50º aniversario del asesinato de Kennedy

¿Magnicidio o golpe de Estado en Washington?

El ciudadano corriente norteamericano sabe que el asesinato de Kennedy fue un golpe de Estado, orquestado por las altas esferas del poder. Pero cuando lo denunciamos, los grandes medios de comunicación «en propiedad de los grandes bancos y monopolios que se beneficiaron del crimen- nos dicen que caemos en «delirios conspirativos». Fue un presidente norteamericano asesinado, Abraham Lincoln, quien dijo que «se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo».

Cuando Kennedy llegó a la Casa Blanca, se convirtió en la encarnación de un nuevo dinamismo norteamericano. Asentado además en un amplio respaldo popular.Pero Kennedy se granjeó muy pronto enemigos demasiado poderosos. El móvil del crimen«El 59% de los estadounidenses creen que el asesinato de Kennedy fue obra de una conspiración» En su discurso de despedida de la presidencia, el 17 de enero de 1961, el presidente Eisenhower declaró: «En los consejos de gobierno, tenemos que tener cuidado con la adquisición de una influencia ilegítima, deseada o no, por parte del complejo militar-industrial. Existe el riesgo de un desastroso desarrollo de un poder usurpado y [ese riesgo] se mantendrá. No debemos permitir nunca que el peso de esta conjunción ponga en peligro nuestras libertades o los procesos democráticos».La política de Kennedy entró en colisión, cada vez más violenta, con los intereses de ese complejo militar-industrial, transformado en corazón de la burguesía y el Estado norteamericano.Kennedy recibió ya preparado un plan de ataque contra Cuba. Y lo aprobó reticente. Se trataba de invadir la isla por Playa Girón con una fuerza mercenaria que se entrenaba en Honduras. El proyecto se llevó a cabo y terminó en un estrepitoso fracaso. Entonces, Kennedy encomendó a sus asesores la posibilidad de cambiar de posición y estudiar la alternativa de abandonar la agresividad anticubana e intentar un acercamiento.Tras el fiasco, Kennedy desmanteló la antigua estructura de la CIA responsable de la catástrofe, entre ellos a su director, el “todopoderoso” Allen Dulles, fundador de la CIA.«Hoy nadie puede negar que la burguesía y el Estado norteamericano fueron los cerebros y ejecutores del asesinato de Kennedy» Pero no era en Washington, sino en Vietnam, donde EEUU jugaba la partida principal. Allí es donde podía contener el avance de la revolución y del expansionismo soviético. Y donde Kennedy “firmó su sentencia de muerte”.El Secretario de Defensa de Kennedy y Johnson, Robert McNamara, afirmó que Kennedy estaba considerando seriamente retirar a las fuerzas estadounidenses de Vietnam después de su reelección en 1964.En la película «The Fog of War», no solo McNamara dice esto, sino que se presenta una grabación de Lyndon Johnson en la cual confirma que Kennedy planeaba retirar a las fuerzas estadounidenses de Vietnam, una posición desaprobada por el Vicepresidente.Otra evidencia es el memorándum de Kennedy llamado «National Security Action Memorandum» (NSAM #263 del 11 de octubre de 1963) en el que Kennedy daba la orden de retirar a 1.000 militares y personal militar para finales de 1963.Después del asesinato de Kennedy, el nuevo Presidente, Lyndon B. Johnson, anuló inmediatamente la orden de Kennedy.La negra realidad de la “democracia norteamericana”Hoy nadie puede negar que la burguesía y el Estado norteamericano fueron los cerebros y ejecutores del asesinato de Kennedy.Incluso Hollywood, en “JFF” de Oliver Stone, que mereció varios oscars, lo ha pregonado.Las evidencias de la implicación de la CIA o el FBI en el magnicidio son abrumadoras. Y nadie cree la ”versión oficial” pergeñada por la Comision Warren, que manipuló todas las pruebas para inculpar en exclusiva a Lee Harvey Oswald –cuyas estrechas relaciones con la CIA han salido a la luz- y exculpar al Estado norteamericano.Cualquier hipótesis que señale al Estado norteamericano del asesinato de Kennedy ha sido descalificada como “teorías conspiranoicas”.¿Pero quién tiene el poder para asesinar a un presidente norteamericano… sino quien está por encima de él?La burguesía norteamericana está acostumbrada a promover golpes de Estado en cualquier país del mundo para salvaguardar sus intereses.Y también lo hacen en EEUU. La democracia termina donde comienzan los intereses fundamentales de la burguesía norteamericana. Para defenderlos frente a la opinión de la población pueden llegar a asesinar al propio presidente norteamericano.

Los otros golpes de Estado en WashingtonEl asesinato de Lincoln

El15 de abril de 1.865, Abraham Lincoln, presidente norteamericano, fue asesinado a manos de John Wilkes Booth, simpatizante del Sur. Lincoln había liderado la Guerra Civil, otorgando la victoria al Norte industrial contra el Sur esclavista.

Pero Lincoln era demasiado progresista e independiente para la nueva burguesía norteamericana.

No solo era un demócrata radical, sino que simpatizaba con Karl Marx, y en sus discursos atacaba los privilegios del capital y defendía los derechos de los trabajadores.

Quien había podía dirigir la guerra, no podía de ninguna manera liderar la paz que deseaba la gran burguesía naciente en EEUU, deseosa de que el nuevo orden multiplicara la explotación sobre los obreros. Un “oportuno” magnicidio contribuyó a disipar todas las dudas.

La muerte política de Nixon

Dos periodistas del Washington Post -Carl Bernstein y Bob Woodward- destaparon el “escándalo Watergate”, la red de escuchas ilegales a la oposición que obligó a dimitir al presidente Richard Nixon. Su “periodismo de investigación” se basaba en las informaciones de una fuente anónima, llamada “Garganta Profunda”, en honor de una de las películas porno más afamadas de la época.

Ahora sabemos que “Garganta Profunda” era el seudónimo de William Mark Felt número dos del FBI en la época.Nixon se convirtió en un obstáculo para el complejo militar industrial cuando proyecto dar conclusión a la guerra de Vietnam y ejecutó el deshielo de las relaciones con la China comunista.

Bush o el golpe electoralPara asegurar la victoria de George Bush, el Pentágono y el complejo militar industrial no dudaron en dar un auténtico “golpe electoral”, arrebatando el triunfo a Al Gore, que dejó la democracia norteamericana a una altura tercermundista.

Bush estaba llamado a ejecutar el proyecto de expansión imperial que se hizo realidad tras el 11-S. Y se manipularon los votos para encumbrarlo a la Casa Blanca.

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