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Es indignante que mientras banqueros, grandes monopolistas y altos cargos de la administración se otorgan sueldazos millonarios, se obligue a la mayor parte de los catalanes a no ser ni siquiera mileuristas.
1,5 millones de trabajadores catalanes (el 55,2% del total) cobran sueldos inferiores a los 1.000 euros mensuales. Mientras tanto, una ínfima minoría de 20.000 personas en Cataluña cobran un salario medio anual de 390.000 euros, más de 32.000 euros cada mes.
Sólo con que a esta gente se les aplicara la medida de limitación del salario máximo a 10.000 euros mensuales, se podría hacer inmediatamente una redistribución salarial por la que más de 1 millón de trabajadores que actualmente ganan, de media, entre 750 y 800 euros al mes, pasaran a cobrar automáticamente 1.000 euros mensuales.