La reforma laboral del FMI

Más paro, menos salarios

La inmensa mayorí­a de los ciudadanos de toda España rechazan la reforma laboral impuesta por el FMI y Bruselas y puesta en marcha por el gobierno de Rajoy. Sin embargo, no sólo desde el gobierno sino en casi todos los medios, radio, prensa y televisiones, hay en marcha una campaña para desprestigiar la Huelga General convocada por los sindicatos, pretendiendo convencernos de que, a pesar del rechazo generalizado, la mayorí­a no la considera «justificada» y «no servirí­a de nada».

Tanto el amplio seguimiento de las manifestaciones del 19 de febrero, como las de este domingo 11 de marzo, como las encuestas dicen todo lo contrario. En cada una de estas convocatorias, entre 1,5 y 2 millones de manifestantes han salido a la calle en 60 ciudades españolas contra una reforma laboral que la inmensa mayoría considera “excesiva”, “injusta”, que “no va a servir para crear empleo” e impuesta por “presiones externas”.


Los números de la encuesta publicada por el diario El País sobre la reforma laboral no pueden ser más explícitos.
A la pregunta: ¿Está de acuerdo con quienes afirman que se trata de una reforma laboral injusta?, el 55% responde que está muy o bastante de acuerdo. El 46% considera la reforma laboral “excesiva”, frente a sólo un 24% que la considera “adecuada”. La respuesta es aún mucho más rotunda cuando se pregunta para qué va a servir la reforma: ¿Cree que la reforma va a ayudar a crear empleo?, el 74% no duda en responder que “poco o nada”. Y el 61% tiene claro que es una reforma impuesta “por presiones externas” y no por “una reflexión interna del gobierno”. «El objetivo de la reforma no es «crear empleo», sino imponer una rebaja salarial de salarios para muchos años»

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Frente a los que pretenden sembrar la confusión, lo que aparece en las encuestas y en la calle es un rechazo mayoritario a la reforma laboral, y la claridad con la que ven las cosas la inmensa mayoría de los ciudadanos.


Los verdaderos objetivos de la reforma
Esta es una reforma impuesta desde fuera, por el FMI y Bruselas que nos va a llevar este mismo año a superar los 6 millones de parados. Nadie piensa que esta reforma vaya a servir para crear empleo ni responda a los intereses del país y de los trabajadores, sino para engordar los beneficios, sobre todo, de las grandes empresas y, de forma especial, de los monopolios y las multinacionales.


Su objetivo no es el empleo, sino los salarios. O mejor dicho, no es crear empleo sino imponer una rebaja general de salarios para muchos años, no sólo mientras dure la crisis. Por eso la reforma ataca en dos puntos fundamentales: rebajar el coste del despido, generalizando los despidos con indemnización de 20 días y 12 mensualidades como máximo; y permitir a las empresas (además de modificar jornadas, horarios, vacaciones…) la bajada de los salarios  de sus trabajadores unilateralmente, y sin límite, con sólo aducir caídas en las ventas o los beneficios. Tampoco su objetivo es favorecer a las pequeñas y medianas empresas nacionales y autónomos, responsables del 80% del empleo en nuestro país, sino favorecer las condiciones para la superexplotación de la mano de obra empleada por los monopolios y multinacionales.


Por eso, la Huelga General no sólo es justa y necesaria, sino que ha de ser el comienzo de una movilización aún más general y unitaria de todo el pueblo contra esta reforma “injusta”, “excesiva”, que va a crear “poco o nada de empleo” e “impuesta” desde fuera.

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