Elecciones en Macedonia

Macedonia el extraño caso del paí­s sin nombre

Los comicios presidenciales y locales se celebraron ayer en Macedonia dentro de los estándares democráticos exigidos por Bruselas para seguir con las negociaciones de adhesión a la UE.

Macedonia, un aí­s balcánico con apenas dieciocho años de independencia, acudió ayer a las urnas con la vista y el pensamiento puestos en la Unión Europea. Los comicios presidenciales eran además un test para vislumbrar sus posibilidades de acercamiento a los Veintisiete paí­ses comunitarios.Los comicios presidenciales y locales se celebraron ayer en Macedonia dentro de los estándares democráticos exigidos por Bruselas para seguir con las negociaciones de adhesión a la UE. La participación fue superior al 40% del censo (49,73%), lí­mite que la ley electoral macedonia establece para la validez de la votación.Después de los graves incidentes e irregularidades registrados en las parlamentarias del año pasado, la votación de ayer transcurrió con calma. El candidato del gobierno, Georgi Ivanov ganó la votación, pero deberá disputar una segunda vuelta.Con un 15 por ciento escrutado, Ivanov obtení­a el 38 por ciento de los votos, pero al no alcanzar la mayorí­a absoluta deberá enfrentarse el 5 de abril ante el segundo candidato más votado, el socialdemócrata Ljubomir Frckovski.El aspirante de la gobernante y conservadora Organización Revolucionaria Macedonia del Interior (Vmro-Dpmne), Gjorge Ivanov, es considerado favorito en estas elecciones. Sus rivales principales son el socialdemócrata Ljubomir Frckovski, y el albanés Imer Selmani, moderado lí­der de la pequeña Nueva Democracia, y ambos tienen posibilidades iguales para competir con Ivanov en la segunda vuelta electoral, que se celebrarí­a si ningún candidato obtiene hoy la mayorí­a absoluta de los votos.Desde el final de la guerra. La OTAN que estableció un protectorado de la ONU en Kosovo y la Unión Europea (UE) tiende a combinar o incluso a sustituir un enfoque regional de los «Balcanes del Oeste» por el tratamiento caso por caso de los paí­ses surgidos de la disgregación de la antigua federación yugoslavaEste planteamiento expresa el temor a los efectos dominó producidos por decisiones particulares, por ejemplo, el efecto de una posible independencia de Kosovo sobre Macedonia (llamada provisionalmente por la ONU «FYROM», Former Yugoslav Republic of Macedonia, a consecuencia de las protestas de Grecia por el uso del nombre Macedonia) o sobre Bosnia-Hercegovina y la voluntad de contrarrestar esos riesgos por una integración euroatlántica. Pero ésta corre el riesgo de seguir siendo puramente «militar».Para la ONU, no existe tal paí­s. Desde el punto de vista de la organización internacional, Skopje es la capital de la «Antigua República Yugoslava de Macedonia», Estado al que se suele reconocer oficialmente por sus siglas, que en español son ARYM y en inglés FYROM. La OTAN (salvo EEUU) y la Unión Europea también aceptan esta extraña denominación, establecida por la ONU como medida contemporizadora y adoptada por la mayorí­a de las organizaciones internacionales.Para Grecia, Macedonia era una entidad artificial creada por Yugoslavia para aspirar a la integración del puerto de Salónica y tener una salida al mar Egeo. Pero los problemas no quedaban aquí­, el 12 de enero de 1992, la minorí­a albanesa de Macedonia votó en favor de la creación de su propio estado independiente. La República Independiente de Ilí­rida. Que serí­a apoyada por el 25 % de la población del paí­s de etnia albanesa, quienes de manera similar a lo pasado en Kosovo, buscarí­a un proceso de acercamiento al nuevo estado y a Albania.Para evitar problemas con la minorí­a albanesa el nuevo gobierno pidió a la OTAN que estacionara tropas en la frontera con Yugoslavia. Al comenzar los bombardeos contra Yugoslavia, en marzo de 1999 miles de kosovares de origen albanés se refugiaron en Macedonia.Precisamente su contencioso sin resolver con Grecia -paí­s que forma parte de la UE- es uno de los mayores problemas a la hora de incrementar sus negociaciones de adhesión. Porque aunque Macedonia obtuvo en diciembre de 2005 el status de candidato oficial tras haberlo solicitado formalmente en enero de 2004, su enfrentamiento con Atenas le impide avanzar en el diálogo con Bruselas.El paí­s, de 2,1 millones de habitantes, consiguió la independencia en 1991, evitando el derramamiento de sangre que se produjo en otros paí­ses de la antigua Yugoslavia como Croacia y Bosnia. Los albaneses suponen alrededor de una cuarta parte de la población, mayoritariamente de origen eslavo.Desde que logró la independencia, Macedonia se ha esforzado por mejorar su economí­a, pero ha atraí­do escasa inversión extranjera, debido entre otras cosas a la corrupción. Además, la tasa de desempleo se sitúa en el 36,2 por ciento y los ingresos medios per capita son de 250 euros.La independencia de Kosovo ha impulsado a los albaneses de Macedonia, un 25 por ciento de la población total, a reclamar más derechos, como el mayor uso de su idioma en la vida pública o legalizar la utilización de la bandera nacional albanesa.Rusia, por su parte, ha advertido del «efecto domino» de reivindicaciones territoriales de minorí­as étnicas en la región como consecuencia de la proclamación de independencia de Kosovo, rechazada con vehemencia por Serbia.

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