Celestino Corbacho, el ministro de Trabajo e Inmigración, advirtió ayer a los trabajadores autónomos que va a ser «ciertamente difícil» que puedan empezar a cobrar las prestaciones por cese de actividad antes de 2011, porque calcula que el decreto que tiene que regular este reconocimiento no podrá estar aprobado antes de ese año. Corbacho respondía así a la interpelación urgente sobre las medidas de apoyo del Gobierno a los trabajadores autónomos que Convergencia i Unió (CiU) había planteado en el Congreso. El ministro se permitió, sin ninguna vergüenza política, argumentar que «si nos atenemos al calendario parlamentario, parece razonable que antes de 2011 sea ciertamente difícil que esté el decreto de reconocimiento por cese de actividad».
En Esaña hay más de dos millones y medio de autónomos. Son dos millones y medio de trabajadores que “se buscan la vida” en base al rendimiento de su actividad productiva, que hacen una importante aportación al Producto Interior Bruto (PIB), que, ahora, en tiempos de esta gravísima crisis económica, necesitan una cobertura ante el paro, “cese de actividad”, que no tienen legalmente. ¿Puede un ministro de Trabajo permitirse la helada actitud burocrática sobre el ritmo parlamentario o debería utilizar la forma legal más urgente para su elaboración y aprobación? ¿Puede seguir aceptándose la existencia de ministros de esta naturaleza o es absolutamente urgente llevar a cabo la regeneración democrática para terminar con estos burócratas ineptos y sin ética ciudadana?