Alarma social.

Mejoras en los colegios ¿en beneficio de quién?

Dos colegios murcianos están siendo investigados a raíz de suuestas irregularidades por obras realizadas que no han pasado las revisiones oportunas y de presupuesto dudoso. Si en este tempo son numerosas las noticias de chanchullos de obras tanto públicas como privadas, lo que nos espera es que con el plan anticrisis y unos Gobiernos locales acostumbrados a pasar el cazo se deben poner medidas que vayan a asegurar que los fondos están perfectamente controlados.Los centros investigados son el Sagrado Corazón de Lorca y el nuevo Instituto de Pozo Estrecho, en Torre Pacheco. Ambos presupuestos fueron modificados en más de 300 000 euros, estas modificaciones repentinas que todos pagamos sin saber muy bien donde terminan no quedan tan solo en esto, ya que los alumnos comenzaron el curso sin que los colegios pasaran las revisiones oportunas, un riesgo inoportuno quizás por lo dudoso de la ampliación de presupuesto estuvieron dispuestos a correr.Sin haber suscrito las actas de recepción de obras ni la previa fiscalización ni comprobación de las mismas se comenzó el curso el pasado año. Dos presupuestos modificados en su conjunto en más de un millón de euros que todos pagamos y que los alumnos corren el riesgo de dar sus clases sin que las obras estén revisadas, medidas que vayan a cercar la corrupción o cómo ahora las llaman “irregularidades” son necesarias ahora más que nunca. Ahora más que nunca estamos en unas buenas condiciones para exigir que se pongan medidas para cercar a los corruptos que se enriquecen a costa de todos.Con un plan anticrisis desde el Gobierno central dedicado a obra pública en vez de economía productiva, no es ya el hecho de la nefasta orientación del plan que no va en beneficio de producir riqueza y empleo productivo para que la crisis se salde en favor de los trabajadores, si no de que se pongan medidas para que los “cazos” dejen de correr, pasando de mano en mano, de subcontrata en subcontrata, enriqueciendo de forma caciquil al concejal de turno y a la subcontrata a costa de todos.La obra pública se convierte en esta crisis en un negocio que tan solo reproduce todas estas cosas que en estos días salen a la luz y con el plan anticrisis se convierten en un respiradero artificial que insufla oxígeno al engranaje de la construcción. Un engranaje que no fortalece el tejido industrial y que vemos cómo se destinan millones y millones de euros a reanimar este sector atrasado mientras fábricas viables echan el cerrojo o plantean expedientes de regulación de empleo.

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