Ibarretxe en el juicio: "No nos arrepentimos de lo que hemos estado haciendo. No tenemos que ocultar que apostamos por el diálogo polí­tico"

No caer en la confusión

En un requiebro, el abogado de Ibarretxe ha decidido retirar las demanda de nulidad el juicio -donde el lehendakari se sienta en el banquillo por las reuniones mantenidas con Batasuna cuando ésta ya estaba ilegalizada-. Jugando jesuí­ticamente con las palabras, el inquilino de Ajuria Enea declara «no arrepentirse de nada. No tenemos que ocultar que apostamos por el diálogo polí­tico».

Asesinos en serie reconvertidos al humanitarismo. Políticos sin iedad que reclaman impunidad ante la justicia en nombre de no se sabe qué privilegios. Jesuíticas opiniones que envolviéndose en la bandera del diálogo ocultan el fascismo y el terror. Burla sangrienta es que Ibarretxe acuse al Foro de Ermua de “provocar con insultos y descalificaciones” en la vista del anterior juicio al lehendakari, cuando un militante del PNV agredió a Antonio Aguirre, miembro del Foro de Ermua. Ibarretxe es el máximo responsable de un régimen que lleva décadas inoculando a través del sistema educativo y los medios de comunicación públicos el odio a España y lo español. Injertando de forma reiterada, pertinaz y sistemática en las jóvenes generaciones vascas la simiente nazi del racismo y el etnicismo, el perfecto caldo de cultivo ideológico del que se nutre la kale borroka y los comandos de ETA. Burla sangrienta es que el lendakari sostenga que ha sido imputado “por tratar de arreglar las cosas”, cuando él, su línea y su régimen se dedican a alimentar ese fascismo cotidiano e invisible que como el sirimiri ha impregnado a parte de la sociedad vasca, creando el clima necesario de monstruosa indeferencia (cuando no descalificación) hacia las víctimas, la insoportable trivialización del dolor, la repugnante equidistancia entre víctimas y verdugos. Ante tanta impostura, subversión y burla sólo cabe una respuesta. Ha llegado el momento de que los demócratas y los antifascistas de toda España tomemos en nuestras manos como una tarea prioritaria la de liquidar el régimen nazifascista construido en Euskadi por la línea del nacionalismo étnico y excluyente de los Arzallus e Ibarretxe. Ahí es donde anida la madre de todas las arañas, la cabeza de la serpiente, donde se esconden los verdaderos padrinos del terror.

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