Los resultados publicados por el Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora (PIRLS), muestran que España ha bajado en comprensión lectora en cuarto de primaria entre 2016 y 2021. Es un síntoma más del producto combinado de una serie de factores que tiran a la baja el rendimiento de la educación española. Pero entre ellos hay una causa fundamental: los recortes.
La Educación Pública no ha conseguido recuperarse de los recortes impuestos por decreto -desde el gobierno de Rajoy, y bajo el mandato del FMI y Bruselas- hace una década.
Desde las bajadas salariales al profesorado hasta un empeoramiento generalizado de las condiciones para ejercer la docencia, una década de tijeretazos y desinversión sostenda han esquilmado al sector educativo. Creando peores condiciones para la calidad de la educación de nuestros hijos.
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Primero vinieron los recortes… y luego la pandemia
La competencia lectora de los alumnos españoles en 2021 se sitúa por detrás del promedio de la UE (528) o la OCDE (533). Es verdad que de los 32 países para los que hay datos comparables de los resultados PIRLS en 2016 y 2021, hay 21 que también han experimentado una disminución de los resultados en competencia lectora. Esta caída generalizada en los resultados es en gran medida achacable al cierre de los centros educativos que se produjo a partir de marzo de 2020 por la pandemia del COVID en todo el mundo. Los estudiantes de muchos países no aprendieron lo mismo con la educación online que lo que hubieran progresado en un curso ordinario con la enseñanza presencial.
El descenso en la puntuación de PIRLS ha sido generalizado en todo el mundo en esta edición. Solo tres de los países analizados (Malta, Noruega e Irlanda) han mejorado sus resultados. Ocho se mantienen igual y 21 -entre los que está España- han bajado. Consecuentemente, la media de la OCDE ha roto también la tendencia alcista que traía desde 2006.
Los autores del informe sostienen que la caída generalizada en el rendimiento está ligada al cierre escolar que provocó la pandemia en 2020. Para llegar a esta afirmación, han comparado los días que estuvieron cerradas las escuelas en cada país con su rendimiento en PIRLS. “A la vista de la regresión lineal entre ambas series de datos, la principal conclusión que se obtiene es que la variación en el rendimiento medio por cada día de cierre (-0,11) es estadísticamente significativa, y sirve para explicar un 28% de la varianza observada”, se lee en el análisis que ha realizado el Ministerio de Educación. En el caso de España, casi cinco de los siete puntos que se ha dejado en esta edición se achacarían, según Educación, al cierre por pandemia. Dónde se han perdido los otros dos no se explica.
Esta caída generalizada en los resultados es en gran medida achacable al cierre de los centros educativos que se produjo a partir de marzo de 2020 por la pandemia del COVID.
Un punto diferente a la tendencia de la Unión Europea es que hay bastante igualdad entre chicos y chicas en comprensión lectora (las chicas suelen salir mejor paradas en los estudios sobre aspectos educativos), que el país tiene poco alumnado que destaque por arriba (tenga una comprensión lectora excelente) mientras está en la media por abajo.
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La educación pública sufre un recorte de 3.490 clases en cinco años.
La educación examinada: falta inversión
Empezamos el curso escolar con 5.000 profesores menos en la educación pública que hace un año, según denunció Comisiones Obreras.
Desde las bajadas salariales al profesorado hasta un empeoramiento generalizado de las condiciones para ejercer la docencia, los tijeretazos que justificó la anterior crisis esquilmaron al sector educativo y aumentaron el gasto de las familias. El documento que presentó Comisiones Obreras, a parte de señalar la reducción de personal también refleja que la escuela pública ha sufrido la supresión de 3.490 clases en infantil y primaria. Esto tiene como consecuencia un aumento de ratio de alumnos por aula en la escuela pública. “Los datos ponen de manifiesto una actitud política de debilitar deliberadamente la escuela pública”, afirma Francisco García, secretario general de Comisiones Obreras.
De un curso para otro, a cada profesor le cayó de media un grupo más. El que tenía por ejemplo seis clases, pasó a tener siete. Según la materia que impartiera, podían ser hasta dos grupos extra, entre 30 y 60 alumnos más que atender para docentes que ya tenían unos 125 estudiantes cada uno. Y además, con menos tiempo para gestionarlo. Los profesores pasaron de sus 17 o 18 horas semanales de clase a 20 (en Primaria eran 25), lo que supuso una merma en sus horas complementarias, las que no se dedican a la docencia puramente sino a reuniones de coordinación o a preparar clases. El análisis de la evolución de las plantillas pone de manifiesto que de los 33.323 profesores que se incorporaron a la educación pública en el curso 2020-2021 para poder reducir el tamaño de los grupos como preveía la normativa anticovid, quedan 22.296. Es decir, que se han suprimido 11.027 puestos. Los territorios donde más se han perdido han sido Madrid, con 5.634 menos, y Andalucía, 2.645, aunque también fueron los territorios que más docentes contrataron al inicio de la pandemia, 7.398 y 6.545 respectivamente.
El caso más llamativo es el de Andalucía, donde los centros públicos han perdido el 5,9% de sus clases entre 2018 y 2023. CC OO destaca que una de las consecuencias de la supresión de clases en la red pública es que ello genera una pérdida de alumnado adicional a la que ya está provocando de por sí en la escuela el largo descenso de la natalidad. Otro factor que ha contribuido a que la escuela pública salga más perjudicada es el hecho de que es la que garantiza el servicio educativo en las zonas rurales, más afectadas por la despoblación.
El empeoramiento de las condiciones laborales y materiales educativas sirvió para cumplir con el ajuste presupuestario que el gobierno impuso. A la Educación como sector le quitaron el 15% de los fondos entre 2010 y 2013, un golpe del que tardó años en recuperarse.