Ellos planes de rescate

Nosotros dos hipotecas

Los fondos públicos que se les entregan se convierten en una deuda que habremos de pagar varias generaciones. Con la intervención de Caja Castilla-La Mancha el Banco de España ha puesto los primeros 9.000 millones de euros para un segundo plan de rescate bancario. En el primero, el gobierno puso a disposición de los bancos 250.000 millones de euros, lo que hace recaer sobre cada familia media de cuatro miembros 62.900 euros (15.754 euros por cabeza). Con el dinero entregado a Caja Castilla-La Mancha se suman otros 3.200 euros por familia (800 por cada uno). Pero esto es sólo el principio del segundo rescate bancario. ¿Hasta dónde van a llegar?

El gobernador del Banco de Esaña, Fernández Ordóñez, avisa de que hay que prepararse para ir al rescate de entidades “de pequeño y mediano tamaño” y, sobre todo de que “Deberíamos prepararnos para emplear más recursos públicos que en ocasiones anteriores”. ¡Aún no han tirado la piedra y ya nos están advirtiendo de la pedrada que se nos viene encima!Si el primer plan de rescate es de por sí escandaloso. El segundo, destinado sobre todo a las Cajas de Ahorros, es de autentica caradura. Las cajas, teóricamente entidades semipúblicas sin ánimo de lucro se han convertido en auténticos “bancos privados” de las burguesías locales y las castas políticas que controlan sus consejos de administración. Ellos, los dirigentes regionales del PSOE y PP, pero también los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, o la IU que tiene representantes en varias comunidades y cajas, son los auténticos responsables del agujero negro en que se han convertido las Cajas de Ahorros. Ahora que empieza a destaparse lo de la Caja de Castilla-La Mancha podemos hacernos una idea del tamaño del escándalo. Una caja en quiebra, con más de 3.000 millones de agujero reconocidos por el BCE, aún declaraba 30 millones de euros falseando las cuentas que su presidente “socialista”, Hernández Moltó, ocultó. Durante el mes de marzo perdió 18 millones de euros en depósitos cada día, la mitad de ellos, de los cuales la mitad los retiró el propio Gobierno manchego para pagar deudas. A finales del 2008, cuando la morosidad de la caja superaba el 10% ellos presentaron sólo el 5%…Pero la desvergüenza de los gestores políticos de las cajas no tiene límites: aún se atreve el ex ministro de Defensa con González, Narcís Serra, presidente de Caixa Catalunya, la caja dependiente de la diputación de Barcelona, a pedir que el gobierno “recapitalice todas las cajas”. Al fin y al cabo lo mismo que defiende el ministro de Industria Miguel Sebastián, el conocido como “manguerazo” de dinero público a todas las entidades sin excepción.Las castas político-burocráticas regionales no sólo han utilizado las cajas para financiar sus megaproyectos y aventuras económicas, financiar los partidos y favorecer a los empresarios “amigos”, sobre todo durante el boom inmobiliario, sino que ahora quieren tapar sus agujeros con el dinero de todos los españoles. Ellos se rescatan y pagamos todos con una segunda “hipoteca-bis” en forma de deuda que heredarán nuestros hijos y nietos.¿Si nos obligan a pagar a todos, por qué no decidimos todos? Y para empezar, aprovechar esta situación para transformar las Cajas de Ahorros. Vale, se rescatan, pero se le quita el poder de intervención a los partidos políticos regionales, se cambia la legislación, se las convierte en una gran Caja Confederal Nacional, que junto con el ICO (Instituto de Crédito Oficial), sea un instrumento financiero (centralizado por el gobierno del país y controlado y supervisado por los impositores) al servicio de las necesidades de la mayoría de la población, de los proyectos de la economía productiva, del crédito a las pymes y las familias. En definitiva, al servicio de la lucha contra la crisis y de la creación de riqueza y empleo.Vale, se rescatan, pero se destituye a todos los responsables y se les somete a investigación y a las leyes anticorrupción para que respondan y devuelvan todo lo defraudado.¿Ellos rescatados con nuestro dinero y nosotros con dos hipotecas? Ha llegado el momento de decir ¡basta!

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