«Somos más de 300, no 23», dice arropada de dignidad e indignación Anabel Cano, integrante de Amama y afectada directa por la no notificación del diagnóstico de cáncer de mama, tras haberse sometido a un cribado. «El pecho ya lo he perdido, pero no voy a perder la movilidad. No me voy a callar ni por mí ni por las demás», asegura.
La asociación Amama desmiente así las cifras expuestas por la Junta de Andalucía que elevaban a 23 el total de mujeres que desarrollaron la enfermedad tras los retrasos en los cribados. Amama eleva a 301 las mujeres que han desarrollado cáncer de mama por los fallos en los cribados, (que afectan a más de 3.000 en toda Andalucía, hasta 4.000 según Amama). Y el recuento no está cerrado. No paran de conocerse y comprobarse nuevos casos de mujeres que desarrollaron procesos oncólogicos por la no notificación a tiempo de sus diagnósticos.
La asociación de mujeres ha tenido que salir de nuevo a combatir la estrategia de comunicación de la Junta de Andalucía, que -muy incómoda con el escándalo que lleva meses desarrollándose, ocupando titulares y sacando a la calle a miles y miles de ciudadanos por toda Andalucía- siempre ha tratado de ocultar las verdaderas cifras de mujeres afectadas, minimizándolas.
El viernes 12 de diciembre, en la presentación de su libro «Manual de Convivencia» en Barcelona, el presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla volvió a intentar minimizar el alcance del escándalo de los cribados, al asegurar que «afortunadamente, el 99% de las mujeres afectadas por los retrasos en los cribados de cáncer de mama no tenían lesiones tumorales”.

Según el presidente andaluz, sólo unas 23 mujeres -del total de las más de 3000 que han sido afectadas por la no notificación a tiempo del resultado de los cribados- habrían desarrollado un cáncer debido a estos fallos.
¿Por qué Moreno Bonilla dió esa cifra? ¿Acaso era el resultado de alguna investigación exhaustiva de la Junta, examinando con cuidado caso por caso, mujer afectada por mujer afectada?
No. El consejero andaluz de Sanidad, Antonio Sanz, aclaró después que este porcentaje es una «media mundial» y que «siempre» se han referido a él. De ahí, se extrae la cifra de 23, que es el 1% de los 2.317 casos (ni siquiera de los más de 3.000 que ya se conocen) que la Junta sostiene que se vieron afectados por el retraso en los diagnósticos.
Son responsables de un escándalo de negligencia criminal que pone en peligro la salud y la vida de miles de mujeres andaluzas… y en lugar de intentar reponerlo haciendo una investigación a fondo, ofrecen una «estimación» y encima con cifras a la baja.
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Amama: sobran las razones para la indignación

Anabel Cano, directamente afectada por la no notificación del resultado de su cribado -desarrolló un cáncer que se podría haber extirpado a tiempo, perdiendo una mama- y que exigió responsabilidades a gritos en el Parlamento Andaluz a Moreno Bonilla y a su gobierno, ha clamado contra este nuevo ataque a las mujeres.
«No es verdad lo del 1%. Están jugando con mi vida», ha dicho a la prensa, a las puertas del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, al tiempo que ha criticado que todavía no se le haya dado rehabilitación para no perder la movilidad de uno de sus brazos tras someterse a una mastectomía. «El pecho ya lo he perdido, pero no voy a perder la movilidad. No me voy a callar ni por mí ni por las demás».

Junto a Anabel, Amama ha hecho públicos los testimonios de otras mujeres que aseguran haber desarrollado un proceso tumoral por culpa de que el Servicio Andaluz de Salud no les notificara el resultado de sus cribados. «Que no digan que son 23, hemos contado más de 300 casos», aseguran en Amama.
“No somos unas cuantas. Y aunque fuéramos unas cuantas, somos personas, somos más de 300 y más de cincuenta denuncias patrimoniales impuestas”, denuncia en las redes sociales de Amama, Pilar Benítez del Puerto de Santa María (Cádiz), también directamente afectada por el escándalo de los cribados.

«He desarrollado el cáncer de la negligencia del cribado y no somos 23, somos 301 mujeres afectadas y las que faltan por salir”, dice María García Pineda Molla desde Pinos Puente (Granada).
«No es que no me llegara el resultado, es que me llegó negativo; me voy a presentar cuando venga por aquí Moreno Bonilla como la número 24 de las más de 300 que somos”, clama Carmen Terrón desde Roquetas de Mar (Almería)
La asociación acusa a Moreno de «frialdad, descaro y no tener vergüenza» y hace un llamamiento a que «prevalezca la verdad». «Estamos hartas de la política basada en la mentira».
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Más allá de la negligencia: es la destrucción planificada de la sanidad pública
En el escándalo de los cribados del cáncer en Andalucía, no estamos ante simplemente ante un caso de negligencia, de descuido, de desidia. Estamos ante la consecuencia de unos recortes sanitarios que -literalmente- matan.

Además de la indignante actuación de la Junta de Andalucía de Moreno Bonilla y del PP andaluz, que desde el primer minuto ha tratado de tapar o minimizar el escándalo, atacando en numerosas ocasiones a las propias afectadas, este caso destapa -como en el caso de los audios del hospital de Torrejón en Madrid- las vergüenzas de un modelo sanitario basado en los recortes, la infrafinanciación y la degradación consciente de la Sanidad Pública… para al mismo tiempo impulsar a la Sanidad Privada, favoreciendo la externalización y la privatización
Aunque la Junta de Moreno Bonilla ha hecho méritos para estar en lo alto del podio de las comunidades donde más agresivamente se está degradando la sanidad pública, esta deriva planificada de recortes y privatizaciones no es, por desgracia, exclusiva de Andalucía, sino que es la norma -más o menos acusada- de todas las comunidades autónomas, tanto de las gobernadas por el PP como por el PSOE.
Por eso, ahora más que nunca, nos va la vida y la salud en la lucha por defender la sanidad pública de los recortes y la privatización.

