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Mariano Rajoy, el presidente del Gobierno español fue a la rueda de prensa con su homólogo polaco, Donald Tusk hoy, pero nadie estaba mirando. En cambio todos los ojos estaban puestos en la Audiencia Nacional de Madrid, donde el ex tesorero del Partido Popular del Sr. Rajoy (PP), Luis Bárcenas, fue revelando detalles de los ilícitos sistemas de financiación del partido desde hace mucho.De acuerdo con documentos publicados en El País y El Mundo, los dos diarios de mayor circulación, el partido aceptó dinero ilícito de empresas de la construcción que trabajaban para el gobierno durante casi dos décadas, aunque el sistema se desechó hace tres años. Las contribuciones superaron sistemáticamente los límites legales. El dinero se entregó también regularmente en efectivo a sus líderes, dijo a El Mundo el señor Bárcenas la semana pasada, incluyendo entregas en una caja de puros al señor Rajoy. Hoy el señor Bárcenas le dijo al juez que el Sr. Rajoy recibió pagos en efectivo en fecha tan reciente como 2010.Hasta hace muy poco, tanto el señor Bárcenas como el Partido Popular negaban que hubiera habido algún delito. Ahora sólo el Partido Popular lo hace. Después de haber protegido tenazmente al Sr. Bárcenas durante los primeros cinco años de una investigación interminable (y gastar cientos de miles de euros en sus abogados defensores), ahora llaman «mentiroso» y «ladrón».El cambio es dramático. El domingo El Mundo publicó el contenido del texto de intercambis de mensajes entre el primer ministro y el señor Bárcenas, después de que se supiera que éste tenía escondidos 40 millones de euros en cuentas de bancos suizos «Sé fuerte. Te llamaré mañana», prometió el señor Rajoy.Pero el señor Bárcenas ya ha sido enviado a la cárcel, porque el juez trata de averiguar cómo un simple tesorero del partido ha podifo haber acumulado 40 millones. El Sr. Bárcenas dice que el dinero proviene de negocios privados, incluidos algunos cuadros.¿Pero que es lo que ahora el señor Rajoy cree? En febrero este último declaró: «Nunca lo he hecho, repito nunca, recibí dinero en negro.» Si se declara el dinero recibido al recaudador de impuestos sería técnicamente correcto aunque la propia fuente fuera en negro. Pero, como presidente del partido desde 2004, ¿por qué no puso fin de inmediato a la presunta financiación ilegal? ¿Y qué obtuvieron a cambio quienes entregron dinero ilícitamente? Conjuntamente, se informa que sus empresas han recibido unos 15.000 millones de euros en contratos de administraciones del PP.Los españoles exigen respuestas. Sin embargo, este caso viene retumbando desde 2009. La única persona que ha sido juzgada y declarada culpable hasta el momento es el primer juez instructor, Baltasar Garzón, que fue condenado por sobrepasar sus poderes. A medida que os españoles de a pie hacen frente a la caída de los salarios y los recortes del gobierno, merecen una idea más clara de lo que pasó con el dinero donado por empresas que son, en parte, responsables del desastre económico actual (en gran parte creado por la burbuja inmobiliaria).La pena es que la corrupción eclipsa lo que podría ser el inicio de una tímida recuperación de la economía de España. El país parece que está saliendo de la recesión, aunque con un 27% de desempleo. Rajoy quiere vender confianza. En su lugar, está cosechando el cinismo y la consternación. Los partidos de oposición exigen su renuncia.La corrupción es una piedra de molino del señor Rajoy. ¿Va a hundirlo? La combinación de una mayoría parlamentaria absoluta, una inexplicable tolerancia para la corrupción entre los votantes españoles, escándalos similares que golpean la oposición socialista y un sistema judicial lento significa que probablemente no lo hará. Hoy se comprometió a quedarse hasta el final, es decir, hasta 2015. «La vida es seguir resistiendo», dijo en otro mensaje de texto publicado por El Mundo. Pero los daños que el escándalo hace a la actual reputación de España, alenta a los forasteros, y en particular los inversores, a empaquetarlo junto con otros países del sur de Europa como Italia y Grecia, como países sin remedio.