De la Hemeroteca

Nicolás Redondo contra la OTAN

Enfrentándose a Felipe González, el líder de UGT tomó una posición clara y diáfana en contra de la permanencia de España en la OTAN, llamando a los afiliados del sindicato a votar en consecuencia en el Referéndum de 1986.

Nicolás Redondo dijo NO a la OTAN. Lo hizo en repetidas ocasiones, como puede verse en estos extractos de hemeroteca de 1983 y 1986.

Una posición valiente y antihegemonista que le enemistó con la cúpula del PSOE, dirigida por Felipe González, decidida a traicionar el “OTAN, de entrada NO”, con el que ganaron las elecciones de 1982. Una posición por la que tuvo que pagar un precio, personal y político, sufriendo campañas de descrédito para apartarlo de la dirección del sindicato, como la de la cooperativa PSV.

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Nicolás Redondo pide el voto contra la OTAN a los afiliados al sindicato UGT

EL PAIS, 2 marzo 1986

El secretario general de UGT, Nicolás Redondo, envió el pasado 17 de febrero una carta-circular a todas las uniones y federaciones de la central sindical socialista recordándoles que la postura oficial de la Unión General de Trabajadores es contraria a la permanencia de España en la OTAN. En la circular, Redondo pedía que se hiciera llegar a todos los afiliados y delegados la opinión de que había que «mantener una actitud consecuente».

Nicolás Redondo recomendaba también a los afiliados a la central sindical socialista que no llegasen a «acuerdos con otras fuerzas u otros colectivos sindicales, políticos, en cuanto a esta campaña simplificadamente conocida como anti-OTAN».

«La postura oficial de la Unión General de Trabajadores es contraria a la permanencia de España en la OTAN»

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Nicolás Redondo pide la salida de España de la OTAN

EL PAÍS, 11 de junio de 1983

Nicolás Redondo en una manifestación contra la OTAN

La salida de nuestro país de la OTAN como exigencia de los trabajadores, la responsabilidad de los sindicatos en el proceso de consolidación de la democracia, el paro como problema prioritario, la necesidad de modernizar el aparato productivo y «los momentos especialmente delicados» de nuestra economía, fueron algunos de los temas evocados ayer por Nicolás Redondo ante la 69 Conferencia Internacional de Trabajo.

Tras dar la bienvenida a la República Popular de China, país que visitará probablemente antes de que finalice el año invitado por los sindicatos, el secretario general de UGT «lamentó» la ausencia de otras naciones, como Polonia, por ejemplo, «cuyas razones», dijo, «no son ni plausibles ni aceptables». En un tono elogioso puso de relieve, a continuación, la utilidad del tripartismo, la filosofía básica de la OIT (Organización Internacional de Trabajo) y el compromiso sindical de «consolidar las libertades y transformar la libertad».

También hizo hincapié en la política del Gobierno en el ámbito sociolaboral (proyecto de ley de reducción de la jornada semanal y aumento de las vacaciones, negociación salarial con los funcionarios públicos, revalorización de pensiones, devolución del patrimonio sindical, creación del Consejo Económico y Social y disminución de la edad de jubilación) afirmando que «la posibilidad de disentir es base de la democracia».

Nicolás Redondo hizo alusión, por otra parte, a los emigrantes, comprometiéndose a insistir «ante nuestro propio Gobierno para que la nueva ley de emigración sea pronto un hecho».

«En España, concluyó, los trabajadores nos pronunciamos por la salida de nuestro país de la OTAN, por la disolución de los bloques, contra la guerra y por la paz«

La contratación colectiva, la democratización de las empresas, la negociación de «acuerdos marco» y la solidaridad de la clase trabajadora fueron asimismo puntos sobre los que insistió mucho el secretario general de UGT abogando a favor de «la planificación democrática de la economía».

Las alternativas que se ofrecen en las circunstancias actuales a la acción sindical son, según Nicolás Redondo, esencialmente tres: O bien una solución liberal de claro contenido antisindical, o bien una negociación libre y sectorializada que inevitablemente alentará prácticas corporativistas o, por último, una política de grandes acuerdos, donde los sacrificios y las contrapartidas se equilibran a nivel de todo el aparato productivo. Y en este terreno, los esfuerzos deben ser proporcionales «exigiendo más a los que más tienen para lo cual», dijo, «es preciso romper prácticas fraudulentas en materia fiscal, de Seguridad Social o desempleo y, modernizar nuestro sistema impositivo, a partir de lo que podríamos llamar una nueva ética (una ética para la crisis) en las relaciones sociales-colectivas, acompañadas de las reformas que deben producirse por acuerdo de las partes o por la voluntad del estado democrático».

Reprochó a las multinacionales «las políticas que exportan inflación, paro y dependencia», reafirmando «la necesidad de una respuesta internacional a los problemas económicos de una planificación solidaria entre los países, que más allá de los individualismos nacionales, garanticen un desarrollo ordenado». Y antes de concluir hizo alusión expresa a la paz, la libertad y los derechos humanos, denunciando los atropellos y las violaciones.

Por último, valoró positivamente el gesto del Gobierno español de suspender la venta de armas a Suráfrica: «Los trabajadores nos hemos pronunciado siempre por la paz y el desarme, ya que las armas sirven para mantener los privilegios, las zonas de influencia y los gobiernos dictatoriales. Ha llegado la hora de poner freno a tanta irresponsabilidad. Por eso en España, concluyó, los trabajadores nos pronunciamos por la salida de nuestro país de la OTAN, por la disolución de los bloques, contra la guerra y por la paz».

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