Masiva y sin incidencias, así fue la marcha de 30.000 personas por las calles de Málaga. Con infinidad de jóvenes y junto a decenas de colectivos, la manifestación liderada por el lema “Con este alquiler, no tenemos para comer” y firmada por Málaga para Vivir fue recogiendo muestras de apoyo a su paso. Un recorrido con caceroladas desde los balcones y el reconocimiento de los propios turistas que visitaban el centro de la ciudad. Una suma de voces que coincide: “la gente no puede acceder a una casa”.
El precio del alquiler y el penoso horizonte para la juventud, aunque muchos mayores y entre ellos jubilados subían la edad media de los asistentes, protagonizaban los cánticos y pancartas de todo tipo. También en la diana de muchas voces, otro gran punto común: la influencia del turismo en el que juegan un papel abusivo las multinacionales y grandes franquicias de alquiler vacacional. Muchos gritos ya escuchados en la manifestación de junio: “De esta nuestra Málaga no nos echarán”.
Aquí no hay quien viva
Aplausos, gritos, cánticos y un buen equipo de altavoces con decenas de miles de gargantas rugieron por las calles de Málaga. Al final, la Plaza de la Constitución se quedó pequeña para la lectura del manifiesto unitario de Málaga para Vivir: “Volvemos a las calles de Málaga porque es una ciudad donde no se puede habitar. Las condiciones actuales nos cuestan la vida. Se ha construido una ciudad en contra de la equidad. (…) Si nos echan de los barrios, paramos la ciudad. Cada vez hay más alquileres impagables, más precariedad, una situación límite y de emergencia. Solo se sale con organización vecinal.”
Este nuevo éxito de movilización lo han impulsado encuentros y reuniones, más intensos aún en las últimas semanas, entre colectivos y asociaciones de diferentes barrios de la ciudad, desde la plataforma Málaga para Vivir. Desde hace meses, el ‘movimiento por la vivienda’ ha adquirido una enorme fuerza y capacidad de movilización, convirtiéndose por derecho propio en una de las principales puntas de lanza del viento de luchas populares.
Sevilla también: nos sobran los motivos
Casi simultáneamente, más de 5.000 personas se manifestaban en Sevilla por el mismo motivo. La pancarta de la cabecera lo dejaba claro: «La vivienda es un derecho, no un negocio. Sevilla para vivir». El centro de Sevilla se llenó para protestar contra la especulación y la saturación de pisos turísticos. Los mensajes a favor de la vida de barrio y el derecho a la vivienda llenaron las calles de un tono pacífico, festivo y muy reivindicativo. La reivindicación afloró llena de creatividad: «El barrio, como la tierra, para el que lo trabaje», “La patria son tus vecinas”, «Menos candados, más macetas”, o «Las casas son para vivir, no para hacer Airbnb».
Más de un centenar de entidades se han adherido al movimiento. Desde asociaciones vecinales, a las Ampas, junto a diversos colectivos y plataformas que acudieron con su repertorio y protestas. En la manifestación se hicieron visibles muchas de sus pancartas, del Movimiento por la Vivienda de Sevilla, Barrios Hartos, la PAH, la asociación de vecinos Andalucía de la barriada San Diego, los partidos Adelante Andalucía y Podemos, la Asociación Pro-Derechos Humanos, Sevilla se Muere, la Plataforma Frente Amplio de Andalucía… El recorrido desde la explanada cercana al Palacio de San Telmo concluyó en las Setas de la Encarnación, dejando un reguero de cánticos y cientos de mensajes de protesta. Fiel reflejo del rechazo popular a que la vivienda se haya transformado en uno de los principales mecanismos de saqueo contra el 90% de la población.
¿Todos contra todos?
El acceso a la vivienda se ha convertido en una cuestión estructural que afecta a amplios sectores de la población, todas las generaciones y cada región del país. Y los causantes no son los caseros ni el rentismo: los grandes propietarios acaparan el 37% de las viviendas de alquiler en Cataluña, en Madrid concentran el 24% del total de viviendas para alquiler o venta… Grandes fondos de inversión -principalmente norteamericanos- y los bancos controlan el mercado e imponen la subida de precios.
Hoy hace falta…
Hay que tomar medidas urgentes. Lo primero, limitar el precio del alquiler de acuerdo a la renta. Segundo, para que los jóvenes puedan adquirir vivienda promover créditos a bajo interés a los menores de 35 años para que compren vivienda y ayudas al alquiler. A la vez que se toman medidas inmediatas, es imprescindible crear un parque público de vivienda: sólo así se regularán los precios de forma estable.
Es necesario “expulsar” a los grandes monopolios y fondos extranjeros del mercado. Hace falta una ley que impida la monopolización de viviendas y suelo por parte del capital extranjero, como ha hecho Canadá prohibiendo la compra de vivienda o suelo a los extranjeros si no es para residir. Dificultar a los grandes capitales especular con el precio: reformar la ley del alquiler para proteger al inquilino, alargar la renovación del contrato a diez años y en el caso de los mayores de 65 años haciéndolo indefinido, como en Portugal. La vivienda no es un producto de lujo, es un bien de primera necesidad.