Selección de prensa internacional

Más vale la cooperación que las divergencias

Ya han empezado a aparecer los primeros balances polí­ticos de la visita de Clinton a Asia. Y por lo que se ve hay una fuerte división de opiniones. Mientras que para Pekí­n la nueva diplomacia de Obama presenta indicios de que puede producirse un salto cualitativo en las relaciones entre ambos paí­ses, la prensa norteamericana ha criticado con dureza las declaraciones de Clinton sometiendo la habitual polí­tica norteamericana de presión sobre el respeto a los derechos humanos a las nuevas necesidades dictadas por la resolución de la crisis y la cooperación china al marco de seguridad global.

El Diario del Pueblo hace una valoración sumamente ositiva del primer contacto diplomático de alto nivel con la nueva administración norteamericana. El poner en primer plano la cooperación entre ambos países desde el principio, y dejar relegadas las divergencias y puntos de fricción que podrían entorpecer esa cooperación, es una muestra, según el diario, de que las relaciones e inter-influencias entre ambos “han adquirido un cambio esencial”. ¿En que consiste ese cambio? Para el Diario del Pueblo hay tres razones. En primer lugar que la necesidad que tiene EEUU de contar con la colaboración china se ha intensificado con la crisis y con el cambio de prioridades establecido por Obama al situar la zona Afganistán-Pakistán como centro del marco de seguridad global. Este aumento de la dependencia de Washington hace que deba mostrarse menos duro con Pekín. En segundo lugar, la velocidad de la emergencia de China en esta década y la ampliación de su radio de intereses –muchos de los cuales comparte o puede compartir con EEUU– ha hecho que las relaciones entre ambos países hayan abandonado la etapa de atender sólo a los asuntos regionales y bilaterales para abarcar una dimensión multilateral y global. Lo cual, en tercer lugar, implica que cuestiones que antes podían situarse en primer plano, como la cuestión de los derechos humanos o del Tibet, pasen ahora a ocupar una posición subordinada. Da la impresión de que los dirigentes chinos aprecian en la nueva diplomacia de Obama indicios de que se dispone a explorar el camino de la alternativa lanzada al unísono por Kissinger y Bzrezinski de constituir una especie de G-2 entre China y EEUU, como el directorio principal desde el que dirigir los asuntos mundiales. Por el contrario, la reacción en EEUU ha sido bien distinta. Tanto Wall Street Journal como el Washinton Post coinciden en criticar la dejación que, según ellos, ha hecho Clinton de la defensa de los derechos humanos en China. Pero lo que aparece por debajo de esta posición no son en realidad los derechos humanos, sino su desacuerdo con que la administración de Obama abandone una herramienta de presión sobre China, que al mismo tempo les da algunas opciones para poder intervenir en sus asuntos internos (sobre todo en lo relacionado con el Tibet y en el asunto de la reunificación con Taiwán. El argumento principal, tanto de uno como de otro, es que la cooperación de Pekín con Washington en los temas fundamentales está asegurada, puesto que en esos puntos los intereses de uno y otro son convergentes, o al menos tienen un amplio espacio de coincidencia. Y que por lo tanto, abandonar una arma de presión y de chantaje es concederle facilidades a un rival –al gran rival, en realidad, de la hegemonía norteamericana, por más que en esta etapa tengan intereses comunes– en su camino de ascenso al rango de gran potencia mundial sobre la que EEUU no tiene apenas capacidad de influencia. China. Diario del Pueblo MÁS VALE LA COOPERACIÓN QUE LAS DIVERGENCIAS En su primera visita a China, la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton puso énfasis en la cooperación chino-norteamericana y dio menos importancia a las divergencias sobre el problema de los derechos humanos, lo que provocó un gran alboroto en Occidente. Según informó la agencia Associated Press, un portavoz de “Amnistía Internacional” mostró “consternación y extrema decepción” al respecto, y dijo que “Hillary socavará los futuros esfuerzos norteamericanos por defender los derechos humanos en China”. Tras su llegada al Aeropuerto La Capital de Beijing el 20 por la noche, Hillary Clinton dijo a los periodistas: “Espero que los problemas sobre los derechos humanos, Taiwan y el Tíbet no constituyan estorbos para la solución de otros problemas más amplios.” Señaló que durante su visita a China, no pondría énfasis en problemas como los de Taiwan y Tíbet, de lo contrario, podría socavar los esfuerzos hechos para enfrentar la crisis económica global. El día 21, Hillary Clinton manifestó en su conversación con el canciller chino Yang Jiechi que Estados Unidos presta atención al problema de los derechos humanos en China, pero acto seguido, desvió el tema hacia otro diciendo: “No obstante, los derechos humanos no podrán cambiar la crisis económica global, la crisis medioambiental ni la crisis de seguridad en la actualidad” (…) Esta es una circunstancia y aquélla era otra. Antes de asumir el cargo de secretaria de Estado, la impresión que dejaba Hillary Clinton era una actitud dura ante el problema de los derechos humanos en China (…) siendo senadora, reprochó en varias ocasiones los derechos humanos en China e incluso exhortó por esto a Bush a boicotear la ceremonia de apertura de la Olimpiada de Beijing. El cambio de la actitud de Hillary Clinton estremeció a Occidente. La revista norteamericana “Time” consideró que el problema de los derechos humanos ha sido siempre fuente de fricciones entre China y Estados Unidos, de modo que Hillary Clinton está eludiendo este tipo de temas fuertemente influyentes en las relaciones chino-norteamericanas y EEUU adoptará una política más suave de diálogo hacia China. La “Voz de Alemania” sostuvo que Estados Unidos está dispuesto a fortalecer su cooperación con China y el problema de los derechos humanos ha pasado a un lugar secundario. El diario británico “The Daily Telegraph” apuntó que Hillary Clinton manifestó a China que “el problema de los derechos humanos es menos importante que la recuperación económica”. La expedita visita de Hillary Clinton a China muestra que las relaciones China-EEUU, a diferencia de las pasadas “conflictivas primero” y “de cooperación más tarde”, han logrado un comienzo expedito en el más corto tiempo posible. La “Voz de América” dijo que “las relaciones bilaterales (estadounidense-chinas) están caminando de la confrontación desde hace tiempo hacia una cooperación práctica”. El diario singapurense “The Straits Times” sostuvo que se trata de una “nueva época” para las relaciones chino-norteamericanas. El hecho de que el problema de los derechos humanos haya sido retirado del punto focal de una conversación de alto nivel entre China y EEUU muestra que la palanca de interinfluencia chino-norteamericana ha adquirido un cambio esencial. En la actualidad, la demanda norteamericana de China se ha elevado; por la crisis financiera, el cambio climático, el problema nuclear coreano, el problema de Afganistán y otros temas, ninguno de éstos podrá separarse del apoyo y comprensión de China, de manera que EEUU no podrá ser tan duro como antes. Al mismo tiempo, el entrelazamiento de los intereses esenciales de China y EEUU se ve cada vez mayor; los asuntos regionales, multilaterales y globales de diferentes niveles podrán ser resueltos sólo con la cooperación de los dos países; en comparación con la cooperación entre los dos grandes países, el problema de los derechos humanos deja naturalmente de ser importante. A criterio del profesor Xiong Zhiyong del Instituto de Diplomacia, la actitud manifestada por Hillary Clinton en esta ocasión es realista, es una opción acertada de la política norteamericana hacia China, lo que merece la imitación por parte de otros países occidentales. DIARIO DEL PUEBLO. 24-2-2009 EEUU. The Washington Post NO TAN OBVIO Hillary Rodham Clinton dice que ella sólo "afirmó lo obvio" cuando restó importancia a la presión de EEUU a China sobre las cuestiones de derechos humanos durante su visita del fin de semana. De hecho, sus comentarios han subestimado la importancia de lo que un secretario de Estado dice acerca de esos asuntos, y cómo esas declaraciones podrían afectar a la vida de las personas que luchan por la libertad de expresión, los derechos religiosos y las libertades básicas en otros países como China. Cuando los periodistas le preguntaron si tenía la intención de plantear cuestiones de derechos humanos durante su primera visita a Pekín, como secretaria del Gabinete, la Sra. Clinton afectó un aire hastiado. "Sabemos lo que van a decir porque he tenido este tipo de conversaciones por más de una década con dirigentes chinos", dijo. "Tenemos que seguir insistiendo en ellos. Sin embargo, nuestra presión sobre esas cuestiones no puede interferir con la crisis económica mundial, la crisis del cambio climático mundial y la crisis de seguridad". No cabe duda de que esta es la secuencia previsible, tanto de las protestas de EEUU como de las respuestas de Pekín. Lo que no las hace menos importantes. Declarando públicamente su objeción al encarcelamiento de disidentes pacíficos o el aplastamiento de la oposición en lugares como el Tíbet, los Estados Unidos refuerzan el principio que esas prácticas son inaceptables en cualquier parte del mundo. Dan esperanza a los que valientemente están luchando por el cambio y hacen al chino medio cuestionar a su gobierno. También puede producir resultados, como se ha demostrado una y otra vez cuando los presos políticos chinos han sido puestos en libertad gracias a la presión americana. La sugerencia de la Sra. Clinton de que la defensa por EEUU de los derechos humanos podría "interferir" con la cooperación en otras cuestiones es igualmente equivocada. Durante muchos años China se ha demostrado dispuesta a trabajar con los Estados Unidos sobre cuestiones en las que ve un interés en hacerlo, independientemente de las controversias sobre derechos humanos. Restar importancia a esas preocupaciones no cambiará la postura de Beijing sobre Corea del Norte ni aumentará su voluntad de reducir las emisiones de carbono. Sin embargo, hará que el régimen se sienta con las manos libres para la represión de movimientos tales como la recientemente formada Carta 08, cuyo manifiesto a favor del cambio democrático ha sido firmado por más de 8.000 chinos de todas las clases sociales. Liu Xiaobo, un crítico literario sospechoso de ayudar a organizar la carta, fue encarcelado poco después de su lanzamiento en diciembre y permanece en la cárcel. Si la Sra. Clinton hubiera elogiado públicamente su movimiento y hubiera hecho un llamamiento para su liberación, Pekín podría haberse encogido de hombros, pero el chino medio hubiera tomado nota. En lugar de eso ha enviado un mensaje al Sr. Liu: que no se puede permitir que "interfiera" con el llamamiento a China para que compre más bonos del Tesoro de EEUU o que construya menos plantas de carbón. La declaración de la Sra. Clinton no tendrá el menor efecto sobre estas cuestiones, China tomará las decisiones sobre las plantas de carbón tal como lo ve según su interés. Pero la declaración de la Sra. Clinton tendrá un efecto: desmoralizará a miles de defensores de la democracia en China y llevará a muchos otros en todo el mundo a preguntarse sobre el carácter del nuevo Gobierno de los EEUU. THE WASHINGTON POST. 24-2-2009 EEUU. The Wall Street Journal CHINA FRENTE A COLOMBIA A juzgar por su gira asiática, Hillary Clinton piensa claramente que es más realista sobre el mundo que su predecesor. La Secretaria de Estado dijo, por ejemplo, que presionar a China por los derechos humanos "no puede interferir" con la cooperación entre Washington y Pekín sobre otras cuestiones como la crisis económica o el cambio climático. Pero curiosamente -o quizás no tan extrañamente-, la Sra. Clinton y su jefe parecen tener una concepción mucho más apretada de la realpolitik en lo que se refiere a Colombia. Recordemos que el año pasado Nancy Pelosi modificó las reglas de la Cámara para sabotear el acuerdo de libre comercio con Bogotá de la Administración Bush basándose únicamente en motivos de derechos humanos, incluso después de que el pacto hubiera sido rescrito para incluir nuevas protecciones a los sindicalistas. El presidente Obama explicó el pasado otoño que se oponía porque "la historia de Colombia hasta ahora es que líderes obreros han sido blanco de asesinatos, de manera bastante persistente, y no ha habido procesamientos". En realidad, los homicidios contra sindicalistas han disminuido en casi un 87% bajo el presidente Álvaro Uribe, y las condenas han aumentado drásticamente. Sin embargo, ni el Sr. Obama ni su principal diplomática han levantado un dedo para mover un tratado con Colombia, que permitiría abrir nuevos mercados para los exportadores de EEUU cuando la mayoría de los productos colombianos ya se introducen en los EEUU libres de impuestos, así como fortalecer a un aliado fundamental en América Latina . Esto debería ser fácil, pero la AFL-CIO y el resto de las organizaciones sindicales han ordenado que no se vuelva a votar, y los Demócratas hasta ahora han obedecido. Por lo menos hay cierta lógica en el pragmatismo económico hacia China de la Sra. Clinton, sobre todo teniendo en cuenta su importancia en la compra de bonos del Tesoro norteamericano para financiar el gasto de los programas del Sr. Obama. Sin embargo, el cálculo de la Administración sobre Colombia tiene menos que ver con una política exterior arraigada en los mejores intereses del país y más con los intereses especiales que posee el propio Partido Demócrata. THE WALL STREET JOURNAL. 24-2-2009Japón. The Yomiuri Shimbun EL VIAJE DE CLINTON MARCA LAS ETAPAS DE LA RELACIÓN CON CHINA El tipo de diplomacia asiática que persigue la administración Obama se ha hecho más evidente durante la última semana (…) Los Estados Unidos, por supuesto, han estado tratando de reforzar sus alianzas con Japón y Corea del Sur, así como tratar de impulsar las relaciones con dos países no aliados, Indonesia y China. De niño, Obama pasó varios años en Indonesia, y la visita de Clinton al país -que tiene la población más grande del mundo musulmán- estaba destinada al parecer a enviar un mensaje conciliador a las naciones musulmanas. En China, la última etapa de su gira asiática, Clinton, acordó con su homólogo chino Yang Jiechi, ampliar el marco estratégico de diálogo bilateral sobre cuestiones económicas entre los dos países, que fue iniciado por la administración del ex Presidente Bush, en uno más amplio que incluya las preocupaciones de seguridad. Los dos países también dijeron que tenía previsto iniciar los debates para frenar el calentamiento global. Además, se confirmó que Obama y el Presidente chino Hu Jintao realizarán su primera reunión en la cumbre, al margen de la cumbre financiera del Grupo de las 20 naciones que se celebrará en Londres en abril. Es esencial para los Estados Unidos cooperar con Japón y China para hacer frente a la acuciante cuestión de la erosión de la crisis económica mundial. Con China, en particular, que ha superado a Japón para convertirse en el mayor tenedor extranjero de bonos del Tesoro de los EEUU. El diálogo estratégico sobre cuestiones de seguridad por parte de China y los Estados Unidos tiene importantes implicaciones para la seguridad japonesa. El desarrollo de armas nucleares por Corea del Norte ha demostrado que la proliferación nuclear es ya una realidad. Es contra este telón de fondo que la administración Obama tratará de conducir los esfuerzos para reducir las armas nucleares que poseen en el mundo las potencias nucleares declaradas (…) Pero tales esfuerzos no tendrán sentido si Rusia y China -un país que está tratando de reforzar su potencia militar- no están involucrados. China ha superado a los Estados Unidos para convertirse en el mayor emisor del mundo de dióxido de carbono, y cualquier nuevo marco internacional para luchar contra el calentamiento global después de que el Protocolo de Kyoto expire en 2012 será inviable sin la participación de los dos países. Pero queda por ver cómo el nuevo diálogo Estados Unidos-China se desarrolla a partir de aquí. Por ejemplo, las fricciones comerciales serán inevitables si los productos chinos son excluidos de los proyectos financiados por el último paquete de estímulo económico norteamericano que incluye una cláusula "Buy American", convertida en requisito general de que los productos adquiridos con dinero del paquete tienen que haber sido producidos en el país. Clinton dijo: "Nuestra presión sobre [las cuestiones de derechos humanos] no puede interferir con el [debate sobre] la crisis económica mundial, la crisis del cambio climático mundial y la crisis de seguridad". Pero este año se produce el 20º aniversario de la represión de los manifestantes de la plaza de Tiananmen en favor de la democracia y el 50º aniversario del exilio del Dalai Lama a la India. Hay indicios de que el impulso de los movimientos que buscan la democratización crecerá. Diferencias sobre cuestiones de derechos humanos podrían provocar la discordia en las relaciones EEUU-China. THE YOMIURI SHIMBUN. 22-2-2004

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