Literatura

Millenium: ¿otro best seller?

En los años 50 y 60 -cuando no dejaba de producir una obra maestra tras otra: «La ventana indiscreta», «Vértigo», «Con la muerte en los talones», «Psicosis», «Los pájaros»-. se tení­a a Hitchcock por un director muy entretenido y popular, cuyas pelí­culas alcanzaban grandes audiencias sobre la base de renunciar a toda pretensión artí­stica.

Aquel equívoco duró decenios. Hoy asistimos a un nuevo fenómeno cultural de masas que, a mi juicio, está sufriendo un equívoco similar. Me refiero a la saga de novela negra "Millenium", de Stieg Larson, de la que en Esaña se han publicado ya los dos primeros títulos ("Los hombres que no amaban a las mujeres" y "La chica con una cerilla y un bidón de gasolina"), con un éxito de ventas que remeda al que estos libros han conseguido en Francia, Alemania o Italia, pero que aún está lejos de alcanzar la dimensión apabullante lograda en su país, Suecia, donde se han vendido ya 3 millones de ejemplares para una población de apenas 9 millones de habitantes. La enorme popularidad de la serie, la tendencia casi "adictiva" que crea entre los lectores, el hábil manejo de la intriga y la utilización de un lenguaje cristalino y transparente, casi "deslizante", abocan a una conclusión casi obligatoria: "Millenium" no es, en definitiva, más que otro best seller. A mi juicio esa conclusión encierra un "error" mayúsculo. Un "error" que, además, contribuye a desactivar la "dinamita" que estos libros llevan dentro -de la misma forma que aquella consideración de Hitchcock contribuía a diluir y borrar la potentísima carga explosiva de su cine-. Stieg Larson -cuya muerte en 2005 hará imposible la continuación de su saga- era, ya de entrada, la antítesis del modelo de escritor de best sellers: lejos de vivir en una acomodada mansión de las afueras de Londres o de Los Ángeles, vivía en un piso de 60 metros cuadrados sin ascensor en un barrio popular de Estocolmo. Ni siquiera era un escritor "profesional": era un periodista de investigación, especializado en el tema de la nueva extrema derecha europea y los escándalos económicos de los poderosos. Cercano en el 68 a la izquierda revolucionaria, mantenía vivo su compromiso político, por lo que estaba amenazado de muerte. Stieg Larson escribía por las noches, robándole horas al sueño y tras jornadas extenuantes de trabajo. Desde hacía decenios era un lector empedernido de novela negra. Cuando por fin se decidió a escribir (con casi 50 años) volcó en ese molde tan popular su cosmovisión de la realidad. El resultado es una saga (desgraciadamente de solo tres entregas: la fatiga lo mató) en que se desnuda, implacablemente, el modélico universo escandinavo (recuerdan a Felipe González, vendiéndolo en los años ochenta, de la mano de Olof Palme) y se nos muestran los túneles de horror que socavan ese edificio gangrenado.

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