SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Manos libres para el Gobierno

Sindicatos y patronal han desoído las llamadas del Gobierno para que siguieran negociando este fin de semana y le presentaran hoy un acuerdo completo también sobre los puntos -contratación, despido y convenios colectivos- donde las distancias se revelaron insalvables el martes.La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, les invitó el viernes a continuar hablando por «responsabilidad» y ayer en Málaga les instó a apurar «las horas y los minutos» de un plazo que nunca han reconocido vinculante. Pero fuentes sindicales admiten que estos dos últimos días no ha habido ni reuniones ni contactos. Carecían de material nuevo sobre el que proseguir el diálogo más allá de los acuerdos y desacuerdos plasmados en el documento que los agentes sociales remitieron al Gobierno y que éste considera «insuficiente». Así que el Ministerio de Empleo deberá ahora estrenarse elaborando su propia reforma laboral.El anteproyecto de ley tendrá como base el índice de materias que el presidente, Mariano Rajoy, trasladó a los líderes sociales el pasado 30 de noviembre y sobre el que han estado negociando hasta el martes. La incógnita estriba en si el Gobierno respetará los puntos donde sí hubo consenso: mediación y arbitraje, mutuas y absentismo, traslado de festivos a lunes, rechazo a la supresión de las prejubilaciones, formación profesional y prórroga de las bonificaciones para los ERE temporales. Y en si renunciará a intervenir en aquéllos que tanto los sindicatos como la patronal consideran de su incumbencia exclusiva: negociación colectiva y salarios (…)

Los líderes sindicales acusan a la CEOE de romper el diálogo por sus posturas «maximalistas». Mientras que tanto el presidente de las pequeñas empresas, Jesús Terciado, como el de la patronal madrileña, Arturo Fernández, urgieron al Gobierno casi al unísono para que legislara «ya», porque seguir negociando era «perder el tiempo». Ahora habrá que ver si la reforma que se avecina -y van tres desde el comienzo de la crisis- logra ganarse a quienes tienen que aplicarla o si, por el contrario, vuelve a resultar ineficaz.

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