Protestas en Galicia por la caí­da del precio de la leche

Mala leche

Hací­a mucho tiempo, tal vez desde las protestas contra el inicio de la PAC (Polí­tica Agraria Común) que no habí­a una movilización tan amplia de los ganaderos gallegos. El viernes simultáneamente en las cuatro provincias de Galicia miles de ganaderos protestaron ante el inminente cierre de 13 mil granjas más si no se toman medidas urgentes.

Días antes de la rotesta, Leche Pascual anunció un expediente de regulación de empleo que afectará a sus 155 trabajadores de la fábrica de Lugo y 70 de Aranda de Duero. Otras firmas lácteas están en igual situación, ya que, llegados a este punto, la leche en cartón sólo es negocio para las distribuidoras alimentarias y la crisis ha hecho que las las marcas blancas coopten casi la mitad del mercado. Pero el problema no está en que cada vez valga menos la leche a los consumidores o que las marcas blancas desplacen a las demás, el verdadero problema está en el margen de beneficios de los hipermercados. A los consumidores nos cobran hasta un 300% más de lo que pagan a los ganaderos españoles. Para mantener imponer estos agiotistas precios contra las fincas españolas, las multinacionales de la alimentación importan de manera ilegal leche de Francia y otros países. En su último informe, el Tribunal de Defensa de la Competencia del País Vasco, sostiene que las cadenas “se convierten en productores y distribuidores al mismo tiempo para decidir qué y cómo venden”. Los dueños de las explotaciones están atrapados en un mercado altamente monopolizado, deben vender incluso por debajo del coste. Deben aceptar el precio que les den los hipermercados porque, por otra parte, la banca exige el pago mensual que las granjas han realizado para adaptarse al sistema de cuotas de la UE. ¿Cuándo una ley de precios que regule la voracidad de las multinacionales de la alimentación dispuestas a arruinar nuestro campo por sacra más y más beneficios? El gobierno es responsable y cómplice de la ruina de nuestros ganaderos y de la destrucción de más empleos. Empleos que se podrían salvar sólo poniendo freno a la auténtica mafia de precios que imponen las multinacionales alimentarias que afecta a la práctica totalidad de los alimentos.

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