Cómics

«Metralla». Cuando se aprende a vivir con miedo

Los conflictos en Oriente Próximo, que diariamente observamos en los noticiarios, se nos acercan de forma asombrosa a través de una generación de autoras de cómic, hasta ahora desconocida en nuestro paí­s. Modan entreteje varias historias en un virtuoso relato, cargado de sutileza, en el que sin entrar en juicios acerca del conflicto palestino-israelí­, retrata la realidad cotidiana de los ciudadanos que conviven diariamente con el miedo a los atentados, y que refleja el enorme distanciamiento entre la sociedad civil y el beligerante discurso de su polí­ticos.

Un joven taxista descubre casi or casualidad que su desaparecido padre podría haber sido una de las víctimas de un atentado. Un punto de partida para un relato casi detectivesco, que alza como protagonista absoluto a un personaje que nunca aparece y que funciona a la perfección como elemento motor de la acción. Sobre este punto de partida se elaboran historias paralelas. Una de ellas es la historia del amor discreto, de los sutiles pero lentos mecanismos del enamoramiento, perfectamente orquestada y dirigida por la autora en base a miradas, a situaciones y detalles que se van esbozando apenas a lo largo de la obra. Metralla es también una demoledora crónica de la situación de la sociedad israelí, de esa que vive resignada a los continuos atentados, asimilados con una naturalidad que produce verdadero espanto, escenificada con maestría en una secuencia ambientada en una funeraria. La obra muestra una realidad completamente alejada de la imagen generalizada que se tiene del pueblo judío. Si condenable es la criminal acción de su ejército sobre el pueblo palestino, también ha de serlo la situación de alerta constante en la que aprende a vivir una ciudadanía que asume los atentados como algo natural, y la muerte como una anécdota del día a día. Metralla es una obra de una lucidez asombrosa, que pasa de puntillas sobre las raíces políticas del conflicto judeo-palestino, pero que narra en un segundo plano, y de forma contundente, las atrocidades derivadas de esa situación. La historieta es utilizada como elemento de denuncia, pero no de forma panfletaria. Una excelente trama de ficción, de las que llegan al corazón del lector, es empleada como retrato de la realidad. Y como en la mejor ficción, al final nos acaba dejando un pequeño sabor a esperanza en nuestro paladar.

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