Empezó oficialmente la campaña electoral de Brasil que culminará el próximo 3 de octubre con la elección de quien reemplazará a Lula da Silva, sin duda el presidente más popular de toda la historia del país. Los contendientes principales son por parte del PT, Dilma Rousseff, del lado conservador, José Serra, y por último, la ecologista Marina Silva.
Dentro de esta contienda el MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil) jugará, como en las dos elecciones anteriores un apel muy importante; cuando fue decisivo en la elección y posterior reelección de Lula. El MST es el movimiento campesino más grande de Brasil, de Latinoamérica y probablemente del mundo. Se situa a la izquierda del PT (Partido de los Trabajadores), tiene una fuerte base revolucionaria y durante el mandato de Lula ha sido muy crítico con cuestiones tales como el incumplimiento de la prometida reforma agraria. Chispas ha hablado sobre estas y otras cuestiones con Joao Paulo Rodrigues, miembro de a Coordinadora Nacional del MST Chispas- Habéis valorado muy acertadamente que las próximas elecciones en Latinoamérica se dan en el marco de escalada de los EEUU para tratar de “restablecer su control sobre la región”. Pero para las elecciones no recomendaréis votar por ningún candidato, aunque harán campaña contra el candidato de la derecha, José Serra ¿Podrías explicarnos algunas de las razonas de esta decisión? Joao Paulo Rodrigues- Nuestra prioridad política es la continuidad de la organización de los trabajadores rurales pobres para la lucha por la Reforma Agraria. El MST no va a apoyar como movimiento social ninguna candidatura. Sin embargo, nuestra militancia y nuestra base acostumbran votar a candidatos que tengan el compromiso con la Reforma Agraria, que apoyan las luchas sociales. El MST repudia los retrocesos sociales simbolizados en la candidatura de José Serra, líder de una coalición conservadora, que pretende implantar a nivel nacional sus políticas represoras, tal como hizo en el estado de São Paulo en relación a los profesores, a los sin techo y los sin tierra. Él representa los intereses del latifundio improductivo y el agronegocio que no resuelven el problema de las familias sin tierra ni garantizan el abastecimiento de alimentos saludables para la población brasileña. José Serra intenta crear un clima de terrorismo electoral, se vale de amenazas e intenta crear un clima de rabia contra el MST porque no posee un proyecto que de hecho pueda garantizar la vida digna de los brasileños. Ch.- En tanto el gobierno de Lula ha incumplido la promesa de una reforma agraria y existe una grave represión del movimiento campesino os habéis alejado del PT en algunos aspectos. ¿Cuál es la situación de la propiedad de la tierra actualmente en el Brasil? ¿En qué ha cambiado durante el gobierno de Lula? J. P. R.- El principal enemigo del MST es el avance del latifundio, el agronegocio y las empresas transnacionales de la agricultura. Actualmente, ese es el mayor obstáculo para un proceso masivo de Reforma Agraria. El agronegocio está subordinando el uso de las tierras y los recursos naturales brasileños, a las necesidades de las transnacionales de la agricultura, como la Bunge, Cargill, Monsanto, Stora Enzo, Syngenta y ADM y a la especulación en el mercado financiero internacional. Las 200 millones de hectáreas en disputa por las empresas extranjeras deberían ser destinadas para la reforma agraria y para la producción de alimentos. Las tierras deben estar al servicio del pueblo brasileño, que necesita de alimentos para más de 70 millones de personas que no comen lo suficiente. Como si no bastara, esas empresas están entre las diez mayores productoras de semilla y controlan cerca del 50% del mercado mundial. Brasil ya es el segundo país del mundo (detrás de Argentina) en tener la mayor área cultivada con semillas transgénicas, todas ellas controladas por empresas transnacionales. La combinación transgénica lleva al consumo de más venenos. Mientras aquí pasa eso, las naciones desarrolladas de Europa siguen el camino inverso y disminuyen la producción de transgénicos. Brasil es hoy, el mayor consumidor mundial de agrotóxicos, y llegó a la cosecha 2009/2010 con el récord de 10 billones de litros de venenos utilizados en la producción agrícola. Es necesario que el Estado brasileño comience a cumplir lo que la Constitución ya define como función social de la tierra. La productividad no es el único criterio. Medio ambiente y cuestiones laborales deben ser considerados inmediatamente en el acto de expropiación de tierras para fines de la reforma agraria. Ch.- Efectivamente habéis denunciado en varias ocasiones que bajo el mandato del PT se ha fomentado un modelo de producción agrícola que favorece a las grandes transnacionales de los alimentos y del biocombustible. J. P. R.- El gobierno de Lula, como un gobierno de coalición, en el cual hay sectores derechistas y de izquierda, optó por el agronegocio, en contraposición a la reforma agraria. Aunque esta traería en su implantación, mejorías y desarrollo social para el país, como vivienda, resolviendo el problema del crecimiento y de la violencia en las grandes ciudades; de empleo, al generar cuatro empleos directos para cada familia asentada, más los empleos indirectos que proporciona; y la producción de alimentos para aprovisionar a la población brasileña, es responsable del 85% de la producción de alimentos en el país. Diversos países de Europa y los EEUU tuvieron una política de reforma agraria, entendiendo que el desarrollo social en el campo es importante para el desarrollo social de un país. En este sentido, el II Plan Nacional de reforma agraria, firmado en 2004 y que se comprometía en asentar 500 mil familias, no fue cumplido ni en el segundo mandado de gobierno. Este año, el Gobierno Federal anunció un balance fantasioso sobre la creación de asentamientos rurales en el país. En siete años de gestión, la promesa anual de familias beneficiadas fue cumplida una única vez (en 2005) y el número de familias a la espera de un lote se mantuvo estancado en cerca de 200 mil. De las 574,6 mil familias que el gobierno dice haber asentado entre 2003 y 2009, 387,5 mil (67%) están en la Amazonia Legal (Estados de la Amazonia más Mato Grosso y Maranhão). El gobierno incumple las propias metas. Denunciamos esa situación en las jornadas de lucha de agosto de 2009 y tomamos medidas concretas para garantizar el asentamiento de parte de las 90 mil familias acampadas en todo el país. No fuimos atendidos por el gobierno, con la redistribución del presupuesto del INCRA, hubo mayor inversiones en expropiación de latifundios y la actualización de los índices de productividad. Ch.- ¿Qué sentido tiene, entonces, la creación de estos asentamientos? J. P. R.- La creación de asentamientos tiene carácter de política asistencial, buscando resolver conflictos aislados sin hacer un cambio en la estructura de la propiedad de la tierra. Por eso, los asentamientos creados se concentran en la región norte del país, por medio de la regularización agraria o de la utilización de tierras púbicas. No existe una política de gobierno para enfrentar el latifundio ni un programa amplio y masivo de reforma agraria. El latifundio del agronegocio avanza en el Sur y Sudeste, aumentando la concentración de tierras (Censo Agropecuário), manteniendo a Brasil como el país con mayor concentración de tierras en pocas manos. Está en curso una disputa entre dos modelos para la producción agrícola en el país: el agronegocio y la pequeña agricultura. El gobierno federal da prioridad al modelo de producción del agronegocio, que avanza con la expansión del latifundio y de las empresas transnacionales sobre nuestro territorio. Lo que el gobierno federal distribuyó en 8 años para la agricultura familiar, en subsidios, fue menos del que el dinero para el agronegocio en 2010. En contrapunto, cerca del 85% de la producción de alimentos en Brasil es producido por la agricultura familiar. Ch.- Si tuvieras que hacer una especia de “balance final” del gobierno de Lula ¿Qué tres puntos destacarías? J. P. R.- La no realización de la reforma agraria, una pauta antigua de los movimientos sociales y un compromiso de Lula, durante prácticamente toda su vida política. La continuidad de una política económica neoliberal, que privilegia la expansión del gran capital internacional. La elección de un modelo de agricultura, que prioriza el monocultivo exportador; devasta el medio ambiente; expropria los recursos naturales; se utilizan altos niveles de agrotóxicos; permite una internacionalización de las tierras y el monopolio de las transnacionales; trae un alto índice de concentración de tierras y desigualdad social; se utiliza la superexplotación del trabajo y del trabajo esclavo y aún así no produce alimentos saludables, con precios inaccesibles para el pueblo brasileño. Ch.- En convenio con el Programa Nacional de Educación en la Reforma Agraria han conseguido la formación de miles de hijos de familias campesinas. Me gustaría que comentaras a nuestros lectores en qué consiste este programa, cuáles son sus resultados y en qué beneficia al MST. J. P. R.- Una de las grandes banderas de lucha del MST, desde su inicio, es la educación en varias dimensiones. La construcción de la pedagogía del movimiento, que orienta la práctica y la teoría de la educación en el MST, refleja todas las dimensiones de la vida humana necesarias a una educación hecha para el campo y por el campo, diferenciandose de las prácticas históricamente impuestas. Esta construcción trajo un amplio debate, con diversos sectores de la sociedad brasileña sobre la importancia de una verdadera educación del campo. Luchamos por políticas públicas que garanticen la formación en todos los niveles. El Programa Nacional de Educación de la Reforma Agraria (Pronera) es uno de los pocos programas federales vueltos para atender esa demanda. El Pronera es una conquista del MST y otros movimientos sociales del campo que luchan por la reforma agraria en Brasil. Es el resultado de la demanda de esos movimientos por la puesta en práctica del derecho constitucional a una educación de calidad, que atienda sus necesidades socioculturales. Juntamente con los movimientos sociales organizados, el Pronera establece una educación basada en la realidad del campo y construida con la participación de sus comunidades. De 1998 a 2002, fue responsable de la formación de 122.915 asentados. De 2003 a 2008, cerca de 400 mil jóvenes y adultos asentados fueron escolarizados a través del programa, y actualmente 17.478 mil están en proceso de educación formal, pública y de calidad. En 2009, hicimos una gran jornada de lucha por la educación del campo en Brasil y uno de los puntos fue la amenaza de la inviabilidad del Pronera por parte del Gobierno Federal y del abandono de la educación en el campo. Tuvimos grandes conquistas en el avance y continuidad de este programa, que existe como fruto de la lucha del MST y de los demás movimientos sociales del campo. Datos sobre la educación en el MST – Hay 300 mil estudiantes en el MST, desde la educación infantil hasta la universidad, pasando por la EJA (cursos de empleo). – Son cerca de 2 mil escuelas públicas en los asentamientos y campamentos – (PNERA, 2004) – De estas 2 mil escuelas, 250 poseen la enseñanza fundamental completa y sólo 50 hasta la enseñanza media. Las demás son hasta la 4ª serie. – Imparten clases en esas escuelas 10 mil profesores. – Más de 200 mil niños y adolescentes sin tierra están estudiando, cerca del 95% a partir de un currículo especial para jóvenes del campo. – Más de 250 escuelas infantiles, para niños de 0 a 6 años funcionan junto a las cooperativas y asociaciones de producción en los asentamientos, campamentos y cursos de formación. – Escuelas itinerantes son escuelas que andan junto con los campamentos. En total, son 45 escuelas, con más de 350 educadores del movimiento y más de cuatro mil profesores. Ya pasaron por las escuelas itinerantes más de 10 mil niños. – El MST está asociado con 50 instituciones de enseñanza, entre universidades y escuelas técnicas. Son aproximadamente 100 clases de cursos formales, con un total de 4 mil estudiantes jóvenes y adultos. – Más de 50 mil personas ya aprendieron a leer y a escribir en el MST. Fueron formados más de 4 mil profesores. Los últimos años, fue llevado a cabo un trabajo de alfabetización de jóvenes y adultos, que involucra cada año a 2 mil educadores y más de 28 mil estudiantes.