426 medicinas retiradas de la Seguridad Social

No solo se mata con pistolas

«Esto sólo lo hace un Gobierno cobarde que abusa de su poder para masacrar al que menos tiene () Señora ministra, no solo con una pistola se mata». Estas palabras de Carmen Flores, presidenta de El Defensor del Paciente, expresan la naturaleza criminal de la retirada de 426 medicamentos de la cobertura pública. No es una medida de ahorro equivocada, es un grado más en el ataque a nuestra salud y nuestra vida.

Quitarle hierro al medicamentazo diciendo que los medicamentos que se excluyen sólo alivian síntomas leves, no curan enfermedades, es un acto de cinismo.

Para muchos son medicamentos básicos para mantener una cierta calidad de vida sin ver trastocada su ya maltrecha economia familiar. «El «medicametazo» afectará sobre todo a los pensionistas, y a los de rentas más bajas»Los fármacos excluidos tienen, como dicen, un bajo valor económico. Pero ese argumento ya nos lo vendieron cuando nos pedían un esfuerzo “de unos pocos cafés” para aprobar el copago farmacéutico.

SI se obliga a un pensionista a pagar por sus lágrimas artificiales se le pone contra la espada y la pared. La sequedad de los ojos no es una enfermedad o un síntoma considerado grave como lo pueda ser un cáncer, en efecto. Pero la sequedad ocular puede provocar una úlcera corneal con consecuencias graves, incluso la pérdida del ojo. Poner contra la pared a un pensionista quitándole las lágrimas artificiales es una auténtica extorsión para sacarle de 50 a 75 euros mensuales. Para una pensión de 600 euros es el 10%.Si se trata de una pensión menor ya se hace inasumible.

No es una especulación, es una realidad. Son casos que nos han llegado a la redacción y que cualquiera de nosotros puede tener a su alrededor. En otro caso, a un pensionista le retiran Almax, un protector gástrico. Pagar el medicamento en la farmacia le va a suponer 35-40 euros de gasto mensual extra. ¿Acaso puede elegir?En algunos casos se trata de medicamentos a los que se atribuye un cierto efecto placebo. Es el caso del Fluimcil, contra la sequedad de las vías respiratorias altas, o los fármacos contra el deterioro cognitivo propio de las demencias, cuya efectividad se pone en duda. Pero los propios médicos relatan como en muchos casos la enfermedad avanza rápidamente una vez el paciente deja de tomarlos. Otros son fármacos que se dan como antiinflamatorios y analgésicos muy comunes en traumatología como Voltarén (diclofenaco), en cuyo caso directamente se recetan otros mucho más caros.

Harán pagar los laxantes a los enfermos ingresados en los hospitales cuyo estreñimiento es debido a la limitación de movilidad propia de su enfermedad. Harán pagar los antidiarréicos a los enfermos de cáncer cuando aparezca la diarrea como efecto adverso de la quimioterapia.

Harán pagar los antihemorroidales que alivian el dolor y la inflamación. Serán síntomas leves, pero afectan a la calidad de vida cotidiana de los enfermos y, por tanto, no se puede concebir prescindir de estos fármacos.Sea como sea, lo que nos venden como “fuente de ahorro” es en realidad, para todos y, en especial para los pensionistas, un grado más en el saqueo y la merma de nuestra salud. Se les fuerza con esta y otras medidas (copagos, subidas de tarifas y precios, impuestos…) a que elijan entre comprar comida o medicarse.El “pequeño esfuerzo” que pedía Rajoy cuando lanzó el copago farmacéutico, es un empujón a caer por el precipicio de la exclusión social.

La recomendación de Aznar de que el gobierno debe llevar adelante las medidas de ajuste cueste lo que cueste, significa literalmente esto, sin piedad. La subida del IVA que vamos a sufrir sobre productos básicos, como medicinas o alimentos, va a añadir un escalón más, cuyo remate para millones de nuevos pensionistas será directamente el recorte y privatización de las pensiones.

¿Cuáles son los motivos reales?Que mueven al gobierno a tomar una decisión a todas luces cobarde e injusta? Todo parece indicar un plan de rescate a las farmacéuticas. No es la disuasión del abuso sobre la financiación pública de los fármacos sino las necesidades de un puñado de bancos y monopolios farmacéuticos.

Los bancos están impulsando el déficit cero en las cuentas públicas, la gran industria farmacéutica se ha mostrado a favor de sacar del sistema a medicamentos de uso común.

Todo medicamentazo lleva consigo un proceso de concentración de la prescripción entorno medicamentos caros no eliminados.

Se eliminan medicamentos de uso común que cuentan ya con competencia de los genéricos en el mercado. Por tanto no deja de ser una medida de compensación a las farmacéuticas mayores por la disminución del gasto que el estado hace. Se baja el gasto pero se concentra. Marciano Sánchez-Bayle, portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, cree que estos fármacos se sustituirán efectivamente por otros que siguen en la lista de financiados. “Existe un riesgo claro de desplazamiento de la prescripción. Por ejemplo, una alternativa a la codeína, que se dejaría de financiar, sería recetar fármacos con codeína y paracetamol más caros pero que no salen de la lista. Esto además de ser mucho más caro provoca que el paciente tome algo que no necesita realmente”

Esta es una aceleración de un proceso que viene de lejos, los anteriores ‘medicamentazos’ llevados a cabo en 1993 por el Gobierno de Felipe González y en 1998 por el de José María Aznar. Ese último año, el Ejecutivo del Partido Popular aspiraba a economizar 16.000 millones de euros con la medida que sacaba de la financiación más de 800 medicamentos, pero la factura del gasto farmacéutico, sin embargo, aumentó.

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