Edu Puerta, Centro Logístico 'La Cantina'

“No vamos a parar porque los afectados no pueden ser olvidados, las ayudas e indemnizaciones deben llegar cuanto antes a todos”

Entrevistamos a Edu Puerta, dirigente de UCE y uno de los coordinadores del Centro Logístico 'La Cantina' de Ruzafa, en el que trabajan más de 800 voluntarios, y que envía a diario una veintena de furgonetas a las zonas afectadas, junto a 2000 raciones de comida

Edu Puerta vive en Ruzafa hace más de una década. Ha trabajado en cocina, le gustan las plantas y ambas cosas se le dan bien. Tiene 41 años, natural de Alhama de Murcia y es dirigente de Unificación Comunista de España. Es uno de los coordinadores del Centro de Voluntarios Participa La Cantina desde el primer día, y de los primeros en llegar cada mañana.

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¿Cómo se pone en marcha el Centro de Voluntarios de La Cantina a partir de unos simples carteles de llamamiento al barrio, cómo se explica tanta actividad?

Lo primero es la decisión de ayudar a quienes han perdido todo o están en dificultades. Las noticias eran sobrecogedoras y a este lado del Turia estábamos bien. Un compañero llegó corriendo proponiendo que teníamos que ser un centro de ayuda a los afectados como ya lo hicimos hace 40 años con la pantanada de Tous. A la mañana siguiente, empezamos a empapelar el barrio con carteles, finca por finca, cada calle y negocio. Pidiendo víveres, voluntarios y vehículos para transportar la ayuda. Minutos después La Cantina empezó a llenarse de vecinos trayendo cosas y ofreciéndose.

La energía de la gente es desbordante. Abrimos camino a esa necesidad de ayudar y pronto los voluntarios comenzaron a gestionar el material, cadenas de clasificación y empaquetado, equipar a los voluntarios que iban a limpiar… Empezamos a llevar productos a los puntos afectados cuando aún estaban inundados. La hermandad entre los voluntarios consolidó un grupo capaz de hazañas conmovedoras. Además, hemos sido capaces de coordinar con la gente en los pueblos afectados y ser referente para estamentos oficiales con los que también hemos colaborado.

El buen trabajo del grupo ha creado redes que han llegado a toda España, o hace que nos contacten de otros países para canalizar ayuda y voluntarios.

Lleváis casi 30 días, ¿cómo han ido cambiando las necesidades de los pueblos afectados y vuestra actividad?

Entrada a Talleres Lorenzo, punto de clasificación y empaquetado

Casi un mes después las poblaciones más afectadas siguen quitando barro, desaguando garajes y demás. Con todo comercio cerrado, para los que lo han perdido todo y para los que están relativamente bien. Cientos de miles de personas no tienen ni un supermercado para conseguir cualquier producto de primera necesidad.

La gente ha montado puntos de distribución de ayuda casi calle por calle, en sus propios bajos a medio limpiar, donde grupos de voluntarios de toda Valencia estamos llevando todo lo que necesiten.

También estamos intentando cubrir necesidades más concretas relacionadas con re-amueblar casas, colchones, pequeños electrodomésticos, atender a gente mayor, ayudar a recuperar cuanto antes pequeños comercios.

¿Por qué no aceptáis ni un sólo euro en donaciones económicas?

Una política clara desde el primer día es la unidad. Estamos juntos gente muy distinta con un objetivo común. Y debíamos aparcar todo lo que pudiese debilitar el grupo. La primera clave era no entrar en política (en un grupo de WhatsApp con más de 800 personas nadie ha puesto ni un mensaje de política o vídeos virales de ésos que van a enfadar a la gente).

Y la segunda clave era el dinero. Es un tema siempre sensible, que puede dar pie a ataques contra el grupo o división en cuanto a para que se usa o a las cuentas. La posición de «no aceptar dinero» fue aplaudida. Y hemos orientado a la gente para que ellos mismos compraran lo más necesario y demandado, hacérnoslo llegar para que nosotros pudiésemos entregarlo rápidamente.

Parece que la situación mejora, ¿hasta cuándo es necesario el movimiento de voluntarios?

No vamos a parar, no olvidamos a los afectados por la Dana. Va a hacer falta ayuda durante meses. El destrozo es enorme en muchas poblaciones, pero la situación de manutención para la población debe cambiar drásticamente en pocas semanas, en cuanto supermercados y comercios puedan abrir.

Entonces comienza otra etapa, en la que este movimiento de voluntarios y solidaridad no puede desfallecer. Los afectados no pueden ser olvidados, las ayudas e indemnizaciones deben llegar cuanto antes a todos (a trabajadores, autónomos, agricultores, pensionistas, pequeños empresarios, niños…). Seguir protegiendo y ayudando frente a la burocracia que tantas veces es un obstáculo. Y que cada necesidad quede cubierta lo más pronto posible.

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