año y medio. Un nuevo “atraco eléctrico”… mientras las eléctricas han logrado en la primera mitad del año un beneficio histórico de casi 8.000 millones.

Lluvia de millones para unos pocos. Empobrecimiento para la mayoría. Este es el problema.

Las familias hipotecadas pagan dos o tres veces más que antes, mientras desde el inicio de la escalada de subidas de los tipos de interés, los bancos han aumentado su margen de ganancias hasta un 80%.

Este es nuestro problema: la desigualdad. Y sus responsables están claros. Para que un pequeño puñado de bancos, monopolios y capital extranjero ganen más, la mayoría debemos ver recortado nuestro bienestar.

Micro y macro problemas

Nos repiten que “la macroeconomía va bien”. Y que el problema está en que “esa mejora no se traslada a la microeconomía”.

Esa es otra interesada confusión. Afrontamos también serios problemas macroeconómicos que se ocultan.

El gobierno acaba de vetar el intento de compra de Talgo por una empresa húngara, amparándose en sus vínculos con Moscú. Pero no nos cuentan que el gigante industrial español puede acabar en manos de Skoda, filial de Volkswagen, es decir en propiedad del capital alemán.

Vivimos una ofensiva donde el capital extranjero, especialmente el norteamericano, está aumentando su control sobre la economía y las fuentes de riquezas nacionales.

Un aumento de la dependencia que repercute directamente en un mayor saqueo, especialmente en terrenos que afectan a nuestro bienestar.

Grandes fondos norteamericanos controlan el mercado de la vivienda, y están detrás de la abusiva subida de alquileres. Y el capital estadounidense avanza en su control de la sanidad pública, apostando a la degradación de la sanidad pública para aumentar su negocio.

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La solución: Redistribuir la Riqueza

Este es el problema que nos preocupa, el que debe ponerse en primero plano: la mayor desigualdad, el empobrecimiento de unos sectores y el recorte del bienestar de la mayoría.

Y también sabemos cuál es la solución: Redistribuir la Riqueza.

Las ayudas sociales son necesarias, deben mantenerse y ampliarse, pero no detienen el avance de la enfermedad. Solo hay una manera de acabar con este atraco: Redistribuir la Riqueza.

Es posible, y hay una amplia mayoría que lo exige.

Según el CIS el 86,4% está “muy o bastante preocupado” por el actual nivel de desigualdad social, y el 47,9% considera que hoy hay más desigualdades que hace diez años. Y señalan el camino que se debe seguir: el 74,5% está a favor de que “el gobierno debe garantizar que la riqueza se distribuya de forma justa”, y el 70,7% apoya que los más ricos paguen más impuestos.

En este nuevo curso hay que redoblar la exigencia de Redistribución de la Riqueza

Hay que recortar los ingentes beneficios de bancos, eléctricas, petroleras, capital extranjero… para destinar esos recursos a crear empleo, mejorar la sanidad y la educación públicas…

Hay que acabar con el expolio que unos pocos imponen a la mayoría a través de precios y cuotas hipotecarias abusivas o alquileres prohibitivos.

Frente a la confusión, en este nuevo curso hay que redoblar la exigencia de Redistribución de la Riqueza.

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