España anuncia la retirada de las tropas de Kosovo

No sólo de Kosovo

La ministra de Defensa, Carmí¨ Chacón, ha anunciado la retirada unilateral, de los 585 soldados que todaví­a permanecí­an en Kosovo integrados en la misión de la OTAN. Se pone fin así­ a la incoherencia, admitida por todos, de que España no reconociera la independencia de Kosovo pero contribuyera a permitirla manteniendo soldados en la zona. Buena noticia es que España deje por fin de respaldar de facto un episodio de disgregación que ha sido enarbolado por el nacionalismo excluyente en España. Pero es una decisión que no se puede recudir a Kosovo. Esta no es la única misión internacional «incoherente» con los intereses nacionales. ¿Qué hacemos en Afganistán o en Lí­bano defendiendo los intereses imperiales norteamericanos? ¿O en el Chad respaldando las sangrientas ambiciones de dominio de Parí­s sobre sus ex colonias?

La ermanencia de tropas españolas en Kosovo, un año después de que Pristina declarara unilateralmente su independencia de Serbia, a la que España se ha opuesto explícitamente, era una grave incongruencia que Zapatero no podía mantener. Kosovo ha sido el último episodio de una sanguinaria fragmentación, salpicada de genocidios étnicos, azuzada por Alemania para apoderarse de los despojos. La fragmentación de Yugoslavia ha seguido milimétricamente el desgajamiento balcánico que ya se produjo en la IIª Guerra Mundial bajo la imposición de los tanques nazis. Inspirado en el proyecto de la “Europa de los Pueblos” elaborado por las Waffen SS, que pretendía imponer la hegemonía germana sobre un continente desguazado en pequeños reinos de taifa étnicos. La independencia unilateral de Kosovo fue reconocida por las principales potencias europeas, desde Alemania a Francia, ante la oposición de España. Incluyendo a EEUU, que ha convertido el país –a través de los contactos con la nueva clase política independentista, ex guerrilleros sanguinarios, antiguos narcotraficantes y traficantes de órganos, todos ellos vinculados con la CIA- en una gigantesca base norteamericana. La independencia de Kosovo, como antes la de Montenegro, ha sido enarbolada por las principales cabezas del nacionalismo excluyente y disgregador para desestabilizar España. Los Ibarretxe y Carod Rovira no han tenido reparos en utilizar Kosovo como el ejemplo de que era posible, en la Europa del siglo XXI, forzar contra la voluntad del país originario –en este caso Serbia- una independencia que reconocieran las principales potencias. Su sueño –que cabría calificarlo como una pesadilla- era convertir a Euskadi o Cataluña en nuevos Kosovos reconocidos por Berlín y Bruselas. ¿Cómo podía participar España en semejante disparate? El problema es por qué se ha esperado tanto tiempo, manteniendo las tropas durante un año tras la independencia. La retirada anunciada ahora por Chacón –que ha provocado, lógicamente, la oposición de la OTAN- no es ningún acto heroico, sino que está forzada por unas circunstancias inasumibles para cualquier gobierno español. Sobre todo después de que, en las generales del pasado año y en las autonómicas del uno de marzo, se haya levantado un poderoso viento popular en defensa de la unidad, que no acepta que España esté contribuyendo a la disgregación en otros países. La retirada de las tropas españolas era obligada. Y es una buena noticia. Pero está empañada por los rumores de que será compensada con un incremento de las tropas españolas en Afganistán. Y aquí es donde aparece la pregunta clave. ¿Por qué en Kosovo no y en Afganistán sí? ¿No fue Afganistán la primera guerra lanzada por Bush? ¿No están allí las tropas norteamericanas provocando continuas masacres entre la población civil? Las misiones internacionales en Afganistán, o en Líbano, sólo están defendiendo los intereses de dominio de EEUU sobre la región. Y la enviada por la UE a Chad, dirigida por Francia, la potencia colonial dominante, tiene el objetivo de fortalecer el dominio de París sobre lo que considera sus dominios africanos. Si era incoherente y contraria a los intereses nacionales la presencia de tropas españolas en Kosovo, también lo es en Afganistán, Líbano o Chad. Y por ello también es obligada su retirada.

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