El motor de la historia es la lucha de clases

Marxismo frente a economicismo

La lucha de clases es el motor de la historia. Esta es la primera tesis que jerarquiza todo el cuerpo teórico del marxismo, frente a las concepciones economicistas propias de la burguesí­a. Entre los tres tipos que componen la práctica social existe una relación dialéctica. La lucha por la producción es la práctica básica, los cimientos que sostienen todo el edificio, pero el factor dirigente, determinando de forma decisiva a las otras dos, es la lucha de clases.

La lucha de clases determina la lucha por la producción. ¿Cuál es el aspecto principal que determina el actual poderío económico norteamericano? Lógicamente, existe una base material en el extraordinario grado de concentración del capital en manos de la oligarquía financiera, y en el grado de dinamismo del capitalismo norteamericano. Pero es el poder político y militar como superpotencia -que incluye organismos como el FMI o el Banco Mundial- lo que permite a EEUU apropiarse de una parte de la plusvalía mundial superior a la que corresponde a su peso económico global -que ha descendido desde el 50% del PIB mundial tras la IIª Guerra Mundial al 23,7% actual-. La determinación de la lucha de clases también se extiende hacia la práctica de la experimentación científica. Freud abrió con el psicoanálisis un nuevo continente científico, rescatando al estudio de la psique humana del terreno de la superstitición donde hasta entonces languidecía. Pero los pilares científicos del psicoanálisis, aún cuando son un conocimiento objetivo, cuestionan fustes de la ideología burguesa, y por ese motivo este campo del saber ha sido declarado proscrito, expulsado de las universidades y sistemáticamente denigrado. Entre los tres tipos de prácticas existe una relación dialéctica de determinación y sobreterminación, y no una relación mecanicista de causa-efecto. La lucha por la producción es la práctica básica (determinante en última instancia, porque marca las condiciones de existencia, la base material sobre la que se desarrollan las otras dos), mientras que la lucha de clases es la práctica dirigente (que determina, en primera instancia, el desarrollo de las otras dos). Trastocar esta relación supone subvertir completamente el marxismo. El economicismo coloca al desarrollo de las fuerzas productivas como motor de la historia. Esta es una posición antagónica a la del marxismo, que establece que, como primera tesis que jerarquiza al resto de su cuerpo teórico, que la lucha de clases es el motor de la historia. No es casualidad que Marx haga comenzar el Manifiesto Comunista -donde los comunistas exponen públicamente por primera vez su programa ideológico y político- con la siguiente declaración de principios: «La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales; en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces, y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la trasformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes”. El economicismo es una posición burguesa ante la teoría. Una concepción que tiene su base material en la misma práctica de la burguesía, obligada por la competencia a desarrollar incesantemente las fuerzas productivas. La ideología burguesa en el seno del movimiento obrero siempre adopta la forma del economicismo, subvirtiendo la posición y el punto de vista de la lucha de clases, corazón del marxismo. Pero tampoco puede caerse en el idealismo -que es también el corazón de la concepción burguesa de la historia-, despreciando la determinación en última instancia de las bases materiales. Marx establece la lucha de clases como motor de la historia, pero al mismo tiempo remarca que “los hombres hacen la historia pero bajo determinadas condiciones que les vienen dadas”. El tránsito del feudalismo al capitalismo es producto de un agudo proceso de lucha de clases, donde la burguesía debe derrocar el poder de clase de la nobleza, y al mismo tiempo expropiar a sangre y fuego a los campesinos libres, creando así la masa de deseheredados que constituyen el proletariado. Pero este proceso de lucha de clases sólo pudo desarrollarse porque existían previamente las condiciones materiales que lo hicieron posible: desarrollo de las fuerzas productivas, y de la lucha de clases, en el seno del feudalismo que habiá dado origen a la burugesía y a la manufactura…

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