España y el chantaje energético de Moscú

No se alarme, el asesino está en su casa

El chantaje energético del Kremlin, al volver a cortar el gas a Ucrania, por donde se canaliza un tercio del suministro de la UE, ha convulsionado Europa. Hasta 16 paí­ses, entre los que se incluyen potencias como Alemania o Italia, afrontan serias dificultades para garantizar, en pleno invierno, sus sistemas de calefacción. Autoridades y monopolios energéticos españoles nos tranquilizan. España no depende del suministro de gas ruso y, por tanto, no está afectada por las presiones de Moscú. Pero todos se olvidan de mencionar que Lukoil -uno de lo brazos energéticos del Kremlin- está muy cerca de hacerse con Repsol, la primera petrolera que, a través de su participación en Gas Natural, y de la fusión de ésta con Unión Fenosa, puede llegar a controlar de una tacada el petróleo, gas y electricidad en España. Efectivamente, el asesino no puede hacernos daño desde fuera… porque está a punto de meterse en nuestro dormitorio.

En efecto, Esaña no depende del suministro ruso. De Europa nos llega sólo algo más del 5% del gas que consumimos, y no procede de Rusia sino de las explotaciones noruegas. La mayoría del gas español procede de Africa (un tercio de Argelia y un 17% de Nigeria), y en una proporción inferior (el 13%) de Oriente Medio. ¿Quiere decir esto que estamos a salvo del puño energético del Kremlin, que por ejemplo está afectando al suministro energético de la misma Alemania? No podemos respirar aliviados. La situación de España puede ser, si no se pone remedio, incluso peor que la de los países del Este, que dependen en un 100% del suministro de gas ruso. Es de dominio público que la rusa Lukoil está apunto de comprar el 20% que la constructora Sacyr posee en Repsol, y con ello pasaría a convertirse en el accionista de referencia de la primera petrolera española. Pero además, Repsol y La Caixa mantienen un pacto parasocial según el cual la petrolera controla un 31% de Gas Natural. Y la gasística está culminando una OPA sobre la eléctrica Unión Fenosa. Comprando el 20% de Repsol, Lukoil pasaría a colocarse en el centro del mercado petrolero, gasístico y eléctrico español. El anuncio de La Caixa de que se rompería el pacto con Repsol en Gas Natural si se culminase la operación Lukoil no es, dados los muchos requiebros que hemos contemplado en esta operación, no es ninguna garantía. Lukoil es uno de los capitanes del ejército energético de Moscú, cuyas divisiones ejecutan la presión y el chantaje económico y político. Su presidente, Vagit Alekperov, mantiene estrechos contactos con el Kremlin, y participó junto a Putín en el acoso y derribo de Boris Berezosky, uno de los oligárcas díscolos de la era Yeltsin. El consejo de administración de Lukoil está trufado de ex oficiales del KGB, que conforman la guardia pretoriana de Putin, todos ellos vinculados con las poderosas mafias rusas. De hecho, Zakhar Kalshov, detenido en España acusado de dirigir la mafia rusa, controla una parte importante del capital de Lukoil. Estos son los compañeros de viaje que el gobierno de Zapatero -únicamente para satisfacer a Botín, que ha apremiado a Sacyr a vender su participación en Repsol como vía para que la constructora salde su deuda con el banco cántabro- está dispuesto a meter en nuestra cama. Los mismos dispuestos a cortar el gas a media Europa, dejando morir de frío a miles de personas, va a controlar una de las llaves de la energía en España. Definitivamente, como afirman el gobierno y los monopolios energéticos, no tenemos por que alarmarnos.

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