Hollande se ofrece para intervenir militarmente en Mali

Nuestro amigo Hollande

Poco tiempo ha necesitado el nuevo presidente francés, Franí§ois Hollande, para mostrar el verdadero rostro que esconde tras sus angelicales promesas electorales. Los escasos dí­as que lleva en el cargo le han bastado para pedir directamente la intervención militar en Mali a fin de preservar la influencia en su antigua colonia.

El pasado 29 de mayo, Hollande instaba a los países que forman la Confederación de Países de África Occidental (CEDEAO) a solicitar al Consejo de Seguridad de la ONU una intervención militar para sofocar la declaración de independencia de los tuareg en el norte de Mali. En cuyo caso, “Francia podría plantearse una participación siempre que fuese solicitada”.

La preocupación de Francia, EEUU y la OTAN –además de sus estratégicas explotaciones de oro y uranio– es su efecto dominó sobre Níger, Argelia, Burkina Faso y Libia donde hay minorías tuareg.

El pueblo tuareg es una rama de las originarias poblaciones líbico-bereberes del norte de África y el Sahel. Son citados ya como el pueblo nómada del desierto por los egipcios en el siglo XV antes de nuestra era. Divididos entre cinco naciones distintas por la partición colonial de África, el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA) de Mali ha sido desde hace muchos años el más activo en organizarse y luchar por la independencia y la creación de un Estado Tuareg.

Tras el debilitamiento del poder central en Mali con el golpe de Estado de los militares el pasado 21 de marzo, la ofensiva de primavera del MLNA y sus aliados islamistas de Ansar Dine (los Defensores de la Fe) concluía el 6 de abril con la proclamación de la independencia de Azawad, un inmenso territorio de 830 mil kilómetros cuadrados (más de una vez y media España), pero sólo 1,2 millones de habitantes.

Desde una perspectiva general, la división de Malí abre la puerta al fin del orden post-colonial en el Sahel y en África Occidental, territorio sometido hasta ahora a influencia francesa. Pero al que EEUU presta una atención especial por la extensión de la influencia del islamismo radical, especialmente intensa tras la desintegración del poder en Libia que supuso la caída de Gadaffi.La inmediata reacción de Hollande ofreciéndose en primera línea para una intervención militar, trae a la memoria a su mentor Mitterrand. Primer presidente socialista de la Vª República francesa que acabó convertido en el mamporrero de Washington en Francia.

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