Selección de prensa internacional

Negra historia de Smithfield

Desde que en 1994 se permitió la instalación de las Granjas Carroll, en el Valle de Perote, entre los estados mexicanos de Puebla y Veracruz, la fetidez del aire, los enjambres de moscas, la contaminación de mantos freáticos, pozos y lagunas y la proliferación de enfermedades respiratorias, gastrointestinales y de la piel se han convertido en la tónica habitual de sus pobladores.

El amlio reportaje de Regina Martínez, el pasado sábado, en el Diario de Yucatán –que por su interés reproducimos en su totalidad– tiene la virtud de exponer ante los ojos de todo el mundo, sin tapujos ni cortapisas, la realidad oculta tras la alarma mundial creada por la epidemia de gripe porcina. Granjas Carroll, propiedad de la norteamericana Smithfield Company junto a un grupo de inversores mexicanos, cría 850.000 cabezas porcinas en el valle de Perote. Desde hace años, organizaciones populares vienen denunciando y luchando contra la infame contaminación de sus aguas y sus tierras. La respuesta de las autoridades mexicanas ha sido la persecución judicial… contra los denunciantes y la protección a los contaminadores. Smithfield Company llegó a México hace ya más de 25 años huyendo justamente de las denuncias y las sanciones judiciales que le fueron impuestas en Carolina del Norte por realizar esa misma actividad. Una actividad de la que todas las evidencias apuntan a que esté en el centro del surgimiento y la propagación de la gripe porcina. Ya entre febrero y marzo se produjeron las dos primeras muertes, entonces no relacionadas con el brote, pero con sus mismos síntomas. Una inspección sanitaria reveló en aquellas fechas que en el pueblo de La Gloria –donde se detectó mes y medio después el primer caso científicamente confirmado de muerte por gripe porcina, la del niño Edgar Hernández,– alrededor del 30% de la población presentaba síntomas de bronconeumonía. Una agente municipal del mismo ayuntamiento de La Gloria, Bertha Crisóstomo Lara, alertó a las autoridades sobre esa “extraña enfermedad” que estaban padeciendo sus vecinos, añadiendo que a su criterio esa enfermedad estaba causada por la contaminación generada por los desechos de Granjas Carroll. Todo el mundo sabía que en ese lugar se estaba gestando un grave peligro para la salud pública, pero la represión y la persecución han sido las únicas respuestas que han encontrado quienes se atrevieron a denunciarlo. Una situación, subraya el también mexicano La Jornada, a la que ha contribuido en no poca medida “la imprevisión, la incuria, la improvisación, la desorganización y la estupidez” de las administraciones mexicanas federales y estatales. Administraciones en las que, añade el diario, el “Estado de derecha que hoy gobierna a México ha demostrado que sólo sirve para amamantar a los que lo poseen todo, protegerlos contra su propia sociedad y salvarlos de la ruina a que sus propios excesos los exponen. La derecha es buena para saquear lo que es de todos, pero es inepta para gobernar”. México. Diario de Yucatán LA NEGRA HISTORIA DE GRANJAS CARROLL Regina Martínez Los afanes del gobierno federal por presentarse como un modelo de eficacia y de transparencia en el combate de la epidemia tienen un lado flaco: desde 1994 se permitió que se instalara en el Valle de Perote la empresa Granjas Carroll, dedicada a la producción masiva de cerdos. Las denuncias que los pobladores han presentado desde entonces por la desaforada contaminación y el incremento de enfermedades sólo han tenido dos tipos de respuesta: acoso judicial por parte de la compañía porcícola y la pétrea indiferencia de los gobiernos de Puebla, de Veracruz y de la República El ambiente en las comunidades de esta zona ubicada en los límites de Puebla y Veracruz se caracteriza por la fetidez del aire, los enjambres de moscas, así como por la contaminación de mantos freáticos, pozos y lagunas. Además proliferan las enfermedades respiratorias, gastrointestinales y de la piel. Los problemas del Valle de Perote, una parte del cual pertenece a Puebla y la otra a Veracruz, tienen su origen en la producción masiva de cerdos de la empresa Granjas Carroll de México que cuenta con la protección de los gobiernos de ambas entidades y de la federación. La empresa es propiedad de la compañía estadounidense Smithfield, la mayor productora de cerdos en Estados Unidos, en sociedad con Agroindustriales Unidos de México, que exporta productos del campo, como café. El crecimiento de Granjas Carroll ha generado protestas de comunidades en ambos estados por su efecto destructivo en el medio ambiente y en la vida cotidiana de la población. Algunos lugareños enfrentan procesos penales por denuncias de Granjas Carroll en su contra. Lo irónico es que que Smithfield Company vino a México huyendo de los problemas judiciales que enfrenta en su país por contaminar el ambiente en Carolina del Norte y Virginia. Fue desde 1985 cuando un juez de la Corte de Justicia del Cuarto Circuito de Apelaciones de Estados Unidos multó a Smithfield por contaminar el río Pagan, de Virginia. La sanción fue de 285 mil 338 dólares, el mayor castigo civil por una violación del Acta del Agua Limpia. Una década después, en 1996, los directivos de Smithfield fueron sancionados por la misma Corte de Justicia por falsificar y destruir muestras registradas con la descarga intencional de agua tóxica al Pagan. Esa vez la sentencia fue de 18 meses de prisión y una multa histórica de 12.6 millones de dólares. Estos datos se incluyen en un reporte del Comité de Asuntos Gubernamentales del Senado estadunidense, fechado en marzo de 2002. El documento contiene el testimonio de Richard J. Dove, integrante de la organización civil Alianza Waterkeeper, el cual advierte del daño que la empresa provoca en el medio ambiente de Carolina del Norte. En el mismo reporte se dice que en junio de 2000 las organizaciones ambientalistas agrupadas en Riverkeeper documentaron 36 casos de demanda en la Corte Superior contra las operaciones de Smithfield. El objetivo de estos recursos legales era conseguir una orden judicial para que la industria porcícola dejara de “contaminar las corrientes de agua y aire, y reparara el daño causado a ríos y riberas de Carolina del Norte”. En tanto, el estado de Virginia acusó a Smithfield por más de 22 mil violaciones legales a causa de su actividad contaminante. Dichas infracciones se registraron desde mediados de los ochenta hasta mediados de los noventa, pero el caso fue desestimado por el juez en 2001, al considerar que la acción federal excluyó los reclamos estatales. El documento del comité senatorial subraya que un estudio de 1998 “encontró clara evidencia de que el nivel de exigencia de leyes y regulaciones ambientales, más que su castigo, tuvo una influencia directa en el crecimiento de la industria porcícola, que tiene que ubicarse en comunidades minoritarias donde la oposición es más fácilmente silenciada”. La organización ambientalista citada en el reporte subrayó desde entonces: “La presencia de esta contaminante industria es una amenaza para la salud pública debido a que puede bajar el valor de las tierras y la calidad de vida, e impedir un desarrollo económico más saludable para las comunidades que sufren de bajos ingresos y acceso médico”. La experiencia de las comunidades mayoritariamente afroamericanas de Carolina del Norte y de Virginia es la misma que enfrentan alrededor de 30 mil pobladores de ocho municipios en la región de Perote, donde Granjas Carroll se instaló en 1994. Aquí la empresa con capital de Smithfield Company creció exponencialmente en la última década: ha instalado más de cien módulos en comunidades veracruzanas y poblanas. Sin embargo, sólo ha generado 550 empleos entre la población, pues según datos de la propia empresa sus instalaciones cuentan con avanzada tecnología. Como sucedió en Estados Unidos, los pobladores del Valle de Perote están padeciendo los cambios ambientales y el incremento de los riesgos sanitarios por las grandes cantidades de desechos químicos y microbianos que Granjas Carroll vierte al medio ambiente a consecuencia de su producción masiva de cerdos. Esta información fue documentada en la anterior Legislatura local por el entonces diputado perredista Atanasio García Durán y la Comisión del Medio Ambiente, que intervinieron ante los reclamos de la población. Sin embargo, el gobierno de Fidel Herrera Beltrán y las autoridades del ramo nunca tomaron en cuenta estas denuncias. Desde 2005 el exalcalde de Tepeyahualco, Puebla, Antonio López González, alertó al gobierno de Mario Marín sobre el “uso exagerado” de agua por Granjas Carroll, ya que el número de “los cerdos que produce la empresa es superior a la población humana de los municipios de Perote, Jalacingo y Altotonga, en Veracruz; y Guadalupe Victoria, Grajales, Tlachichuca y San Nicolás, en Puebla”. En Veracruz, los afectados por la empresa conformaron la agrupación Pueblos Unidos y, en un sinnúmero de oficios que datan desde 2004, denunciaron que los niveles de los mantos acuíferos descendieron más de un metro cúbico en una década por el uso desmedido de agua en los procesos de producción porcina. Esta asociación solicitó al gobernador Fidel Herrera “evitar la expansión de las granjas” de Carroll, debido al grave problema de contaminación ambiental y a la generación de enfermedades respiratorias, gastrointestinales y cutáneas que propician en la población. La organización civil fue integrada por habitantes de las comunidades de La Gloria, Xaltepec, Sayaleta, Guadalupe Victoria, Totalco, Jalacingo, Altotonga y Perote, en Veracruz; así como de Tepeyahualco, Guadalupe Victoria, Buenavista, Chichicuatla, La Muralla, San Pedro, El Águila, Techachalco, Alchichica, Maravilla y Quechula, en Puebla. Sus oficios recorrieron todas las instancias de gobierno en ambas entidades, igual que organismos federales como la Comisión Nacional del Agua, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Procuraduría de Protección al Ambiente, entre otras, a fin de solicitar su intervención para que no se instalaran más granjas en sus comunidades. No hubo respuesta de ningún gobierno local ni del federal. En tanto, un recorrido por las comunidades del Valle de Perote basta para causar alarma. Los malos olores y la proliferación de moscas es ya insoportable. De hecho familias como la del agricultor Fausto Ramírez, propietario del rancho El Riego, en Xaltepec, se ven obligadas a abandonar su casa por la noche para dormir en una camioneta. “Tenemos que buscar las corrientes de aire que no arrastren la fetidez, pero a veces el olor está muy tremendo, es desesperante, no nos deja ni comer ni dormir y tenemos que irnos a donde no nos pegue de lleno”, se queja la esposa del agricultor, Patricia Zamora. A cien metros del rancho de esta familia está una de las Granjas Carroll. La empresa ofreció a esta familia comprarle sus tierras, dedicadas al cultivo de maíz, frijol, alfalfa y zanahoria, a 10 mil pesos por hectárea, es decir, “a peso el metro”. Fausto Ramírez se negó. Y aunque los efectos de sus actividades industriales son evidentes, en abril de 2006 los directivos de la empresa interpusieron denuncia penal contra más de una decena de inconformes de La Gloria, en Perote, y de Orilla del Monte, en Jalacingo, a los que se les dictó auto de formal prisión “por el delito de difamación”. El juez mixto de primera instancia en Jalacingo inició los juicios contra Fabiola Díaz Quintana, Margarita Hernández Burgos, Guadalupe Serrano Gaspar, Verónica Hernández Argüello y el agente municipal de La Gloria, Manuel Aguilar, así como contra Jorge Bernal Zapara, de Xaltepec, por oponerse a las granjas. Sólo por la presión del ex diputado Atanasio García Durán, quien solicitó la intervención de legisladores federales, la empresa decidió “otorgarles el perdón” y se desistió de las denuncias penales, dice la abogada de los inconformes, Dulce María Vázquez. De todas maneras las autoridades no actuaron y la empresa siguió presionando para acallar las protestas. En enero de 2007, con apoyo de la comandancia de la Policía Federal Preventiva con sede en Zacatepec, Puebla, Granjas Carroll volvió a denunciar penalmente a un grupo de activistas, por lo que se les abrió la averiguación previa 10/2007. Varios campesinos de La Gloria, una comunidad marginada en las faldas del Cofre de Perote que ha sufrido los embates de Granjas Carroll, opinan que el virus de la influenza A, inicialmente llamada porcina, “surgió aquí, pues fue en nuestro pueblo donde se presentó el primer brote de enfermedades respiratorias”. En efecto, La Gloria es hoy un foco de atención internacional porque en este poblado de unos 3 mil habitantes se detectó el primer caso de infección por el virus de influenza A (H1NI), que ha causado decenas de muertes en México y en otros países. Edgar Hernández, de cinco años, fue identificado como el primer caso de la enfermedad, y medios de comunicación nacionales y extranjeros llegan hasta su humilde vivienda para obtener datos sobre el origen de la enfermedad, que ya superó, y para recoger el testimonio de sus padres. El gobernador Fidel Herrera negó al principio que La Gloria fuera el origen del virus, no obstante que, a principios de marzo pasado, un brote epidemiológico atacó a 400 habitantes y mató a dos niños. La agente municipal de La Gloria, Bertha Crisóstomo Lara, alertó a las autoridades sanitarias sobre la “extraña enfermedad” que padecían sus vecinos, muchos de los cuales fueron internados en estado grave en hospitales de Perote y de Xalapa. La funcionaria consideró que ese mal era consecuencia de la contaminación generada por los desechos de Granjas Carroll de México. A finales de marzo el Sector Salud envió una tonelada de cal para esparcirla en La Gloria y así evitar nuevos brotes de la enfermedad que se caracterizó por la fiebre alta, dolor intenso de huesos, tos seca, flemas y náuseas, pero sigue minimizando el problema, denuncia Crisóstomo Lara. En esas fechas el jefe de la Jurisdicción Sanitaria número cinco, Orlando Uscanga Muñoz, reconoció que alrededor de 30% de la población de esta comunidad presentaba síntomas de bronconeumonía. También admitió los fallecimientos de los menores, uno ocurrido a finales de febrero y otro a principios de marzo. Sólo el 26 de abril, después de que se tomaron muestras durante el cerco sanitario de tres días, el gobernador reconoció en un mensaje difundido por Radiotelevisión de Veracruz que el primer caso de influenza “porcina” se había registrado en La Gloria. Esto no dio ninguna esperanza a quienes se oponen a las actividades contaminantes de Granjas Carroll, ya que Herrera Beltrán deslindó a la empresa de ser la principal causante de la insalubridad en la región. La gente sigue enfermándose y no hay medicinas, como denunció la subagente municipal Blanca Roldán Tencle, quien desde finales de abril padece síntomas parecidos a los de la influenza, al igual que su hija de seis años. Pero en La Gloria, si se padecen una fiebre de 38 grados, dolor de huesos y de pulmones, con tos seca y flemas, es mejor callarse: “Aquí no puede uno hablar, decir la realidad, porque de inmediato empiezan a hostigarnos o a actuar penalmente”, dice la subagente. DIARIO DE YUCATÁN. 2-5-2009 México. La Jornada LA CONFUSIÓN COMO FORMA DE GOBIERNO Arnaldo Córdova Ya se va volviendo una aburrida rutina ver actuar a los panistas en el gobierno (y también a sus socios priístas) ante situaciones de emergencia poseídos por la más ciega y desarmante confusión. Desde luego, dan muestras claras de que no saben ni por dónde les llegó el desastre y después balbucean de mil modos que no entienden de qué se trata y que los esperemos tantito para poder darnos alguna información. Eso se ha podido ver al brotar la epidemia de influenza porcina (…) Primero no supieron por qué en meses recientes estaban muriendo por neumonía muchas más personas que antes y algunas se consideraban saludables. Los afectados por toda clase de enfermedades respiratorias se incrementaron varias veces cuando no había razones aparentes que lo explicaran. En la OMS y en muchos centros de investigación epidemiológica se alertaba ya desde hace años sobre la posibilidad de que brotara en cualquier parte del planeta una pandemia de alguna forma de influenza que no necesariamente sería como las ya conocidas. En México la prensa y algunos medios de comunicación informaban de ese incremento de las enfermedades respiratorias y comenzaron a sonar algunos casos raros que, como ocurría en ciertas regiones del país, se atribuían a fenómenos de contaminación ambiental. Uno tiene especial relevancia, no sólo por lo que ha resultado, sino por su historia. En el poblado de La Gloria, cerca de Perote y a 10 kilómetros de las granjas porcinas Carroll, desde hace años se organizó un movimiento cívico que tenía por objeto la denuncia de la contaminación que esas granjas ocasionaban y sus dañinos efectos sobre la salud de los pobladores. El pasado 9 de marzo apareció un raro brote de enfermedades respiratorias. Seiscientos pobladores (son en total 5 mil) se enfermaron, entre ellos el niño Edgar Hernández, el primero al que se le detectó la nueva influenza. Ese asunto debió atenderlo en primera instancia el gobierno veracruzano y hacerlo del conocimiento del federal. No podía esperarse algo así, pues en La Gloria todo mundo recuerda que Fidel Herrera se opuso perrunamente al movimiento que denunciaba a las Granjas Carroll y hoy varios pobladores están sujetos a proceso por ataques a las vías generales de comunicación. De cualquier modo, el gobierno federal era el mayor obligado a atender este gravísimo caso de salud pública. Los servicios médicos locales enviaron muestras al único laboratorio de los llamados de nivel 3 que hay en México y cuya misión es precisamente la investigación de este tipo de enfermedades. Ese laboratorio se ubica, justo, en el puerto de Veracruz. Después de mucho tiempo, demasiado para la contingencia, no se pudo saber en ese laboratorio de qué se trataba. Las muestras fueron enviadas a otro en Winnipeg, Canadá, que nos dio la mala nueva: estábamos en presencia de una nueva cepa a la que se llamó porcina y lo detectaron en primer lugar en la muestra del niño Hernández. Cuando el secretario Córdova fue informado de los resultados de los análisis debe haberse caído de alguna nube. Al día siguiente tronó la noticia: en México había brotado la epidemia y los muertos ya se contaban por más de un centenar. Algunos médicos eminentes trataron de llamar la atención de que las muertes eran, en general, por neumonía, pero no todas atribuibles al nuevo brote. Todavía el domingo pasado La Jornadainformaba de 68 a 81 muertos en un día y de enfermos en números de mil 4 a mil 324. Unos días después y ya apercibido de que no todos los muertos son iguales, aunque se parezcan, el secretario de Salud balbuceó que, en realidad, los muertos por el brote eran siete. Como no daba mayores explicaciones, los ciudadanos, empavorecidos e indignados, calificaron sus cuentas de una burla. El gobernador Herrera se alcanzó la puntada de afirmar, con cierta chacota, que la cepa había surgido en China. Lo que él busca, desde luego, es que a las Granjas Carroll no se las investigue (por cierto, esa compañía hace por sí misma sus evaluaciones, las cuales siempre se dan por ciertas). Todos los pobladores de La Gloria, en lucha desde 2004, han denunciado que las tinajas en tierra en las que se depositan los detritos y los restos de los animales no tienen ningún tratamiento y están expuestas al aire libre contaminando toda la región. Ya se han dado más de tres mil casos de probables contagiados. Cuatro días después de que se dio la alerta se instaló un laboratorio para el análisis de muestras. Antes no se pensó en instalarlo. Se dice que otros cinco se instalarán. Se requeriría para un seguimiento eficaz de la enfermedad de un mínimo de 500 muestras diarias en el país. El que ahora funciona sólo es capaz de dar 15 de ellas. Tampoco hay existencia de medicamentos (en especial, antivirales) ni utensilios con los cuales curarse o protegerse. La de los tapabocas es ya una anécdota del folclor popular. De repente se esfumaron y se volvieron carísimos. No hay las reservas de medicamentos que desde hace años se estimó prudente tener para una eventualidad de este tipo. Ahora se nos dice que la vacuna contra este nuevo mal podrá estar lista hasta dentro de unos seis meses. La imprevisión, la incuria, la improvisación, la desorganización y la estupidez se han vuelto los signos de las administraciones panistas y de sus aliados priístas. La población está asustada, desesperada por no saber qué es lo que puede y debe hacer para protegerse y de sus gobernantes derechistas espera cada vez menos pues siempre salen con la misma batea de babas. La epidemia, a un paso de volverse pandemia, ha castigado también a los negocios. El cierre de un restaurante por más de cinco días significa condenar a la quiebra a sus dueños. Los grandes tiburones siempre se las arreglan para salir bien librados, además cuentan con el apoyo servil y rastrero de los gobiernos de derecha. El Estado existe para organizar y regular a la sociedad en sus múltiples actividades; para defenderla de sí misma cuando sus elementos comienzan a agredirse y a destruirse; para protegerla del exterior en cualquier circunstancia, no necesariamente en una guerra; para dirigirla en sus capacidades de autodefensa y de autorganización. El Estado de derecha que hoy gobierna a México ha demostrado que sólo sirve para amamantar a los que lo poseen todo, protegerlos contra su propia sociedad y salvarlos de la ruina a que sus propios excesos los exponen. La derecha es buena para saquear lo que es de todos, pero es inepta para gobernar. LA JORNADA. 3-5-2009 EEUU. The Wall Sreet Journal AUMENTA LA DEMANDA DE DÓLARES DE LOS BANCOS El dólar sigue registrando una alta demanda por parte de los bancos de todo el mundo, una señal de que la confianza entre ellos aún es frágil. Aunque una serie de indicadores muestran que los mercados de crédito se están descongelando, los economistas, bancos centrales e inversionistas están prestando especial atención al ritmo al que los bancos extranjeros están retirando depósitos en dólares de sus sucursales en Estados Unidos. Este indicador ha roto récords en los dos últimos meses, según las cifras más recientes del Departamento del Tesoro de EE.UU. Estos retiros, sugieren los analistas, indican que los bancos aún tratan de encontrar formas de financiar inversiones en valores denominados en dólares, como los bonos estadounidenses respaldados por hipotecas. Antes de que la crisis del crédito empezara a azotar en agosto de 2007, los bancos no estadounidenses podían tomar prestados dólares de los bancos estadounidenses y prestarse entre ellos con total libertad. Las filiales de los bancos también podían vender deuda a corto plazo. Ahora los bancos están demandando mayores primas para ciertos préstamos. El lado positivo es que, al recurrir a los depósitos estadounidenses, los bancos reducen su dependencia de los programas de préstamo de los bancos centrales, los cuales fueron implementados como medidas de emergencia. El fenómeno, no obstante, también demuestra la fragilidad de los mercados de crédito. Hasta que los bancos desarrollen más confianza entre ellos, incluso las tasas de préstamo a corto plazo seguirán siendo relativamente costosas, haciendo que la recuperación económica sea más costosa para las empresas y las personas. Esto ha tenido un efecto inesperado en la tasa interbancaria de Londres conocida como Libor, la cual supuestamente debe reflejar las tasas de interés que los bancos se cobran entre sí. Hay una gran brecha entre el Libor a un mes y el Libor a tres meses, lo que los analistas interpretan como una preocupante señal de que los bancos siguen siendo reacios a prestarse dinero a largo plazo. El viernes, por ejemplo, los bancos reportaron una tasa de 1,01% para los préstamos a tres meses en dólares, 0,59 puntos porcentuales por encima de la tasa para los préstamos a un mes. Históricamente la brecha se mantenido en cerca de cero. La Reserva Federal de EEUU. ha suministrado préstamos en dólares al Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y otros bancos centrales, los cuales prestan la divisa a los bancos de todo el mundo. En una señal de que las medidas de los bancos centrales han tenido efecto, el Libor ha caído drásticamente. El viernes, el Libor a un mes en dólares estaba en 0,41%, frente al 4,59% de octubre. Puesto que las condiciones para los préstamos interbancarios a corto plazo aún distan de ser ideales, los bancos no estadounidenses están buscando otras formas de satisfacer su sed de dólares. Según los datos más recientes del Tesoro de EEUU., los bancos extranjeros retiraron 123.000 millones de dólares de sus filiales estadounidenses en enero y otros 145.000 millones en febrero a través de préstamos. Este es un giro radical frente a meses anteriores. Para finales de 2008, los bancos extranjeros tenían 9,6 billones de dólares en activos denominados en dólares, un legado de los años del auge de la globalización, según el Banco Internacional de Pagos. En medio de la crisis financiera, los bancos estadounidenses dejaron de prestarle a los bancos extranjeros los dólares que necesitaban para financiar esas inversiones, desatando una aguda escasez de efectivo. Analistas de Morgan Stanley estiman que los bancos internacionales están recurriendo a los depósitos de sus filiales estadounidenses debido a que es más barato que tomar prestados dólares de los bancos centrales. La cantidad de los préstamos en dólares de la Fed a otros bancos centrales cayó en enero y febrero por casi la misma cantidad de lo que los bancos sacaron dólares de sus filiales en EE.UU. "Simplemente, los bancos están obteniendo una fuente de financiación más barata y eficiente en sus filiales en EEUU", dice Jim Caron, director global de estrategia de tasas de interés de Morgan Stanley (…) THE WALL SREET JOURNAL. 4-5-2009

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