Teatro

Mary Carrillo: el doloroso adiós a un emblema inolvidable del teatro español

Una de esas actrices de raza que subió a las tablas con apenas diez años y permaneció en la cima más de medio siglo. Aunque era esencial y prioritariamente una actriz de teatro no desdeñó tampoco el cine, donde trabajó para directores como Marco Ferreri, Pilar Miró, Mario Camus o Pedro Almodóvar. Se retiró de la escena en 1995.

Junto a Julia Gutiérrez Caba o Amaro Rivelles, compañeras de generación y grandes “rivales” en la escena, Mary Carrillo fue una de las grandes damas de la escena española de posguerra, tal vez la más “completa”, la más dotada, la de mayores recursos expresivos. Nacida en Toledo en 1919 (estaba a punto de cumplir los 90), subió a las tablas con solo diez años, aunque su verdadero debut tuvo lugar en 1936, en la compañía de Hortensia Gelabert. Al inicio de la guerra civil se trasladó a México, donde se casó con el también actor Diego Hurtado (es madre de las tres populares humoristas conocidas como “Las hermanas Hurtado”). De regreso a España, tras el fin de la guerra, retomó su carrera teatral e hizo su primera incursión en el cine, actuando en uno de los grandes filmes del cine de posguerra: “Marianela” (1940), de Benito Perojo, basada en la novela de Pérez Galdós. Ese mismo año se incorporó a la compañía del teatro María Guerrero, para acabar ocho años después (en 1948) fundando su propia compañía. Fue la actriz “talismán” del gran director teatral José Tamayo, con quien trabajó muchos años. El dramaturgo Edward Albee, al ver su interpretación de “Quién teme a Virginia Wolf” propuso a la Metro que la contratara para hacer la versión cinematográfica, fascinado por la versión del papel que hacía Mary Carrillo. Al tiempo que enorme e irrepetible en escena, Mary Carrillo realizó una destacada carrera cinematográfica, en la que cabe citar títulos tan representativos del cine español como “El pisito”, de Marco Ferreri, “El crimen de Cuenca” con Pilar Miró, “La colmena” y “Los santos inocentes” de Mario Camus y “Entre tinieblas”, de Pedro Almodóvar. En 1995 recibió un premio Goya como mejor actriz de reparto. Ganó muchos galardones a lo largo de su extensísima vida teatral, entre ellos el Premio Nacional de Teatro (en dos ocasiones: 1949 y 1961), la medalla del Círculo de Bellas Artes, y en 1995 el premio de la Unión de Actores, por toda su trayectoria profesional. Pero, sobre todo, se ganó el afecto y la consideración del público, a quien se entregaba siempre sin reservas, con tanto talento como dignidad, con la humildad y la modestia de las grandes, sacando de cada papel lo mejor, dejando su impronta en cada gesto y en cada intervención. Es ya historia del teatro y del cine español. Y esperemos que sea también memoria viva de ellos.El De Verdad digital también lo haces tú: Contribuye con la calidad del De Verdad digital puntuando este artículo y enviando tu comentario. El 31 de octubre se realizará un sorteo de entradas para los mejores conciertos y estrenos de cine, teatro y espectáculos de la temporada navideña entre los lectores que hayan participado opinando sobre cualquier artículo. Solo hace falta dejar tu email.

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