Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Girona que representan, a través de las administraciones provinciales catalanas, una parte importante del poder económico sobre el que se asientan las castas político-burocráticas en Cataluña están corriendo a tope para conseguir su fusión antes de que sean intervenidas siguiendo las directrices del Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (FROB), de inminente aprobación. Porque supondría la pérdida del poder del veto ante fusiones que poseen ahora. Lo que supondría no sólo perder el control sino su dominio económico ante una posible absorción por parte de los grandes bancos españoles, ansiosos de tragarse sus cuotas de mercado.
Ante los graves roblemas de solvencia, especialmente en Caixa Catalunya debido a su alta morosidad, y ante la posibilidad de que las exigencias del Banco de España sean insuperables y caigan en manos de los grandes tiburones financieros, los representantes políticos de las castas han saltado al unísono. El portavoz de CiU, Josep Sánchez Llibre, pidió “escrupuloso respeto a las competencias de las comunidades autónomas sobre las cajas en el proceso de fusiones”. Siguió pidiendo “generosidad y realismo” en las exigencias del Banco de España. El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Ridao, mostró su oposición al FROB, porque dijo que “no se va a respetar” el veto de las autonomías en las fusiones de cajas de ahorros. En respuesta, el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, como buen representante de la gran banca española, le contestó que hay que ser realista tanto para dar el dinero como en el plazo para que lo devuelva. Y exigente para que cumpla el plazo dado. Las castas burocrático-administrativas quieren un plan de rescate propio. La oligarquía financiera quiere quedarse con el rescate, con el botín.