La gasolina alcanza el precio más alto del año

Más medidas «anticrisis»

El litro de gasolina empieza su cuesta tarifaria de cara al verano, ya sobrepasa los 96 céntimos. El petróleo alcanzó esta semana su máximo del año y todos los expertos auguran que será más caro con la llegada del verano.

Parece lógico que el incremento en el recio del petróleo corresponda un incremento en los carburantes. Pero para nada estamos ante la expresión de las leyes de la “oferta y la demanda”. El detalle es que sube más la gasolina que el petróleo y, cuando baja el petróleo, no bajan con la misma premura los carburantes. En las vacaciones del verano pasado, el precio del petróleo cayó un 19%. Pero las gasolinas sólo bajaron un 5% de media. El petróleo se ha abaratado un 49,7% desde marzo del año pasado, sin embargo la gasolina lo ha hecho sólo en un 19,4% y el gasóleo cuesta únicamente un 27,2% menos. Cuando baja el precio del petróleo no se traslada al precio de la gasolina. ¿No se supone que por la ley del mercado y la libre competencia deberían bajar los precios de las gasolinas al bajar los del crudo? ¿Quién regula e impone estos precios? Repsol, Cepsa y BP, conjuntamente controlan más del 80% de las gasolineras del país, son ellos quienes “regulan” los incrementos a su antojo. El 90% de los contratos de las gasolineras son impuestos por estas compañías con una cláusula de exclusividad, de manera que las pequeñas gasolineras sólo pueden comprarles a ellos y vender a los precios éstas pactas entre ellas. No hay, no existe, el libre mercado, sino pactos intermonopolistas para mantener los altos precios de los carburantes. Eso sí, con la complicidad de este “gobierno de los monopolios”.

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