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Merkel impone sin discusión que la ayuda a la banca se considere como deuda pública

Angela Merkel se ha saltado un paso intermedio y ha ido directa a la conclusión: no habrá recapitalización directa para los bancos españoles. Así de claro lo dejó ayer al término del Consejo Europeo, a pesar de que el comunicado firmado por todos los líderes de la UE retrasa la decisión sobre este asunto crucial para España a la próxima reunión de ministros de Finanzas del euro.

Ahora poco puede esperarse del debate del Eurogrupo teniendo en cuenta que la persona más influyente y poderosa de toda la zona euro ha dejado clara su postura. La decisión de Merkel supone una dificultad añadida para el Gobierno español, que no obstante ayer restó importancia a la consecución de este objetivo porque su impacto en la deuda pública será de sólo cuatro puntos del PIB (40.0000 millones de euros).

La imposición de Merkel no ha sentado bien en el seno del Consejo Europeo porque supone «prejuzgar la decisión que tienen que tomar los ministros de Finanzas», según apuntó al término de la reunión un alto funcionario europeo. Más aún cuando el debate de la recapitalización directa de la banca estaba fuera de la agenda y los jefes de Estado y de Gobierno de la Eurozona ni siquiera lo discutieron en la noche del jueves.

En la cumbre se han dado los primeros pasos para crear el supervisor bancario único, un nuevo regulador financiero europeo cuyas funciones serán asumidas por el BCE. Cuando este organismo esté «plenamente operativo» -y eso no será hasta bien entrado 2013 o, más probable aún, 2014- el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) podrá recapitalizar directamente a las entidades, es decir, podrá inyectarles dinero sin necesidad de que pase previamente por el Estado que solicita la ayuda, como ha sido el caso de España.

El asunto que, teóricamente, estaba aún pendiente de decisión es si esta recapitalización directa afectaría a España. Fuentes próximas a la reunión de los líderes europeos reconocen que en la cumbre de junio se redactó por primera vez esta posibilidad pensando en España. «El Gobierno español había pedido la ayuda a la banca y era necesario acabar definitivamente con el vínculo entre deuda soberana y bancaria», relata esta fuente. De ahí que finalmente se decidiera que la ayuda directa a la banca sería posible en cuanto se creara el supervisor europeo. Y esa nueva modalidad podría aplicarse a España, según aclararon después diversos políticos y funcionarios de la UE.

Pero Alemania, Finlandia y Holanda rompieron la baraja hace aproximadamente un mes cuando emitieron un comunicado conjunto en el que decían que la recapitalización directa sólo sería posible para los nuevos programas de ayuda, pero no para los que ya estuviesen en marcha, como el español o el irlandés. Fue un mensaje que iba en contra del espíritu de la cumbre de junio, «la más importante en muchos años», según Rajoy, y por ello sentó especialmente mal en Bruselas. «Es normal que haya diferentes opiniones, pero hay que evitar hacer declaraciones públicas o sacar comunicados sobre este asunto», decían ayer en el Consejo. De ahí que el mensaje de Merkel haya sentado tan mal. «En el programa de España todo está decidido (…) No habrá una recapitalización directa para la banca porque sólo será posible en el futuro», zanjó la canciller. Casi al mismo tiempo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, alababa la «actitud constructiva» de Alemania y aseguraba que este asunto «no es la preocupación más importante para el Gobierno». En Moncloa argumentan que los bancos recibirán 40.000 millones de euros, lo cual representa cuatro puntos del PIB y es una cifra asumible. Aunque, puesto en perspectiva, esos 40.000 millones equivalen a 10 veces la compensación de las pensiones por el desvío del IPC.

Pero no se trata sólo de que esos 40.000 millones vayan a anotarse como deuda pública. El problema es que los intereses de ese préstamo europeo -del 1,54%, según Economía- contabilizarán anualmente como déficit y cualquier pérdida derivada de la ayuda también computará como gasto del Estado. La opción que defiende el Gobierno y a la que aún no renuncia pese a las declaraciones de ayer de Merkel es que el Mede -salvavidas europeo- pueda inyectar ese dinero directamente a los bancos, por lo que el préstamo que ahora recibirá el Frob -salvavidas español- se convertiría automáticamente en una participación del fondo de rescate en las entidades rescatadas. De este modo cualquier impago la asumirían los 17 estados de la zona euro y a España sólo le tocaría responder por el 12% del total de las pérdidas

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