La firma del acuerdo PSOE y Unidas Podemos para formar un gobierno de coalición progresista es una mala noticia para las élites del procés, sobre todo para los sectores encabezados por Torra y Puigdemont, porque les quita capacidad de maniobra para intervenir en la desestabilización y el bloqueo de la vida política española. Y, por otro lado, va a favorecer, desde el marco constitucional, una respuesta progresista a los intentos de seguir emponzoñando la convivencia en Cataluña y los intentos de rupturas unilaterales.
Malas noticias, porque los resultados electorales del 10-N no son los que ellos dicen en su propaganda. El 10-N los votos a opciones a favor de la disgregación han quedado por debajo de las que no respaldan la ruptura. Se presentaban con todo, incluida la CUP. Y esperaban que la reacción a la sentencia del procés creara condiciones para dar el “gran salto adelante unilateral”. Los resultados han sido que las fuerzas independentistas han obtenido 1,6 millones de votos… Apenas 7.000 más que en abril. Y más de medio millón de votos menos que las candidaturas no independentistas. E apoyo al independentismo en las urnas se corresponde a un 30,57% del censo.
Malas noticias porque ha ganado las elecciones una ERC encabezada por un candidato, Gabriel Rufián, que Puigdemont y los sectores más ultras del independentismo han puesto en la picota. En la calle le llaman “botifler”, traidor. Y el protegido de Puigdemont, el rapero Valtònic le dedica una de sus canciones, “El Rufián”, denigrante.
Malas noticias porque los poco más de mil activistas de los CDR y de Tsunamic que se han concentrado para cortar la frontera han acabado rodeados por los Mossos y las demás fuerzas policiales del Estado, y los Geo franceses al otro lado de la frontera, en apenas 24 horas frente a los tres días que pretendían.
Continuará…
Luis Ratia dice:
Tras el 10-N la derechona en este país tiene algunos problemillas:
– No suman para gobernar ni añadiéndose los votos de Eurovisión
– Un PP que apenas ha llegado a tener el 50% de la presencia política que tenía
– Un Vox, bien nutrido de peperos, que es desde ya la mosca cojonera que zumbará día y noche en la oreja de Casado.
– De Ciudadanos no digo nada porque me entra la risa.
En resumen, una derecha más fraccionada que nunca y con el fardo a cuestas de un extrema derecha crecida, engordada y con muchas ganas de guerra.
A la izquierda tampoco hay un campo de rosas pero, en resumen, la situación sería:
– UN PSOE estancado pero con 1.750.000 votos más que el PP
– Un Podemos al que todo el mundo daba por muertos pero que ha superado los tres millones de votos
– Una ERC que no ve el momento de despegarse de JxCat y tantear vias de salida al evidente fracaso del «Pruses» (Con la derechona, es decir, JxCat y la CUP no hay nada que hacer)
– Un PNV al parecer dispuesto a apoyar a cambio de 4 ó 5 transferencias para salvar la cara. (con Bildu tampoco hay nada que hacer).
– Una «melée» de siglas políticamente irrelevantes que no tienen otra alternativa que alejarse de Vox lo más posible.y presentar en sus feudos algún botín de guerra aunque sea mínimo.
En resumen una izquierda también fraccionada pero con una cabeza de puente que puede ser muy sólida si las cosas transcurren por donde aparentan al dia de hoy y que puede sumar para gobernar aun al precio de tener que lidiar con las huestes Esquerrorepublicanistas.
No hay otra: o gobierno de izquierdas o barbarie y caos. Nada fácil. los bombardeos a esta opción están ya llegando en 360º. Inestable como un puñal de punta sobre una pelota. Pero, insisto…, ¡no hay otra!