SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Mas reitera a la Trilateral que se mantendrá dentro de la legalidad

Los centenarios muros del gótico Palau de la Generalitat fueron el martes testigos mudos del muy discreto almuerzo que el president Artur Mas, escoltado por el secretario de Presidència, Jordi Vilajoana, celebró con una reducida representación española de la Comisión Trilateral, un elitista grupo de influencia siempre motivo de controversia entre quienes le ven como un conservador gobierno mundial en la sombra y su propia definición como organismo de debate y acercamiento entre las grandes zonas económicas del mundo.El objeto del encuentro, de más de dos horas y media y que se prolongó más allá de la comida en una dilatada sobremesa, no fue otro que Catalunya y sus relaciones con España.La comitiva la formaban Antonio Garrigues Walker, presidente del bufete Garrigues, miembro de una familia bien conectada con los intereses norteamericanos y que fue aliado de Miquel Roca en el Partido Reformista; Alfonso Cortina, expresidente de Repsol y consejero de empresas; Pedro Miguel Echenique, físico y consejero del Gobierno vasco de Carlos Garaikoetxea; Ignacio Polanco, presidente del grupo Prisa, editora de El País; Esther Giménez-Salinas, exrectora de la Universitat Ramon Llull y consejera del Banco Santander; Emilio Ybarra, expresidente del BBVA, y Ferran Rodés, presidente de la empresa editora del diario Ara y consejero de la constructora Acciona.El eje fue la intervención del president Mas, según dos fuentes presentes. Dedicó buena parte a explicar los hitos que le han llevado hasta su planteamiento de la consulta y la reivindicación de un Estado propio para Catalunya: la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, la negativa del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a negociar un pacto fiscal, y la masiva movilización ciudadana el 11 de septiembre del 2012. Mas aseguró que no se sentía atrapado por la presión de la calle, sino que pretendía reconducirla. Recalcó que en ningún paso se plantea franquear la legalidad para hacer la consulta del 9 de noviembre, referencia especialmente relevante para las personas a las que se dirigía, integrantes de una organización defensora de la pervivencia del statu quo internacional, formada por 390 influyentes personas y que reproducirán sus palabras en los pasillos del poder global. El president avanzó que la salida al bloqueo de la consulta serían las elecciones, no necesariamente plebiscitarias: dependerá de las posiciones de los partidos políticos.Mas también quiso dejar claro que no se siente aislado y puso de manifiesto su capacidad de interlocución con el mundo económico, catalán y español, pese a reconocer las divergencias. Sí relató que durante más de ocho meses no había hablado con Rajoy, hasta la recepción en Madrid por la coronación de Felipe VI.Sobre su próxima reunión con el presidente del Gobierno, afirmó que no esperaba grandes novedades, criterio compartido por su auditorio, consciente de que Rajoy está sometido a la presión de sectores muy duros de su propio partido. Los representantes de la Trilateral le pidieron que hiciera el máximo esfuerzo por evitar la ruptura del diálogo con el Gobierno, algo que también le trasladan a Rajoy.A instancias de Pedro Miguel Echenique se debatió sobre el modelo confederal, una especie de tercera vía, que el president contempló como alternativa, aunque vio de muy improbable planteamiento por las fuerzas políticas mayoritarias en el Estado. Mas ha defendido en público que sometería a consulta una propuesta de esas fuerzas si fuera seria, creíble y unitaria. Incluso podría tener respaldo mayoritario.Mas también defendió la viabilidad económica de una Catalunya separada de España y su capacidad industrial y de investigación. Una de los visitantes señaló la favorable impresión que dejó Mas en el grupo por la «convicción con la que defendió la potencia de Catalunya».

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