Ni coches propios, ni libres

La dirección de la emresa de automóviles Nissan ha planteado a los sindicatos otro paso más en las “medidas drásticas” que lleva imponiendo, es decir, un nuevo expediente de regulación de empleo (ERE) para unos mil trabajadores después de que su plan de prejubilaciones y bajas incentivadas sólo haya sido aceptado por unos 650 trabajadores de su fábrica de Barcelona. Ayer era el ministro de Industria, Miguel Sebastián mendigando en la ciudad alemana de Wolfsburg, que Volkswagen fabrique en la planta de Seat en Martorell el nuevo Audi Q3. Hoy Nissan. ¿Mañana? La crisis está exponiendo, a plena luz y con toda su crueldad, dos de las debilidades del modelo económico español, y, en concreto, de su parte productiva. En el sector de la fabricación del automóvil en España, se unen estas dos debilidades, la propiedad de las empresas, en manos de los grandes monopolios, y la exportación a unos pocos países. Aquí están las cadenas de montaje pero el 100% de su fabricación, y por tanto de sus beneficios y de las decisiones sobre la producción, está en manos del capital extranjero, de las grandes multinacionales de la automoción. Y la exportación está cautiva de unos pocos mercados de las grandes economías europeas. Hay que aprovechar una situación mala para convertirla en buena. Hay que cambiar el modelo económico español y acabar con las dependencias que nos atan.