Alemania aprueba una ley que permite nacionalizar a los bancos.

Merkel y el látigo prusiano

La fórmula que intenta Alemania para domar a la fiera crisis no es, como al otro lado del Atlántico, soltar más y más carnaza para que sacie su apetito, sino intentar crear un látigo prusiano capaz de «domesticar» el desbocado mercado financiero. El ministro alemán de finanzas, Peter Steinbrück, ha ordenado investigar las actividades de las filiales de bancos alemanes en Suiza y Liechtenstein, para acabar con la situación encubierta desví­o de capitales alemanes a los paraí­sos fiscales. Y además ayer el Bundestag aprobó una ley que permite la nacionalización temporal de grandes entidades bancarias en momentos turbulentos.

La nueva legislación se ha hecho a medida del caso del gran banco hiotecario germano Hypo Real Estate, rescatado a pulso por el gobierno alemán en el tormentoso mes de octubre, cuando la entidad quebró. El Hypo Real Estate ha recibido 102.000 millones de euros en ayudas públicas y garantías estatales, a cambio de que el control del banco estuviera en manos del gobierno. Ante la posibilidad de J. C. Flowers, propietario del 25% de la entidad hipotecaria, diera problemas, Merkel se ha dotado de una herramienta que le permite expropiar -por un tiempo limitado y sólo cuando la situación financiera sea crítica y el riesgo de quiebra evidente- este y otros bancos en esa situación. El semanario Der Spiegel publica hoy también que la oficina federal para el control y vigilancia de los servicios financieros (BaFin) llevó para ello a cabo el pasado noviembre una consulta entre 31 bancos con representación en los paraísos fiscales de Suiza y Liechtenstein. La investigación tuvo como objetivo supervisar a las empresas filiales de los bancos y monopolios alemanes con cuentas en esos dos países. Los bancos reconocieron entonces ante la BaFin que, a través de sus filiales suizas, controlan las "cuentas de varios centenares de fundaciones sometidas al derecho de Liechtenstein". El Deutsche Bank, el mayor instituto bancario privado alemán, administra la mayoría de esas cuentas, aunque también el Commerzbank y su filial Dresdner Bank son responsables de un apreciable número de cuentas de esas características en Suiza. Los resultados de la consulta han tenido ya consecuencias con el endurecimiento de la legislación alemana para las filiales bancarias en los paraísos fiscales. Entre las medidas adoptadas figura que, a partir de abril, los bancos deberán ordenar a sus filiales en Suiza "suspender las relaciones de negocios no transparentes" con el fin de "secar" el negocio de la banca alemana con las fundaciones sometidas al derecho de Liechtenstein y que facilitan la acumulación de dinero negro. Ante una situación de crisis de esta magnitud, el Estado germano actúa de acuerdo a los intereses de conjunto de la clase dominante alemana, aún a costa de que grupos monopolistas tan poderosos como el Deutsche Bank se lleven un “toque de atención”. Mejor el chasquido de advertencia del domador-domado que los latigazos reales –y mortales- que propina la crisis.

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